Por América Martínez
No sé hacia dónde se vuelca tu rumorosa voz, música de sangre y río que ya no escucho. En cuál barranca se desnuda y rueda, cuesta abajo. ¿Será un ensayo sincopado del aliento? Tal vez deja la forma del murmullo para trocar en clamor, en grito almado. O la arrojas al aire y regresa cansada tras jugar con espejos sonoros: ecos. Tu cadenciosa voz que me arrullaba enmudeció hace tiempo. Cargó mi cuerpo de silencios. Dejó en herencia esta ilusión de sordera.