Rocco Mangieri en Bordes «Vacío y Devoración»

Artes Escénicas, Vacío y devoración

Por Gabriela Buitrago La Devoración como ritual Una mesa en el centro del auditorio del Museo del Táchira con una sábana envolvente, escondía los principales argumentos y conclusiones sobre el trabajo de investigación acerca de la antropofagia del semiólogo Rocco Mangieri, quien en medio de un escenario poco iluminado, se dispuso a develar lo intrínseco en el acto de la devoración y su representación en lo humano, en el marco del IV Seminario Bordes “Vacío y Devoración”. Una chica semidesnuda cubierta por diferentes frutas tropicales en toda la extensión de su cuerpo, dispuesta para que los presentes tomaran los trozos

Por Gabriela Buitrago

La Devoración como ritual Una mesa en el centro del auditorio del Museo del Táchira con una sábana envolvente, escondía los principales argumentos y conclusiones sobre el trabajo de investigación acerca de la antropofagia del semiólogo Rocco Mangieri, quien en medio de un escenario poco iluminado, se dispuso a develar lo intrínseco en el acto de la devoración y su representación en lo humano, en el marco del IV Seminario Bordes “Vacío y Devoración”. Una chica semidesnuda cubierta por diferentes frutas tropicales en toda la extensión de su cuerpo, dispuesta para que los presentes tomaran los trozos que quisieran, fue la propuesta icónica sobre el argumento del ritual como manera de adquirir el goce producido por el hecho y estímulo que produce la devoración. Rocco Mangieri

    Mangieri comenzó contextualizando al público presente en el concepto y         percepción básica de la devoración, donde comparte que el cuerpo puede        ser devorado o engullido, de la misma manera cómo podemos consumir un  alimento o a nosotros mismo, y para ello utiliza una serie de recursos visuales  que muestran ejemplos gráficos de este acto que tanto impacta al ser humano.

Hizo esta referencia básica con el fin de mostrar una postura alterna a la visión que se tiene sobre este concepto. Parte del punto de vista de transformarlo en lo que él considera la “teatralidad” de tomar estos elementos y transformarlos en algo construido como un ritual. Dejar de verlo como en muchas culturas desde el terror de devorar o ser consumido.

Opinó Mangieri que: “El venezolano, no se siente atemorizado ante la imagen de una devoración, ni a la información violenta, al contrario, trata de llevarlo al humor o a la parodia, lo convierte en algo poco serio, con el fin de  hacerlo algo positivo, como una especie de terapia para sí mismo, muy diferente a casos como el europeo.”. Planteó que se debe alejar de la prohibición que envuelve todo el imaginario construido en torno a la devoración, que la ha convertido en una especie de aberración ante la sociedad sacándola de la posibilidad de ser algo natural y que convive en nuestra cotidianidad.  Comentó en especie de broma sobre una idea de implementar materias que se llamen “canibalitos” en la primaria para que los niños expresen sus deseos de devoración desde el juego y así se liberen represiones. El juego o la lúdica cotidiana, nos pone en un plano de comer y ser comidos, desde el hecho más básico como el propio lenguaje, utilizando frases como “Te quiero comer a besos”  o el del juego de consumo con la tecnología y la realidad virtual a lo que acotó Mangieri: “La realidad virtual no termina de desplazar a la realidad sensorial,  el ‘homus digital’ no termina de devorar, porque la cultura popular no se digitaliza, necesita de varios canales para sobrevivir”. Se refirió a Lacan con su percepción de: “El otro es esa presencia fuerte que aparece  y me mantiene en ambivalencia, si lo destruyo, me destruyo a mí mismo”, para indicar que hay que jugar con el hecho destructivo, porque es parte de nuestra propia naturaleza.  Así como también se remitió al argumento marxista de “consumir y ser consumidos”. Al mostrar unas imágenes de devoración entre animales, explicó cómo el impacto de estas puede significar cosas tan contrarias como la atracción o la repulsión. Declaró que “El humano se pavonea, trata de disimular la devoración a través de rituales, obras de arte, juegos, cuando se trata erotismo, esconde el primitivo”, además mostró una imagen de una escultura del arte clásico para valorar la estilización que pretende darle el occidental al hecho de consumir al otro. Hay un vacío que necesita llenarse es necesario para alcanzar el fin de la devoración, que es el goce, otro argumento que Mangieri sostiene ante su propuesta. Explicó que el goce viene del exceso, del desbordamiento, la pérdida, y sobre todo, implica la destrucción del otro, pero esto conlleva a un efecto de boomerang porque al final terminamos destruyéndonos también. Para englobar las propuestas de visión alterna que propone, Mangieri mostró ejemplos visuales acerca de obras y relatos que de hecho introducen a la devoración en el campo de mito, presente en piezas como “Caníbal”, “La Edad de Oro” de Buñuel, fiestas de carnavales o artistas plásticos como Nicola Costantino quien hace vestidos de tejido humano. Todo para canalizar la idea de que la devoración está allí presente y que trataremos de ritualizarla   Más sobre Rocco Mangieri: De la Ironía y el Juego: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2540900 INTERSEMIÓTICAS: http://roccomangieri.blogspot.com/2008/05/intersemioticas-juegostramas-de-los.html Desmaterializar, repetir, coleccionar. Una (re)vuelta teórica hacia la teoría de los objetos: http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/20355/2/rocco_magieri.pdf   Gabriela I. Buitrago R. Cátedra de Periodismo Científico, ULA Táchira.
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