El país del diablo: Latinoamérica literaria

Literatura, VISIBLE

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‘El país del diablo’
Autora: Perla Suez
Caracas: Fundación CELARG y Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A., 2021. Pp 176.

(Por Alexandra Valencia)

La escritora argentina ganadora del premio internacional de novela Rómulo Gallegos 2020, Perla Suez, nos deleita con una obra desgarradoramente violenta, cargada de un paisaje árido y problemas bélicos que los latinoamericanos estamos acostumbrados a escuchar a lo largo de nuestra historia. Es la tercera mujer en ganar este prestigioso premio. Para el momento había demorado su otorgamiento desde el 2015 con el Tríptico de la Infamia de Pablo Montoya, alargando la entrega hasta el 2020 donde el escritor formó parte del jurado.

Es una pieza arrolladora, te sumerge en dos contextos, una visión desde la panorámica de los soldados blancos conquistadores y la óptica de una niña mestiza de 14 años llamada Lum, hija de padre blanco y madre Mapuche perteneciente a la comunidad indígena y la cual relata su ritual de paso para formar parte de los chamanes de la aldea y así poder ayudar a los suyos. Pero su destino dio un giro inesperado debido a la masacre en la que se vio envuelta su toldería, arrancando a su paso toda una historia y cultural ancestral.
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Una vasta compañía de soldados ha sido lanzada al vacío. Hombres blancos e indios marchan, un ejército de pulgas adiestradas. Avanzan tan rápido que las ruedas de las carretas parecieran correr hacia atrás. Las mulas van cargadas de fusiles. Se internan en el país del diablo. Es un día crucial y el desierto es testigo. (Suez)

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Mientras la protagonista está en su trance para ascender ante los espíritus, la comunidad indígena y la machi (Chaman) se ven envueltos en lo que los llevaría a la destrucción a toda su gente. La pieza es violenta hasta en lo onírico. Lum, en su viaje astral, recuerda como fue decapitada su madre, esa memoria es lo que hace odiar a su sangre blanca, el dolor de una perdida, tratar de unir lo que se mutiló. Este capítulo es una violencia inusitada, una niña percibe como asesinan a su madre, con dolor ella intenta volverla a la vida, pero el fracaso la lleva a sentirse sola, a ser una mujer indígena más con una historia de violencia de género, (en la que el hombre utiliza siempre a la mujer como símbolo de poder), mediante la violación y la matanza de mujeres inocentes.

La violencia y la morbosidad no solo está presente en esta era digital, Suez nos permite reconocer que el humano ha sido así a lo largo del tiempo. El comando de soldados está formado por el teniente, Carranza, un fotógrafo y hasta un indígena que fue forzado a formar parte de la masacre. Deus que es el fotógrafo de los soldados, es quien busca guardar la imagen visual de la conquista y entre eso hace el registro de la muerte de la machi, nos relata cómo Carranza apuñala el pecho de la sabia con el cuchillo…
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Hágalo lentamente porque debo exponerla por algunos segundos. El sargento se inclina y clava el cuchillo despacio en el pecho de la mujer, lo deja allí y se queda en pose sonriente hasta que el fotógrafo le dice que lo saque. (Suez)

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La autora nos da la posibilidad de imaginar cinematográficamente el texto, el país del diablo es una obra literaria descriptiva, que nos va llenando de imágenes ensordecedoras y fantasmales, pero a su vez también nos regala la posibilidad de vivir una venganza. Lum, recibe fuerza de los espíritus ancestrales de su comunidad, y promete vengarlos a todos, entonces nos lleva con ella a una cacería que no olvidaremos, sacando esa fiereza femenina, cual leona de manada defendiendo a los suyos.
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Se llena las manos de cenizas y se frota la cara para teñirse de gris. Es lo que hacen los chamanes para adquirir el resplandor de los espectros, para ser uno de ellos (Suez)

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Según la Real Academia Española, la venganza es la satisfacción que se toma del agravio, castigo, pena. Y es precisamente por la emoción que nos arrastra Lum, querer vengar tanta sangre indígena regada. Es increíble imaginar lo habilidosa de la niña, muy inteligentemente, fue asesinando a uno por uno, ella, una niña de catorce años, contra hombres, soldados. Mientras los asechaba, podía, sentir la furia, mató a uno por uno, hasta lograr atraparla, siendo víctima presa de los hombres. Pero hay un punto de conexión con Ancatril, el indígena soldado, él es quien deja que la niña retome su cultrum (Tambor ceremonial utilizado por la cultura Mapuche) para presenciar como despide a unos niños fantasmales blancos. Con esto, Lum logra ablandar de alguna manera el corazón del viejo indígena, haciéndole recordar sus raíces ancestrales y sintiendo, tal vez, aberración por todo lo ocurrido.

Suez, nos deja un final abierto, digno de una película, donde no sabes si están viviendo un bucle paranormal o simplemente fue un sueño, deja al lector inmiscuirse y entrelazarse con la historia, para finalmente, tomar libremente su final. La obra está escrita en tres grandes capítulos y un epilogo, nos da un paseo por el sufrimiento, muerte y la resurrección, lo curioso es el enlace que puedes hacer con la vida de Jesús, pero vista desde la perspectiva indígena. El texto incluye un glosario para que el lector pueda profundizar y entender acerca de los términos de los Mapuches.

Suez nos da su versión, esa versión que al inicio aclara que es ficción y que si se encuentra con algún parecido a la realidad es mera coincidencia, haciendo un guiño a las advertencias que aparece en muchas películas de cine. ¿Será que estamos ante una proyección cinematográfica literaria? Cruel, que sobre arruga el alma, ante un western moderno, como diría la autora.

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