Límites Cambiantes (Exposición retrospectiva de Juan Carlos Ojeda)

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El arte moderno en el Táchira supuso una ruptura profunda en la tradición pictórica local, ya que los temas, aparentemente, se desmarcaron del ámbito rural (costumbrismo) y se plegaron a discursos más “universales”, propios de esa cultura occidental que coloniza izando la bandera de la globalización. En este contexto aflora la obra que hoy nos ocupa. Su autor pertenece a la tercera generación de artistas modernos del Táchira, se trata de Juan Carlos Ojeda, quien formó parte de un grupo de jóvenes tachirenses que egresaron de la licenciatura en arte de la Universidad de los Andes de Mérida. Dentro de

El arte moderno en el Táchira supuso una ruptura profunda en la tradición pictórica local, ya que los temas, aparentemente, se desmarcaron del ámbito rural (costumbrismo) y se plegaron a discursos más “universales”, propios de esa cultura occidental que coloniza izando la bandera de la globalización.

En este contexto aflora la obra que hoy nos ocupa. Su autor pertenece a la tercera generación de artistas modernos del Táchira, se trata de Juan Carlos Ojeda, quien formó parte de un grupo de jóvenes tachirenses que egresaron de la licenciatura en arte de la Universidad de los Andes de Mérida. Dentro de la escena nacional, la obra de Ojeda puede ser vista como heredera de los pioneros de la abstracción informalista, tales como: Renzo Vestrini, Gabriel Morera, Luisa Richter, Ángel Luque o José María Cruxent. En este sentido es continuador de esa línea de investigación estética donde el gesto y la densidad de la materia resultan prioritarios (materialismo y gestualismo), esta tendencia se generó en los años 60 como contraposición de la abstracción geométrica, movimiento ya institucionalizado que comenzaba a mostrar signos de cansancio y agotamiento.

Esta abstracción informal-expresionista tuvo una buena acogida en el Táchira por los artistas que conforman esta tercera generación de modernos.

Juan Carlos Ojeda ha venido desarrollando un lenguaje estético abstracto donde los elementos fundamentales del arte son revisados y repotenciados. Nos referimos específicamente a la línea, la mancha y la textura.

Con ausencia total de elementos de la “realidad”, la obra abstracta de Ojeda nos sumerge en un mundo metafísico, de estructuras mentales y nociones inmateriales, un territorio dividido, una alusión al paisaje cultural de las diferencias.

Pero… ¿Cómo relacionar una obra tan universal al contexto local para que esta tenga un sentido de pertenencia y no sea sólo la mera extensión de un discurso foráneo? Pues bien, una propuesta sería la de leer estas composiciones lineales como representaciones de frontera, quizá el concepto abstracto más determinante y vigente del ámbito sociocultural tachirense.

En la mayoría de estas pinturas se evidencia y se destaca una línea dinámica, a veces sinuosa otras veces remarcada, que divide contundentemente el espacio, esta línea (la frontera) es la protagonista, ella nos recuerda reiteradamente que no es uniforme, ni estable, menos aún concreta, todo lo contrario, es fluctuante, orgánica y sumamente permeable, como si se tratara de un ser vivo, un ser-enjambre constituido por todos quienes la habitamos, quienes nos diluimos en ella.

La presente muestra cubre un período amplio en la producción del artista, el cual va desde el año 2004 hasta la actualidad. Se pueden apreciar los estudios dibujísticos sobre papel en pequeño formato con los cuales inició la exploración abstracta, hasta las pinturas más recientes donde comienzan a aparecer signos tipográficos exentos de referencia textual.

De esta manera podemos ser testigos de un proceso artístico sostenido en el tiempo, el cual deriva en una parcela de territorio firme, de esas que configuran, en las distintas épocas, el paisaje de la modernidad plásticaTachirense.

Osvaldo Barreto

San Cristóbal, mayo de 2019  
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