Mi proceso de investigación inicia desde el llanto, su poética, su conexión con la identidad femenina, la función narrativa en mi proceso de creación de imágenes y finalmente, mi interés por el libro como soporte; explorar las posibilidades del libro a través de ese espacio de diálogo que se genera entre estos curiosos objetos, la integración de sus contenidos y el lector, sin que ninguno de ellos pueda existir fuera del otro. El trabajar con imágenes figurativas me permite evocar en el lector ciertos afectos, tengo la necesidad de generar empatía, ternura, nostalgia en él. Quiero que el lector, a partir de lo que ofrezco, pueda encontrar dentro de sus propios recuerdos nuevas imágenes, pensar en su abuela, en su madre, en sus juguetes, en la casa donde vivió su infancia. Mi intención al ilustrar es mostrar diferentes historias desde mi imaginario personal. Es a través de la pintura que logro conectar mis intereses. Al menos para mí, tiene poesía, una manera muy melancólica de mostrarse. Es un proceso lento, tranquilo, sumamente satisfactorio donde mancha a mancha puedo construir pequeños mundos. Mi conducta con respecto al color es tanto connotativa como subjetiva, me mueven los significados no descriptivos que mi figuración pueda tener a través de la mancha, como el color hace referencia a las diferentes impresiones que emana y cómo éste puede afectar en el sentir del lector. Mi trabajo no pretende mucho más, es mi egoísta anhelo de crear.
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