La noche anuncia la aurora, un viaje sobre las aguas del ser

6to Encuentro para cinéfagos, Cine, Publicación

por Alexandra Alba Gerard Uzcátegui, director, guionista, y director de fotografía de La noche anuncia a la aurora (2012) es egresado de la Escuela de Cine en la Universidad de los Andes, Mérida. Ha realizado varios cortometrajes como director y como director de fotografía, los cuales han sido premiados en numerosos festivales internacionales de cine clase A, tales como el Festival de Cine del Mundo de Montreal, Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre otros. Así mismo, ha sido galardonado como mejor director y como mejor director de fotografía en numerosos festivales

por Alexandra Alba

Gerard Uzcátegui, director, guionista, y director de fotografía de La noche anuncia a la aurora (2012) es egresado de la Escuela de Cine en la Universidad de los Andes, Mérida. Ha realizado varios cortometrajes como director y como director de fotografía, los cuales han sido premiados en numerosos festivales internacionales de cine clase A, tales como el Festival de Cine del Mundo de Montreal, Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre otros. Así mismo, ha sido galardonado como mejor director y como mejor director de fotografía en numerosos festivales de cine de Venezuela.  En 2013 con su cortometraje La noche anuncia la aurora  ganó el galardón como mejor cinematografía en el Festival Internacional de Cine de Rhode Island (EE.UU.), y el “Premio del Jurado” en el Festival Internacional de Cine de las Américas en Austin, (EE.UU).

lanocheLa noche anuncia la aurora cuenta la vida de una mujer luego de la muerte de su esposo y cómo este hecho la lleva a iniciar un viaje interno que le permite el encuentro consigo misma, con su memoria, con sus deseos, y con el peso de un existir vaciado del otro. La historia se desarrolla, principalmente, en un palafito ubicado al sur del Lago de Maracaibo en el delta del río Catatumbo, una zona aislada, de exuberantes paisajes, que más que ser un marco para la narración será un elemento determinante en el transcurso de los hechos.

La confluencia de una estética de corte simbolista con el ambiente indómito de la desembocadura del río Catatumbo nos entrega una obra cinematográfica de gran densidad conceptual que logra establecer un íntimo diálogo entre el espacio natural y la interioridad del personaje central: una mujer en duelo (interpretada por Einat Falbel), que en su aislamiento establece una simbiosis con el ambiente dentro del que se mueve.

El director logra articular tal concepción estética con las locaciones elegidas para el rodaje desde los objetos que circundan la cotidianidad de la mujer de luto, es decir, el palafito es un espejo de su memoria, es el repositorio de su vida junto al esposo que se ha ido, pero justamente, es un hogar que se funde con la naturaleza, que se erige sobre las aguas como un  ser más dentro del ecosistema en el que se producen los hechos.

cierro-la-puerta-tras-de-miDicha poética resalta la atmósfera onírica que atraviesa el film, y que se percibe con claridad a partir de la relación, expresa por su director, entre la pintura  del simbolista belga Fernand Khnopff  titulada Cierro la puerta tras de mí (1891) y el poema de Christina Rossetti “¿Quién me liberará?” (1876), propuestas artísticas que a su vez dialogan entre sí y que dibujan con precisión una interioridad femenina atormentada por el peso de la nostalgia.

El cuadro mencionado tiene las características propias de la mujer representada por el movimiento prerrafaelita, es decir, rasgos fuertes, cabello rojo, piel blanca, dotada de un aire de nostalgia y, fuertemente relacionada con la atmósfera que la rodea. En la pintura se observa a dicha mujer, quien se encuentra recostada entre el agua y los rastros de madera de una casa que se confunde con ella misma, al punto de sentir que se desvanece entre los desgastados despojos de un hogar que se deteriora. Sin embargo, su enigmática mirada, que se posa casi sobre el espectador, transmite una profunda melancolía y si se quiere un estado hipnótico que se ve reforzado por la figura del dios griego hypnos en la parte superior derecha del cuadro. Así mismo, las flores marchitas, la madera resquebrajada, el espejo turbio, el agua reposada y los cuadros de las viejas paredes  denotan una cotidianidad estancada en un punto fuera del tiempo. Tales marcas son fácilmente observables en la película, donde la interioridad del palafito en donde vive la mujer, una mujer casi idéntica a la de la pintura del belga Khnopoff, una casa obviamente inspirada en los elementos que se manifiestan en el cuadro.  Además, la paleta de colores que domina el cortometraje surge de la pintura y se instala en las aguas del río Catatumbo y en los interiores del palafito: azul cobalto, marrones oxidados y terrosos son resaltados con el juego de la luz sobre las aguas del río.

Por otra parte, el poema de Christina Rossetti “¿Quién me liberará?” (1876) fue fuente de inspiración para el pintor, (su título es uno de los versos del poema Cierro la puerta tras de mí), plantea a través de un yo lírico femenino una pesada lucha contra el propio ser, el deseo de liberación de sí misma, de los propios miedos, de la memoria, de la muerte, y que se revelan como una carga que la aparta del mundo y de la tranquilidad: “Ser de mi ser el más odiado de todos/ si alguna vez pudiese reposar/ comenzar a purgarme en pleno camino/ (…)” y más adelante dice: “Yo, architraidora de mi misma/ mi enemigo más vacío, mi enemiga más mortal/ obstáculo para cualquier camino que recorra/(…)”.   De manera que el poema parece ser la semilla del concepto que desarrolla el director en su obra: un personaje femenino agobiado por sus demonios internos, por la carga emocional que la aparta del mundo, inicia un viaje interior donde la acción detonadora es la muerte del esposo.

Dicho concepto se despliega gracias al juego temporal, se observa como la cotidianidad se ve alterada por la muerte y se transforma en un recorrido que rasga el espacio simbólico donde el personaje se hallaba a salvo para situarlo en un doloroso reencuentro consigo mismo en diferentes espacios temporales.  El viaje que el espectador presencia se materializa en los recorridos que la mujer realiza en la canoa entre las vertientes del río y que la cámara por medio de un travelling de seguimiento va descubriendo, al mismo tiempo, tanto al entorno como a la mujer. También la idea del viaje como transformación del ser en la búsqueda de su liberación se manifiesta en los recorridos que efectúa el personaje entre el interior y el exterior de la casa, contrastando así la opresión simbólica de lo cotidiano con la expansión de los espacios naturales abiertos. Estos continuos recorridos, casi circulares, permiten el encuentro con su “yo” niña y su “yo” anciana, es decir, con su pasado y su futuro.  La idea anterior se refuerza con el manejo de la luz,  la irrupción de intensa claridad que entra por puertas y ventanas comulga con la oscuridad que contiene el interior del palafito, desde donde, frecuentemente, se sitúa la perspectiva del encuadre, revelando al espectador  el profundo diálogo entre la interioridad del personaje y su deseo de liberación.

Además, en La noche anuncia la aurora la ausencia de diálogos arroja el protagonismo sobre la imagen, haciéndose central el lenguaje fotográfico, el cual busca albergar la belleza de las locaciones y su capacidad expresiva con respecto al individuo que aloja. De allí que el uso del gran plano general y el plano general permita, no sólo percibir la pequeñez del individuo ante el entorno, sino también su presencia diluida en él.

Ahora bien, ¿qué denota ese juego entre el espacio natural que rodea al personaje y que suele confundirse con él? La naturaleza, indómita y serena, funciona como un personaje espejo, es decir, refleja los deseos, el miedo y el deseo de redención de la protagonista.  Lo anterior se articula con la incorporación del plano conjunto que permite percibir la acción del sujeto con su entorno cercano, su espacio doméstico, los objetos que construyen el ambiente de la casa y que marcan, delicadamente, el antes y el después de la muerte del esposo, tal es el caso del jarrón con las flores blancas, las cuales se encuentran frescas antes de la muerte y marchitas luego de ese hecho. De igual manera, el uso del primer plano permite un acercamiento más íntimo que revela a través de las expresiones del personaje su mundo interno. Es así como el juego con la alternancia entre planos generales y primeros planos denota la relación profunda entre el ambiente y la interioridad del personaje.

En definitiva, se puede afirmar que en La noche anuncia la aurora el lenguaje cinematográfico nos cuenta a través de hermosas y límpidas imágenes del delta del río Catatumbo un doloroso viaje simbólico que parte de una cotidianidad alterada por la muerte, atraviesa un proceso purgativo, hasta llegar a la fusión del sujeto con la naturaleza.

Ficha técnica:

Año: 2012
Duración: 23 minutos
Formato: 35 mm
País: Venezuela
Dirección y Guión: Gerard Uzcátegui
Producción: Patricia Fonseca
Productora: CNAC- Laberinto films. Coproducción: Villa del Cine y Futuro films
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