Exposición de arte contemporáneo en Bordes

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La Galería de la Fundación Bordes presenta «Dulce Levedad», una exposición retrospectiva de la artista Ave (Annie Vásquez) hasta mediados de agosto. Descubre cómo los «vestiditos» transforman lo utilitario en símbolos de lo femenino, la infancia y la inocencia prístina, explorando una de las etapas más significativas de su arte contemporáneo.

Ave y la “Dulce Levedad”
Retrospectiva segunda

Hasta mediados de agosto se mantendrá en la Galería de la fundación Bordes la exposición de arte visual Dulce Levedad, abierta al público en el horario de jueves a sábados desde las tres de la tarde.

Esta muestra retrospectiva constituye una oportunidad para revisar una de las primeras etapas de la producción artística de Ave (Annie Vásquez), conformada por obras realizadas a finales de los 90 y a principios de este siglo.
Si bien Ave, a lo largo de su dilatada trayectoria, ha explorado varias temáticas entre las cuales la de las “ovejas” y la de las “esculturas de aserrín” sean quizás las más conocidas; una referida al tema de la clonación y la genética, mientras la otra referiere a la tala y destrucción de los bosques, respectivamente (aunque también las haya usado para abordar otras problemáticas), la serie que presentamos aquí es la de “los vestiditos”, la cual es muy importante en su discurso porque aborda lo femenino, la infancia y lo prístino de la existencia, esos estadios sutiles cercanos a la inocencia que suelen ser tan frágiles y que ahora atrapados por la vorágine moderna se van perdiendo cada vez más con mayor celeridad en el continuum generacional.

El vestido en este caso es usado como materia plástica y es despojado de su funcionalidad, dejando de ser un objeto utilitario para convertirse en un objeto simbólico, uno que se transforma de manera lúdica en un columpio, un ángel, un globo aerostático, una jirafa…
Los vestidos infantiles que utiliza Ave suelen tener dos orígenes: unos diseñados por ella y confeccionados como obras de arte, tal es el caso de la serie titulada “Pon” (simplificación fonética de punk), y otros fueron sacados de su propio ajuar, los que ella y sus hermanas o familiares usaron siendo niñas, en algún momento trabajó con vestidos de primera comunión, con lo cual abordó el tema de los rituales de paso; en tal sentido, estas obras poseen un cariz autobiográfico.
La propuesta se configura en lo bidimensional con las pinturas-ensamblaje (los vestidos son ensamblados sobre lienzos pintados) y en lo tridimensional con los vestidos-objeto entendidos como esculturas blandas.


Es este un arte contemporáneo que hace un recorrido desde lo íntimo-personal hasta el mundo primordial de la infancia-universal. Estamos ante evocaciones poéticas, sublimes y contestatarias de ese infante que en muchos sigue latiendo y en otros solo parece nostalgia.

Osvaldo Barreto
San Cristóbal, 2025

Fotografías de Igor Castillo

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