#RutasConHistorias: Las Delicias de Rafael Urdaneta

Publicación, Rutas con Historias

  Por Yoser Linares @yoserlg2 Ir a Delicias puede ser polémico; sin embargo, venezolanos y colombianos se han encargado de formar el pueblo, por lo que a pesar de las barreras naturales no puede hablarse de fronteras pues es evidente la diversidad cultural heredada por ambas naciones. Montañas selváticas en el sur occidente del país dentro de la formación El Tamá encierran todos los centros poblados del municipio Rafael Urdaneta. Conocer este municipio brinda la oportunidad de aprender sobre el concepto de agroturismo, y de la herencia de aborígenes ancestrales asentados en montañas colombo-venezolanas. Para entender por qué un territorio

  Por Yoser Linares @yoserlg2

Ir a Delicias puede ser polémico; sin embargo, venezolanos y colombianos se han encargado de formar el pueblo, por lo que a pesar de las barreras naturales no puede hablarse de fronteras pues es evidente la diversidad cultural heredada por ambas naciones. Montañas selváticas en el sur occidente del país dentro de la formación El Tamá encierran todos los centros poblados del municipio Rafael Urdaneta. Conocer este municipio brinda la oportunidad de aprender sobre el concepto de agroturismo, y de la herencia de aborígenes ancestrales asentados en montañas colombo-venezolanas.

Para entender por qué un territorio como Delicias enclavado en las montañas a casi una altitud aproximada entre los 1.480 y 1.500 m.s.n.m. pasó a ser un municipio del estado Táchira es necesario conocer un poco de historia, principalmente debido a las características físicas del lugar. Delicias sirvió como refugio para prófugos de la justicia, ya sea de aquellos que escapaban de un régimen o por haber cometido actos delictivos. Por supuesto, también se atribuyen razones de querer mejorar el estilo de vida y de aprovechar los recursos naturales como el quino o el café.

La frontera también es patria, Delicias centenaria 1983, Samuel Moreno.

A los siguientes nombres se le atribuyen como los primeros fundadores; sin embargo, se desconocen sus razones para llegar al lugar: [Sixto Peñaloza, Ceferino Villamizar, Eugenio y Clemente Granados, Martín Gutiérrez, Gregorio Barrera, Marcelino y Buenaventura Jaimes, hermanos Baldomero; y las familias Cáceres, Parada y Villamizar].

Se forma entonces el pequeño caserío con nombre de La Jabonera pero para el año de 1883 el lugar se convirtió en la capital del Territorio Federal Armisticio ideado en acuerdos por Antonio Guzmán Blanco y Leonardo Canal; de allí se empieza a conocer el poblado como Delicias. Más adelante en 1885, el pueblo dejó de ser capital; sin embargo, continuó con su crecimiento, y para 1995 gracias a Samuel Suárez se constituyó el municipio Rafael Urdaneta siendo Delicias de nuevo la capital, y conformada por 12 aldeas.

Entendiendo lo anterior ya puede iniciarse la ruta agroturística. Se puede tomar un café negro en Junín para luego tomar dirección a Bramón. El olor tostado de los granos de café da inicio a la carretera Rubio – Delicias, la cual anteriormente era conocida como Mata Mulas, llamada así porque ¡no había asfalto!, solamente senderos abiertos por el campesino en laderas inclinadas de la montaña con clima nublado de 17 °C. Así muchas bestias de carga cayeron en barrancos, mientras otras se perdían con sus arrieros. Con el paso de los años la carretera mejoró, ahora los arrieros son pocos frecuentes en la vía, y se observan más vehículos con su tanque full donde deben explicar hacia donde se dirigen en el punto de control fijo El Pabellón.

De la (1) aldea Salados puede hablarse, conformada por sus sectores: Perdices, El Pedregal, Los Almendros, Alto Grande, La Laguna y Primavera. En la mayoría de estas zonas rurales se ubican algunos trapiches manuales con el uso de animales y máquinas o viejos pilones para el procesamiento de café. Continúa la carretera junto al conjunto montañoso, a la (2) Aldea Alto viento se puede ir al salirse de la vía para conocer Alto Frío, Monte Verde, La Jabonosa, Llano Grande o El Helechal. En la mayoría de estos sectores se encuentran trapiches para el procesamiento de la caña de azúcar. Visitar alguna casa por la zona permitirá observar algunos elementos artesanales como baúles de madera, estanquillos, y escobas hechas con ramas.

Retomando la carretera aparece la (3) Aldea La Hondaconformada por la Lagunita, La Loma y Agua Negra. Al tomar acercamiento a la aldea aparece en una curva el mural «Ventana Agroturística» pintado por Sixto Vivas dando la bienvenida al municipio Rafael Urdaneta. Pueden observarse elementos que dan preámbulo de lo que espera encontrarse al llegar a Delicias: campesinos trabajando sus tierras, el bosque nublado del Tamá, y detalles sencillos de artesanía y arquitectura.

Más adelante se consigue la obra «El arriero» cerca de una pequeña cuesta de entrada a la montaña. La gran figura tridimensional realizada en hierro forjado por María Concepción Peralta en 1999 muestra a dos mulas transportadas por un campesino. Así se hace homenaje a los caminos reales como [El Hoyo, La Cortada, La Peña, El Bosque, Las Naves, La Roca y Mata Mulas] que permitieron transportar diferentes rubros, y otros objetos entre todas las comunidades cercanas con el fin de realizar trueques y poder permanecer dentro de las montañas.

Más arriba aparece el Punto de Control de Guardaparques «El Delirio», el cual puede brindar la información necesaria para aquellos excursionistas que deseen tomar sendero hacia picos y quebradas. Es de saberse que gran parte de este municipio se encuentra dentro del Parque Nacional El Tamá, lugar que resguarda fauna y flora endémica. El parque ha sido poco explorado en áreas limítrofes con la República de Colombia debido a comentarios sobre la permanencia oculta de la guerrilla.

Siguiendo en una de las zonas más alta de la aldea se encuentra el parador turístico brisas del Tamá, y a tan solo unos metros el Mirador Turístico La Peña conformado por la capilla de la Virgen del Carmen que fue construida con la ayuda económica de los choferes de Expresos Delicias pues esta virgen es la patrona de los conductores. En ocasiones para los 17 de julio de cada año se realizan algunas actividades como la caravana desde la capilla hasta el pueblo de Delicias.

Este mirador natural sin duda ofrece la mejor panorámica de la carretera pues sitios de interés se observan como el poblado colombiano de Ragonvalia. También, dentro de esta aldea se puede tomar el sendero al Pico de Vela a una altura de casi 2.825 metros. En lo más alto de sus montañas descienden algunos riachuelos, los cuales se convierten en la fuente de abastecimiento para algunos lugares. Además, desde la cima del pico se pueden divisar otros pueblos de montaña tanto del estado Táchira como del departamento Norte de Santander.

No solo excursionistas o aventureros van al pico por los cuentos de una laguna encantada pues sus habitantes también ascienden, ya que han alzado una cruz para la celebración de la Cruz de mayo. Más adelante en la vía se encuentra el parador turístico «La Gonzalera» con fachada en madera, y al abandonar La Honda comienza La Rochela sin ignorar la (4) aldea El Toronjal. En ella se encuentra la Capilla de Nuestra Señora de Fátima en donde habitantes de Alto de las Pavas, Puente Alianza, Santa Cruz, Los Jazmines, El Carrizal, y Los Naranjos visitan en su fecha de celebración.

Luego de pasar por una falla de borde, empieza el descenso y (5) la aldea El Centro aparece con sus sectores La Pajarita, La Quiracha, La Sabana, Monte Bello y La Parada. Algunas siembras de caña de azúcar se pueden conseguir. También, en esta aldea se celebra el Festival de música campesina de La Rochela desde 1989, siendo el encuentro más popular en todo el municipio. Diferentes músicos se reúnen para dar a conocer sus letras inspiradas en seres queridos, oficios del campo, historias de amor, y hasta leyendas de espantos.

De nuevo en la carretera, al margen derecho aparece casi escondida entre el bosque húmedo la figura en marmolina de un indígena. El indio mantiene una postura de defensa encima de un pedestal de piedra. Este lugar se conoce como el mirador turístico de la aldea El Centro, y la escultura hace homenaje al sitio arqueológico La Rochela localizado entre la Escuela Bolivariana El Centro y la finca de la familia Cáceres Villamizar.

Desde 1977 se supo de la existencia del cementerio indígena hasta 1978 en donde se realizaron excavaciones arqueológicas a cargo del Museo Antropológico del Táchira. Se hallaron varios huesos y algunos objetos rudimentarios de estilo tierroide. El lugar descubierto representa el origen del pueblo considerándose su inicio desde el periodo Neoindio caracterizado por un estilo de vida dependiente a la agricultura y caza.

Retomando la ruta, vegetación tupida continua, y de nuevo aparecen algunas casas, una de ellas propiedad de los primeros habitantes: la familia Carrillo. La (6) aldea Palma y Oso es la siguiente en poder conocerse, pronunciada en ocasiones como “Palmalloso”. Se dice que su nombre se debe cuando los campesinos en varias ocasiones vieron a “un oso trepado a un palma”. En esta aldea se consiguen sectores como La Triga, La Roca, Palmares, y La Capilla. También está el sector La Curva con su parador turístico El Oso donde resalta la estatua de 1,65 metros de un oso frontino indicando que en el lugar habitaba esta especie, y que lamentablemente algunos cazaron de forma discriminada pues el oso era considerado como una amenaza. Además, siempre existió el interés de probar su carne y exhibir o vender su piel. Por otros caminos reales retirados de la vía principal se encuentran los sectores La Floresta, y Mirabel con sus casas de fachada sencilla y nidos de palomos.

Las personas que viven en esta aldea de vez en cuando visitan la capilla del Perpetuo Socorro. Por otra parte, en Palma y Oso se trabaja con la fibra del fique; por lo que, algunas máquinas para su procesamiento allí se encuentran. Así con la obtención de la cabuya de fique se fabrican variedades de bolsos, para transportar mercancía; y algunos accesorios de vestimenta. Antes de irse de Palmalloso, no puede olvidarse preguntar por las fechas del festival de música campesina Roger Armando Acevedo.

Nuevamente cerca de la carretera se ubica luego la (7) aldea El Reposo con sus sectores Reposo Chiquito, La Capilla, La Ganadería, Miraflores, El Retiro y El Urumal. En este último sector, montaña arriba se ubica la ganadería Bella Vista, que por 1968 fue lugar de crianza para el ganado usado en las corridas de toros en diferentes regiones de Venezuela. Por esta zona se explotó el árbol de roble para producir velas en tiempos donde la electricidad aun no existía, tal vez de allí se cuenta sobre los hachoneros de “El Reposo”.

Cuando el color del trigo cubre las tierras aradas, en esta aldea se goza con la fiesta de la trilla pues sembrar, recolectar, y procesar el trigo requiere de ardua labor; de manera que, los agricultores al finalizar la cosecha deciden celebrar. La música llega entonces de bebidas típicas como el guarapo, sin abandonar la comida con un buen mute o asado de ovejo. En esta aldea también se encuentra la Capilla El Reposo, donde se venera la imagen de San Antonio de Padua encontrada en una pequeña piedra por el señor Laureano Contreras. Tanta fue la creencia que la forma fue pintada para resaltar al santo y se convirtió en el patrono del pequeño sector. Acerca de la (8) aldea Aguaditas, los campesinos siguen trabajando sus tierras en distintos caseríos como La Rinconada, La Vega, El Bosque, La Lejía, La Laguna El Conuco y La Fortuna.

Delicias, la Suiza de Los Andes venezolanos

Continuando con la ruta agroturística aparece al fin la capital del municipio, a más de 190 km de San Cristóbal y a 40 minutos de Rubio. Luego de pasar la alcabala del pueblo se ubica la plaza centenaria, conocida también como plaza Valencia. Desde 1983 permanece el pequeño lugar con áreas verdes con la finalidad de quien se acerque conozca dos cosas: los nombres de los primeros fundadores de Delicias escritos en una placa; y observar el busto de Samuel Filiberto Moreno Jaimes, ilustre deliciense nacido en 1933.

Continuando el descenso aparece la entrada principal mostrando que las casas conservan su tradición andina. Luego, sorprende con su arte neogótico la Iglesia de San José de Delicias pensada desde 1905. Este templo se construyó con materiales básicos dando un diseño arquitectónico muy sencillo. Más adelante para 1950 la estructura fue mejorando gracias a varios párrocos y feligreses. Al entrar y caminar por el piso de granito se observan los detalles religiosos:

La figura de más importancia luego del Nazareno es el Cristo de Delicias elaborada con mucho cuidado para ofrecer realismo visual. En 1925 o años siguientes, se dice que la escultura del Cristo crucificado fue traída desde la iglesia El Rosario de Cúcuta por Ramón Gómez. De manera que, según habitantes a esta imagen “El Libertador” juró sobre la creación de la Constitución de 1821. Cabe destacar, que el traslado de la imagen fue a través de caminos entre la montaña que comunicaban a los dos poblados; y para el 18 de agosto de 2001, bajo la autoridad del párroco Ramiro Rojas se elaboró una corona de plata para el Cristo gracias a la donación de monedas.

Cerca del templo parroquial se haya los murales de Delicias, pinturas realizadas en las paredes del viejo liceo Arnaldo Gabaldón. El inicio de la galería visual fue gracias al docente Eleuto Peñaloza. Varios murales se han donado como los del señor Armando Mantilla en 2016 así como las obras de Vivas: «Una calle de Delicias», «Bolívar en El Chimborazo» y «Paisaje andino»… La mayoría de las pinturas muestran la naturaleza del pueblo, algunas obras arquitectónicas, y los personajes populares como Manuel “Chichero” y Flaminio Parada por nombrar algunos.

Ahora justo al lado de la iglesia se ubica el Museo de Delicias «Ricardo Rojas Restrepo» donde se conserva una gran variedad de utensilios del hogar, objetos religiosos y herramientas de trabajo donadas por los habitantes de las diferentes aldeas. El nombre del museo rinde homenaje al señor Rojas, dentista y gran coleccionista de objetos, los cuales en su mayoría datan desde 1910. Como ejemplo, algunos objetos de los primeros habitantes de las tierras delicienses: chícara de totumo (recipiente), piedra de moler, piedra de amolar, cuchillos, tejo de piedra (budare), moya (vasijas), piedras para lavar ropa, entre otros.

Así con nombre de Museo Antropológico de Delicias se conservan los hallazgos encontrados en el yacimiento arqueológico El Centro, en La Rochela dirigidos por la arqueóloga Reina Durán. Acerca de colecciones, en Delicias se encuentra una serie de fósiles marinos encontrados por el señor Luis Orozco, lo cual indica probablemente que las montañas andinas por esta zona estuvieron en las profundidades del mar en tiempos del periodo triásico, en la era mesozoica.

Continuando con el espacio del pueblo, la Plaza Bolívar de Delicias permanece con detalles sencillos pero necesarios: bancas de hierro, para el descanso; tarima circular a un costado, para celebrar algunos actos; y jardinería, con palmeras, pinos, y otros árboles importantes como el nieto del samán de güere sembrado en 1996. Inicialmente el terreno del lugar fue donado por la señora Josefa Jaimes de Jaimes por 1906. Más adelante en 1937 se consideran algunas modificaciones introduciendo a la escultura pedestre de Bolívar.

Cerca se encuentra la casa de la cultura establecida desde 1997. La casa sirve de espacio para conocer todas las actividades realizadas a través de los años. Así empezó la creación de aquellos grupos relacionados a danza, pintura, teatro, y música con sus primeros docentes: [Roberth Luna, Sixto Vivas, Rosalba González, Gerson Torres y Tonny Ruda]. Dentro de sus instalaciones ha estado presente la radio comunitaria Delicias 99.1 FM, “la emisora amiga de la gente del tamá”.

También, en la casa permanece la obra de Juan Carlos Rojas: «Diablo rojo» que recuerda la tradición de los diablos y disfrazados de Delicias. Esta manifestación pintoresca iniciada por Belén Ruiz es llevada a cabo con fechas cercanas al 24 de diciembre. Gran parte de la comunidad ríe, corre y grita: “diablos, car´e tusa que tiene la mujer y no la usa, o Diablo cacorro” para ser perseguidos por las personas vestidas de diablos, ya sean rojos o negros. Mientras, hay quienes se disfrazan de animales, como oso o mono; tampoco se pueden olvidar a las coquetas: hombres vestidos como mujeres voluptuosas.

Dentro de este pequeño poblado pueden identificarse también otros sitios de interés como el Mercado Municipal de Delicias donde todos los domingos la mayoría de sus habitantes se reúnen. El Centro Cívico de Delicias inaugurado en 2001 que representa la construcción más moderna con algunos detalles de estilo neocolonial como el patio cafetalero. Esta edificación encargada por el arquitecto Omar Flores sirve como lugar de encuentro para los habitantes con los organismos municipales. Además, dentro de las instalaciones permanecen algunas esculturas representativas como el «caficultor en faena de secado» de Juan Carlos Flores.

En el Barrio Coromoto se ubica desde 1999 la plaza Rafael Urdaneta, en homenaje al prócer independentista que da origen al nombre del municipio. El lugar a pesar de sus pequeñas dimensiones es usado por los habitantes para reuniones importantes. Por otra parte, en la calle 5 entre carrera 3 del mismo barrio lejos de héroes y fundadores, permanece la figura de una de las mujeres más valorada en el pueblo: Araceli Maldonado. Llamada por cariño “Sarita”, fue una partera que no solo atendió en Delicias sino también en localidades como El Piñal, Rubio e incluso en localidades colombianas. Nacida en 1914, Sarita es recordada entonces con su estatua pedestre.

Por otra parte, en el Barrio El Rosario se ubica la pequeña gruta construida como Monumento a la Virgen del Rosario ubicada en toda una esquina. La idea del lugar de adoración inició en los años 60 por el párroco y la colaboración de estudiantes del sector. Otro lugar importante es la Biblioteca Pública Samuel Suarez Alarcón ubicada en el Barrio Las Margaritas, y creada por doña Carmen Alicia Santander y el padre Didemo Bonilla.

Ahora bien, el descanso en Delicias puede conseguirse en el Barrio Espíritu Santo, allí está la Posada El Arriero, con su estructura remodelada: una vieja casona de la familia Acevedo. El lugar se encuentra decorado con objetos y vestimenta propia de los arrieros. También cuenta con servicios de restaurant, aunque en el casco central existen algunas bodegas.

De manera que, no se puede tener excusa para el desayuno con pasteles de yuca, pasteles de mico de arvejas, arepas mixtas, changua, currungo de maíz, pan de maíz, bollitos de mazorca, sopa de harina de maíz tostado; ni para el almuerzo con mute, sopa de ruyas, pira, y sopa de cebada; o para la cena con caspiruleta. Si de snacks se trata templones o aliados, habas tostadas, calostro de vacas, y bofe se pueden conseguir. Referente a la bebida se puede tomar piñita, leche de burra, aguamiel, mazato de arroz, chicha de zapaya o de habas.

Abandonando Delicias, la vía puede continuar. En la (9) aldea Las Lajas el clima es similar al de la Colonia Tovar; así inicia la introducción del durazno y otros frutos dulces. Tampoco puede olvidarse el uso de reservas forestales como pino, arrayan y puro pan. Para lo más pequeños se cuenta con la Escuela Bolivariana Las Lajas, y para los más devotos la Capilla del Divino Niño de Las Lajas. Por otra parte, en la (10) aldea El Tabor la caña de azúcar es la más trabajada, algunas viejas piedras de trapiche lo demuestran. Quienes se acerquen al margen del río por este lugar se pueden conseguir con las bases del Puente Tabor, una estructura que colapsó al poco tiempo de ser inaugurada. Desde esta aldea se toma rumbo hacia el municipio Herrán, poblado colombiano.

Más adelante la (11) aldea Villa Paéz es la siguiente en conocer. El Cobre, con su cerro; El Centro, con su plaza; El Palmar con su Escuela Bolivariana El Palmar; y Medinas son los sectores pertenecientes. Se pueden evidenciar construcciones con mezclas de barro. El uso de hornos artesanales y algunas técnicas para la fabricación de ladrillos y tejas han permanecido en la aldea, los habitantes aprovechan los recursos naturales disponibles. Así con más de 40 casas se rodea el casco central del sitio con su Capilla de San Isidro y su plaza Bolívar. Calles de piedra se aprecian también, fortaleciendo la arquitectura tradicional.

En Villa Páez se encuentra el río Táchira, el cual une a las quebradas [Orocué, La Pedrera, La Colorada, La Lejía y Agua Blanca]. En la aldea se dice el refrán: “más dañino que el río Táchira” pues este río divisorio de las dos naciones suramericanas ha destrozado con sus crecidas algunas estructuras hechas por los trabajadores del campo. Puede hablarse entonces de antiguos molinos para procesar el trigo como el recordado molino de piedra de Julián Gauta.

En esta aldea nace el páramo del Tamá; por lo que el clima frío es apto para la práctica de floricultura con el cultivo de rosas; así como también para la siembra de papa, zanahoria, cebolla, ajo, apio, fresa, curuba, cereza, entre otros. De manera que, es normal ver a los campesinos picar y rastrillar la tierra para nivelar la superficie.

Finalmente el recorrido puede terminar en la (12) aldea Betania. Los caseríos Valencia, El Barrio, Margaritas, El Naval y El Pueblo se distribuyen en el páramo andino. En la aldea todo parece ser tranquilo. En todo el frente de su plaza Bolívar está la Capilla de la Inmaculada Concepción. Betania está cubierta de laderas de montaña, la agricultura se practica en todos los terrenos aptos pues “lo que se siembre, se da”.

Así las tierras fértiles también permiten la producción de diferentes rubros por medio del arado de bueyes y otros métodos manuales para la siembra. Algunas familias deciden enmarcar sus territorios para reconocer el trabajo de cada quien. Razón por la cual se pueden observar algunos cimientos de piedra. Así, estas construcciones permanecen a una altura menor a dos metros: piedras encimas de otras, dando encaje y forma a la barrera artificial.

En Betania el Cerro El Cobre a simple vista parece ser el más alto, sus características geológicas lo hacen llamativo. Además, sus habitantes le guardan respeto pues leyendas sobre el Indio Manure se han contado. También se comenta sobre unas luces misteriosas que al acercarse a quien las ve: asustan rápidamente como el aparecido: El cojito de Delicias. También, por Betania se puede ir a sitios de interés del “El Tamá”, el cual cubre casi todo el municipio con su vegetación de bosque húmedo con presencia de orquídeas endémicas, musgos, helechos y plantas de hojas grandes. Luego con elevaciones superiores a los 3.000 m.s.n.m. como el pico Pata de Judío, introduce también al excursionista a zonas frías con sus frailejones y neblina.

Debe repetirse entonces que Delicias no tiene fronteras con algunos pueblos de montaña de la República de Colombia. A pesar de existir el río Táchira como división limítrofe, los caminos reales también conocidos como trochas siempre existirán ¡No es algo nuevo! Pues se deja claro que desde el siglo XVIII han existido. Los campesinos se las han ingeniado en la montaña con sus accidentes geográficos; por lo que, desde puentes artesanales (hamacas) como el uso de animales de carga han sido empleados para comunicarse. Pueblos colombianos como Herrán, Ragonvalia y Baritalia son los más cercanos sin olvidar algunos caseríos.

Lamentablemente con el paso del tiempo Delicias se ha visto afectada por algunas medidas políticas-económicas. La agricultura y el contrabando forman parte del intercambio comercial y cultural; sin embargo, quienes pueden afirmar o negar la situación son sus propios habitantes: ellos son los únicos que pueden entender la situación y convivir en ella. A pesar de los inconvenientes, Delicias merece ser visitado pues conserva rasgos propios de los pueblos andinos junto a espacios naturales de belleza auténtica.

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