Nelson Garrido: El arte de oscurecer la luz

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Este venezolano, caraqueño de cuna, empieza a realizar sus primeras fotografías en los años 70 momento en que sincrónicamente inicia una historia de insaciable búsqueda de conocimiento. Italia, Francia y Chile solo fueron algunos de los espacios que vieron crecer a este artista plástico, ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas (1991). Una de las cosas características de Nelson es su vestimenta negra, que describe como un establecimiento de orden práctico para no complicarse a la hora de elegir ropa. Pero el autor que posee un lenguaje personal cargado de una estética poco convencional, se viste de un imaginario donde

Este venezolano, caraqueño de cuna, empieza a realizar sus primeras fotografías en los años 70 momento en que sincrónicamente inicia una historia de insaciable búsqueda de conocimiento. Italia, Francia y Chile solo fueron algunos de los espacios que vieron crecer a este artista plástico, ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas (1991).

Una de las cosas características de Nelson es su vestimenta negra, que describe como un establecimiento de orden práctico para no complicarse a la hora de elegir ropa. Pero el autor que posee un lenguaje personal cargado de una estética poco convencional, se viste de un imaginario donde el sexo, la muerte y la religiosidad juegan un papel fundamental de lo que transmite como ser.

De lo impuro a lo sagrado

La muestra de arte visual que se presentó en la Galería Manuel Osorio Velasco en el Marco del VII Seminario de Bordes “Muerte y Espiritualidad” del fotógrafo venezolano Nelson Garrido, contó con imágenes de sus series más destacada como lo son, La Gruta de la virgen (2009), Amar para dejar de Amar (2008), Estética de la Violencia (2001), La Nave de los Locos (1999), Gótico Americano (2008), La Virgen de Caracas (2010), La Virgen de la Leche (2008), Naturalezas Muertas y Podridas (1996).

“La exposición es algo efímero; hoy se inaugura, las personas vienen el día de la inauguración y no vuelve a venir. En cambio, con los talleres quedan personas con las cuales se puede seguir trabajando”, dice Garrido para explicar el hecho de que siempre este implícito los talleres en los lugares donde expone sus obras. El taller que realizó Garrido por la celebración del seminario fue “La fotografía como metáfora”.

“Hacer una exposición sin taller no tiene sentido. Con los talleres puedo transmitir el pensamiento y a través de ellos se va sembrando prácticas de libertad. Defino mis talleres como la medicina miopática: cuando termina el taller arranca el proceso de pensamiento”, explica el artista cuando habla de que en su obra lo más importante es la trasmisión del pensamiento para condensar una acción más humana y más directa.

La psicología inmersa en la enseñanza

Para Garrido el desarrollo de la vida es más importante que el de la fotografía. En todo su discurso toca aspectos psicológicos profundos que ayudan a que el aprendiz pueda crear una obra a partir de sus sentimientos internos. La fotografía simplemente es una excusa para transmitir pensamiento no para educar. “Yo no educo porque soy un maleducado, solo quiero que las personas sepan todo lo grande que son y las posibilidades que tienen, desde el cuerpo como manifestación del alma hasta las posibilidades de vivir mejor” comenta el fotógrafo que está interesado realmente en que cada persona asuma su propia vida, apostando a ciertos elementos para que las personas se vean a través de su propio espejo.

Nelson asume el papel de fotógrafo para expresar lo que vive, para este curioso artista más importante que hacer fotografía es el vivir, lo significativo es el hecho vital de cada persona, lo que cada uno ve de sí mismo. “No soy un comunicador ni quiero ser un comunicador, no estoy dando mensajes; transmito dudas, mis angustias, y no tengo respuestas, tengo solamente preguntas. Cada persona tiene sus cuestionamientos particulares. Me interesa la obra como espejo donde cada quien se ve”.

Pero para él ese acto artístico está sumamente ligado a sus vivencias, asume el hecho fotográfico como una manifestación de sus temores. Cada quien es un reflejo de lo piensa, lo que siente y lo que ve en la imagen, esto es lo que quiere mostrar Garrido. “Son mis propias angustias, una excoriación de los miedos que tengo por dentro, todos tenemos angustias en común, las colectivas.  Yo no estoy dando vías de salvación porque no soy la salvación de nadie”.

Obras con contenido real

Algunos tildan las obras de este fotógrafo como irreverentes, donde muestra la imaginería popular de un país, sin esconder el erotismo, lo sacro y la impulsividad. “Yo soy un inconsciente y un inmaduro, creo en el error como parte de la creación, tengo angustias como todos y las presiento como muchos. Son síntomas que en la sociedad están expresos, esas angustias que todos sentimos” señala Garrido.

Este artista tiene la convicción de que las relaciones nacen por la intuición tratada desde una mirada radical que cree que cada quien debe tener, lo menos que le interesa es estar a la moda, no anda buscando aprobaciones. “Creo en la investigación permanente para sorprenderse uno mismo saliéndose de los espacios de confort. La obra no es lo que uno hace sino lo que uno ve. Cada quien ve lo que quiere” añade Garrido. (Fania Castillo)

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