#RutasConHistorias: Palmira, el sitio de los Guásimos

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  Por Yoser Linares @yoserlg2 Pueblo pequeño de seis aldeas con varias vías de acceso, lugar de artesanos con notable reputación, y hogar de varias instituciones religiosas. Así, en una pequeña meseta mayor a los 1.000 m.s.n.m., se encuentra San Agatón de Guásimos, hoy Palmira. Este lugar se caracteriza por mantener, en ocasiones, orden en sus calles y constante tránsito, pues forma parte del área metropolitana de San Cristóbal a pesar de sus 11 Km de distancia. Palmira capital del municipio Guásimos tiende a ser frecuentada por fechas decembrinas, o solo para comprar plantas en los viveros, objetos en tiendas

  Por Yoser Linares @yoserlg2

Pueblo pequeño de seis aldeas con varias vías de acceso, lugar de artesanos con notable reputación, y hogar de varias instituciones religiosas. Así, en una pequeña meseta mayor a los 1.000 m.s.n.m., se encuentra San Agatón de Guásimos, hoy Palmira. Este lugar se caracteriza por mantener, en ocasiones, orden en sus calles y constante tránsito, pues forma parte del área metropolitana de San Cristóbal a pesar de sus 11 Km de distancia. Palmira capital del municipio Guásimos tiende a ser frecuentada por fechas decembrinas, o solo para comprar plantas en los viveros, objetos en tiendas artesanales, y cualquier otra tarea en su casco central. Tal vez, no hay más nada por hacer ¡comentarán algunos!, pero no es así, pues en este espacio de montañas andinas se consiguen varias alternativas para el descanso y la recreación.

Para empezar, quien parte de la capital tachirense debe tomar vía a la autopista San Cristóbal – La Fría; luego, un poco más allá al pasar la panadería El Viajero se encuentra la entrada hacia el municipio. Algunos adornos dan la bienvenida aunque pocas veces son reconocidos. Empiezan las curvas pendientes, el municipio Guásimos está delimitado por la quebrada la Peralta y la quebrada Catarnica.

A medida que se avanza Táriba, San Cristóbal y otros lugares se divisan; quizás, así lo vio Fernando Saavedracuando el 15 de junio de 1627 decidió la fundación del pueblo… Luego de un leve ascenso con pocas casas, lo que parece una gran muralla indica la entrada al Hotel Guasimos Suites. Más arriba, se encuentra la pequeña estación de servicio «Patiecitos» indicando el nombre del sector.

En el lugar se entrecruzan varias calles con destino a otros sectores del municipio Cárdenas. Se observan diferentes comercios donde destacan los de -comida rápida- así como el supermercado El gran panal de la abeja. También, se encuentra la capilla conocida como Iglesia de Patiecitos remodelada en varias ocasiones con diferentes materiales. Ahora, sin salirse de la carretera principal se encuentra otra gasolinera, y cerca de ella laCasa de Retiros «El Sembrador» fundada el 25 de noviembre de 1992. Esta casa inició sus actividades con dos religiosas: la madre Ana María y la hermana Deyanira Aristazábal. Desde entonces, el sembrador ha sido lugar de “convivencias, encuentros conyugales, asambleas, y talleres de formación”.

Continuando el recorrido, se consigue una pequeña intersección. Allí, una calle en cuesta atraviesa la carretera, la cual puede ser un atajo de regreso. Al mismo tiempo, se encuentra el humilde vivero de Patiecitos, la cancha techada «Luis Horacio Moreno», y una casa con ladrillos de construcción peculiar. Sigue la vía hasta llegar a la calle 1 del pueblo, nuevamente otros locales comerciales como la licorería «El refugio del oso». Mientras, en la esquina de la panadería de Guásimos se puede tomar desvío al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) con dirección a Toiquito. Cerca de la zona, en Colinas de Toico, permanecen las instalaciones del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino construido a partir del 16 de mayo de 1959. Cabe destacar que este templo religioso tuvo varias sedes, y fue fundado por el primer obispo Monseñor Tomás Antonio San Miguel el 2 de febrero de 1925.

Retomando la calle 1, en la esquina de otra estación de servicio, se puede cruzar a la derecha para al fin conocer el pueblo santo de Venezuela. Tradicionalmente se ubica la plaza bolívar, pues El Libertador visitó el espacio en 1813. Así fue remodelada en 1846, y reinaugurada el 10 de enero de 1945; en ella se destacan escalinatas en varios niveles, objetos artesanales entre ellos la escultura de una tortuga, y una fuente de piedras. Algunos árboles del género guazuma ulmifolia recuerdan el origen del nombre del municipio. De manera que, Guásimos no es topónimo indígena. Según Evelio Varela, cronista oficial del municipio (2016), el árbol era usado por los aborígenes y -los abuelos de antes- en la medicina tradicional; por ejemplo, el guásimo se utilizaba para ayudar en el parto de las vacas, las cuales también se alimentan de las hojas de este mismo árbol. También, la petiveria alliacea se ha usado para preparar té de anamú, usado según para combatir el cáncer.

Alrededor de la plaza Bolívar, se encuentran establecimientos importantes para el comercio e incluso para la memoria histórica como la casa de la familia Moros González o la antigua casa parroquial, hoy «Colegio Padre Farias» fundado el 28 de agosto de 1948. Por otra parte, en el pequeño boulevard de la carrera 4 se erige la Iglesia San Agatón con su arquitectura neogótica. En este templo se homenajea a San Isidro Labrador en el mes de mayo. Para seguir conociendo Palmira, se debe terminar la carrera 3 para luego avanzar por toda la calle 4. Una pequeña plaza divisoria conserva la escultura pedestre realizada por Freddy Aguilar del Capitán Luis Sosa Lovera en 1987. Este jefe español es considerado como el verdadero fundador del municipio, llamado antes Sabaneta de los Guásimos, pues por órdenes de Diego Carrasquilla Maldonado, Sosa intervinó en la población indígena que se encontraba distribuida en diferentes zonas, el 5 de junio de 1642.

Desde la plazoleta Luis Sosa Lovera, se tienen dos opciones: a la derecha, se encuentra la vía al camposanto municipal desde antes de 1900. En el cementerio de Palmira, queda poco espacio para nuevos entierros pues la tumba más vieja data de 1898. “Uno de los sepulcros es conocido como Carnero Mayor, que según la inscripción data de 1942; y el otro que data de 1924, y corresponde a la familia Porras” (IPC, 2007, p. 160). Al continuar por el cementerio, se puede encontrar cerca el Seminario Agustino Recoleto «Nuestra Señora del Buen Consejo» puesto en funcionamiento desde 1939. Ir más allá de la vía tendrá como destino la (1) aldea La Victoria, y otras localidades pertenecientes a El Torbes: Curazao, El Diamante, El Hiranzo, Santa Eduviges.

De nuevo en la plazoleta se puede finalizar por completo la calle 4 para encontrar el Seminario Pasionista «Madre de la Santa Esperanza»; sin embargo, la mejor opción es buscar cruzar a la derecha por la escuela Monseñor Tomás Antonio San Miguel. A partir de ahí algunas bodegas pequeñas hasta el Liceo Monseñor Antonio Ignacio Camargo (MAICA). Más adelante, las construcciones de casas modernas van quedando atrás. El color verde predomina en el recorrido, sonidos naturales se escuchan, y varias opciones para lo recreativo van apareciendo.

Algunos avisos guían al Manantial Casa Club, “ya no hay excusa para quedarse en casa” pues con piscina, sauna, y salón de fiesta se puede disfrutar en este establecimiento ubicado por la calle Los Naranjos. Como otra opción, retornando a la vía principal, una entrada a mano derecha lleva a la (2) aldea La Laguna. Cerca de la cruz de la misión se encuentra la Posada La Laguna con modesta piscina y restaurante. Pero eso no es todo, pues si no es nada acogedor el lugar, al salir de la aldea se puede seguir el ascenso hacia la montaña. Como referencia la Escuela Bolivariana La Laguna, en la carretera principal; o la casa grande de corredor, propiedad de Mario Chacón.

Puede ser común encontrarse con personas arreando ganado así como ciclistas entrenando. Desde La Laguna se puede ir a la (3) aldea Belén, donde quizás sea el lugar más rural y menos frecuentado. Allí se conservan algunas construcciones mezcla de barro, madera, y caña brava. En esta aldea se han tratado de conservar actividades agrícolas que se realizaban en todo el municipio, pero debido al crecimiento acelerado, se cedieron terrenos para la construcción de viviendas. Muy pocas familias se dedican a rubros como el café, tabaco, plátano, papa y apio. Por otra parte, quizás, aún se elabora queso.

El acceso por estas zonas pueden servir a los amantes del senderismo pues el Cerro La Loma o el Cerro La Mantellina son consideradas opciones de trekking. Estas rutas eran utilizadas antiguamente en tiempos de conquista, como la Fila de Los Letreros, y conducen a excelentes miradores naturales. Además debe recordarse; por ejemplo, en la Mantellina, conocida también como Cerro Gallinero se encuentran varias antenas para trasmisión de señales. Evelio Valera, comentó que el nombre de Mantellina provino de una antigua finca allí asentada con el mismo nombre, la cual era propiedad de la familia Vivas. Por otra parte, se dice que el nombre surgió por su forma a las mantillas usadas por las mujeres en la época colonial. De ambas versiones, lo que debe recordarse es que es un lugar natural para ser protegido de los problemas ambientales. Por ejemplo, evitar la contaminación del agua. Aunque no se crea, en todo el municipio existen diferentes ríos, quebradas, y riachuelos como La Esmeraldina, Curazao, San Agatón, Belén, entre otros.

Regresando al pavimento principal, en ocasiones los días pueden ser soleados; sin embargo, la neblina ya es característica por la zona. Llamativo conjunto residencial es presenciado, y luego una bodega con posibilidades de jugar bolos. Al seguir, se encuentra quizás el mejor complejo turístico de la montaña guasimense, en el sector El Pedregal: Villa Chalet Hotel Resort C.A., un proyecto ideado por el ingeniero José A. Buitrago con el apoyo del Arquitecto Salomón Musulan. Estas instalaciones se encuentran afiliadas desde 1993 al Resort Condominio Internacional (RCI).

Al abandonar el complejo turístico, y continuando el recorrido se pueden observar el paisaje de Cordero y otros lugares aledaños. Una enorme roca suelen visitar algunos excursionistas, la cual posee enclavada una cruz colocada hace más de 50 años por misioneros. La (4) aldea Santa Filomena se consigue distante entre sus terrenos agrícolas y casas rurales. Cerca de la escuela del caserío se puede ir a los pozos de Palmira también conocidos como los pozos de Casa del Padre. Ahí, se consiguen formaciones rocosas impresionantes, y el nivel del agua en ocasiones es bajo tal vez porque se desvía su cauce para acueductos rurales; sin embargo, algunas operadoras turísticas como BJ Producciones promocionan la práctica de canyoning en la quebrada. En ocasiones, algunos lugareños motorizados visitan el lugar los fines de semana.

La capilla Santa Filomena es la principal para las actividades religiosas en la zona. Ya para finalizar el recorrido por la aldea, se puede decir que el último destino posible a visitar es el hito de Casa del Padre, lugar de –los cuatro límites- fundado por el presbítero Francisco de La Estrella. El frío es más constante; por lo que, algunas bebidas típicas para calentar el cuerpo se pueden conseguir a la venta.

Palmira, el pueblo santo de Venezuela

Al municipio Guásimos, aún le quedan aldeas por conocer; de manera que, nos trasladamos de regreso al templo San Agatón como punto de partida. Surge entonces un dato interesante, según Keiver Garcés, permanece el mito o leyenda acerca de que en la estatuilla ubicada en la segunda torre de la iglesia permanece una botella que contiene escritos sobre las personas que construyeron el templo, entre ellas el jefe de la familia Molina.

Ahora, tomando de nuevo la calle 1 de Palmira con sentido norte se puede visitar el vivero Agroparques. Luego al pasar el puente de La Gurapas se encuentra una pequeña muestra de la (5) aldea El Abejal con su Centro Artesanal. Parece ser que la cestería -herencia de los indígenas- es la principal actividad, dejando en segundo lugar la agricultura y cría de animales. José Savelio Romero, cronista oficial (2009), asegura que la cestería se ha fortalecido gracias a tres etapas:

“Primera etapa: nativos, fabricaban canastas grandes, cunas, moisés, portabebés, floreros, papeleras, sembradores y regaderas. Segunda etapa: en 1956-1957, aparece el Italo-Siciliano: Cósimo Guli Benuto, empezó el tejido de la caña brava, cerca de la caída del general Pérez Jiménez, luego el Señor Miguel Chacón, trajo una muestra de abanico, revisteros, copas, porta vasos, imitando esas muestras. Terecera etapa: aparece el Señor Manuel, de nacionalidad Portuguesa, trayendo la técnica del mimbre y el rattan”.

En el camino, algunas veredas a la izquierda conectan con la vía al Seminario Mercedario «San Pedro Nolasco». Continuando en una curva se ubica el Motel El Paraíso. Algunos locales comerciales permanecen a ambos lados de la vía, las panaderías y pequeños abastos son los más visibles. Otro dato de interés, por si llega a ver tráfico vehicular, se puede tomar una cuesta a la derecha, la cual es la vía al sector La Montaña, tal vez de allí bajaba el anciano Atilio. Ese camino conecta más adelante con el tramo principal; aunque, es recomendable tomarlo solo si es necesario. En el corredor turístico El Abejal se encuentra la pequeña plaza Los Artesanos, con la escultura de Adelina Ramírez de Castro tejiendo sentada una cesta con caña brava. Una placa señala el “sincero agradecimiento a la familia Labrador Useche por haber donado el terreno donde se erige este monumento, y a su escultor el artista Ciro Ontiveros”.

Al finalizar el corredor aparece Copa de Oro, una gran redoma, lugar de descanso para algunos conductores de viajes largos. Desde allí se puede retornar a San Cristóbal o seguir el recorrido. En caso de regresar, siguiendo las señales, se pasará cerca de la entrada de Caneyes; aunque para regresar más rápido, lo mejor es la autopista. Antes de llegar a ella, una parada se puede hacer en un conjunto de abastos con venta de comida: mazorcas asadas, bofe, huevos cocidos, empanadas, pasteles…, acompañados de su bebida. Desde ese punto se puede pasar directo a El Topón o Peribeca; además, la (6) aldea Toituna puede ser visitada. En la aldea está una casa antigua con más de 100 años y en sus colinas se mantienen algunos hornos artesanales utilizados según “para hornear pan casero integral, dulces, galletas y diferentes tipos de panes: pan andino, pan de queso, pan de mantequilla y pan de bocadillo”. Cerca de la iglesia de Toituna, con su Virgen de La Montaña, se conserva un viejo samán.

Ahora bien, en dirección de la autopista se podrán observar algunos asentamientos a la orilla: barrios aparecen y desaparecen. En ocasiones se aprecia todo el valle de San Cristóbal. En el canal contrario se ubica el cementerio La Consolación. Algunos restaurantes pueden estar abiertos como el Fogón de Toño, y opciones de hospedaje como el sencillo Hotel Paradise.

Ya al llegar al sector “estación de servicio de Caneyes”, es posible considerar el retorno a Palmira, o regresar a la ciudad de la cordialidad. Si la opción fue regresar, entonces se podría pasar por el Restaurant y Marisquería El Rey de Los Mares; por supuesto, todo dependerá del día y la hora. Ahora, si se ha decidido retornar, se pasará por una calle empinada perteneciente Caneyes, la cual conectará con la cruz de la Misión que se encuentra cerca de Copa de Oro. Dicha cruz es de importancia para las fiestas de Caneyes, donde sus habitantes también celebran en honor al patrono San José.

Estando de nuevo en la redoma, la dirección será la última del recorrido. De manera que tomando hacia el norte, se localizan otros locales: a la izquierda por una vereda está el Centro Ítalo Venezolano, continuando, a la derecha, hay un pequeño espacio para negocios. La vía sigue, venta de muebles, tejidos, cerámicas, dulces, cestas…, aparecen ya que la mayoría de habitantes aprovechan la ubicación de sus hogares para vender cualquier cosa.

Continuando, el Rancho de mis Abuelos parece ser el local más pintoresco, y siguiendo se encuentra la gasolinera de La Blanquita. Cerca, el caserío La Blanca de San Jacinto que conserva desde el 16 de julio de1967 el sencillo parque infantil Juancito Cuchara con sus juegos mecánicos y bancos de cemento. Para los aventureros, está el páramo La Selva. Más adelante, la fábrica de cemento (INVECEM) con su humo gris, y ya al finalizar el recorrido la neblina permanece visible la mayoría del tiempo indicando que se está en el punto más alto: Palo Grande, perteneciente a Lobatera; por lo que respecta de Guásimos se puede decir que es el fin del camino.

Visitar el municipio Guásimos puede coincidir al ir a otros lugares de interés turístico: Táriba, en sus ferias de La Consolación; Peribeca, los fines de semana; Casa del Padre, hito limítrofe con características de páramo; o como se mencionó Palo Grande, como parada de descanso. Así, el municipio termina siendo zona de paso frecuente o pueblo dormitorio. Para quienes disfrutan de los días piscina, se han comprobado diferentes opciones en clubs turísticos; mientras que para el ciclismo y las caminatas algunas rutas de montaña también están definidas. Queda claro entonces que Palmira, luego de la tradición en la cestería, y las instituciones religiosas también es sitio para el contacto con la naturaleza.

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