Andanzas de un grupo de investigación
Puede parecer vanidoso pero verse al espejo y preguntarse por uno mismo, ya sea para cuestionarse o reafirmarse, es un ejercicio necesario. Es algo que hacen: el individuo, los grupos, los países y la humanidad entera. El grupo de investigación Bordes lleva 7 años realizando el Seminario Bordes, planteando temas que pueden parecer inconexos o aleatorios, a ratos pertinentes, en ocasiones incoherentes, abstractos, fuera de contexto, caprichosos, etc. El grupo sopesa estas percepciones y se cuestiona sus líneas temáticas, este texto hace una pequeña revisión-reflexión al respecto, no solo porque al grupo de investigación le preocupa y ocupa sino porque creemos que al público que asiste y a quienes participan también les interesa.
La lista de temas planteados en cada edición incluyendo la convocatoria actual es la siguiente: I Teatro, cuerpo y mito (2010) / II Escenarios de encuentro y desencuentro con el otro (2011) / III Voces, sonidos y silencios, escuchar al otro (2012) / IV Vacío y devoración (2013) / V Más allá de lo humano (2014) / VI Identidades mínimas. (2015) / VII Muerte y espiritualidad (2016).
A primera vista estos temas parecen inconexos ¿pero realmente lo son? Veamos:
En Teatro, cuerpo y mito, se inició con el cuerpo, más bien; las corporeidades, tema fundamental de nuestro tiempo, ya que este ha sufrido vertiginosas construcciones. Desde esa primera edición el seminario camina de la mano con el arte, en esa oportunidad se subrayó el teatro. El arte como investigación, y el mito como fuente de inspiración y de conocimiento que solemos frecuentar ligada a encuentros, a voces, a vacíos, a lo sobrehumano, a identidades, a espiritualidades, siempre generando corporeidades.
Escenarios de encuentro y desencuentro con el otro fue un titulo amplio para hablar de “frontera”, gracias a él nos vimos sin bordes, todo parecía transversalizarse, el paisaje se veía disperso, quizá confuso o más bien rizomático y la verdad es que nuestro fronterizo paisaje es así; disperso, un tanto desbordado, caotizado, pero vivo, muy vivo y tomar conciencia de ello y revisarlo tendría que ser un ejercicio recurrente.
En Voces, sonidos y silencios volvimos al “escuchar”. Para nuestros pueblos originarios y en nuestra tradición; el sonido, la musicalidad y la narración oral eran lo fundamental de la cultura, de allí que muchos pueblos fueran ágrafos y no necesitaran de escritura, hablar de ello en un mundo donde la cultura se ha vuelto visual parece contradictorio, son dos maneras de encontrarse y desencontrarse con el otro, pero reflexionarlo nos brinda una perspectiva amplia, aguda y epocal.
En Vacío y devoración nos vimos muy abstractos. El vacío puede parecer una noción más de oriente que de occidente, sin embargo la devoración sí es muy actual, muy de nuestra sociedad de consumo, donde imagorrea e iconofagia son el pan nuestro de cada día. Toda devoración, antes o después, conlleva una vaciedad y en ese sentido meter el dedo en la llaga del “nosotros consumidores parados en el vacío”, resultó muy pertinente.
Luego con Más allá de lo humano las impresiones y las criticas eran la de un viaje a la luna, fuera de órbita, alucinados…pero, resulta que el cuerpo atravesado por lo tecnológico, el “nuevo cuerpo” reconstruido, sintético, cyborg, digital, informático, no es parte de una historia de ciencia ficción, ese cuerpo no habita la luna, se ha instaurado en lo más íntimo; en nuestros hogares, con tanto éxito que goza de admiración y aplauso en cada certamen de “belleza”. Teníamos el deber y el derecho a esa reflexión tantas veces postergada.
Luego vinieron las Historias mínimas, con ellas nos volcamos a lo local, nos bajamos de las nubes, aterrizamos, regresamos de la luna para volver a lo popular, a lo identitario. Un tema que puede tornarse peligrosamente chauvinista y sin embargo nos reveló la hermosa paradoja o ambivalencia de lo local-universal y la importancia que tiene para la cultura el subrayar las diferencias y lo que parece nimio.
Y ahora, en medio de una crisis nacional tildada principalmente de económica, hay quienes estarían de acuerdo en que la crisis podría ser de espiritualidad. Hablamos de una espiritualidad profunda, junto a la cual camina la muerte, pues es alrededor de la muerte que el hombre inició arte, ritos y religiosidades que se han multiplicado y enriquecido a lo largo de la historia y en ellas el mito respira y esa espiritualidad que sentimos perdida puede ser evocada, por esa razón ahora convocamos para hablar de Espiritualidad y muerte.
Viendo este panorama temático no resulta inverosímil recordar a Teseo en el laberinto siguiendo el delgado hilo de Ariadna para encontrar la salida. Los temas del Seminario Bordes pueden parecer inconexos desde la distancia, pero acercándose y desde dentro se ve un hilo conductor (habría que poner la lupa sobre las líneas que en cada una de las ediciones se plantearon). Las corporeidades son quizá el gran eje; cuerpo artístico, cuerpo devorado, cuerpo vaciado, cuerpo simbólico, cuerpo informático, un cuerpo que teme a la muerte, cuerpo trascendido, etc, etc. ¿Cómo hemos llegado a esos temas? Quizá por intuición, usando como metodología eso de ir a la deriva, porque nos interesa lo orgánico, porque disfrutamos caminar despojados de tantas formalidades o convencionalismos. Reconocemos que se trata de un camino extraño, sinuoso, imbricado, cuesta arriba, nada titánico, ni apolíneo, algo dionisíaco, transdisciplinario, es el camino del conocimiento muy al estilo latinoamericano, mestizo, siempre perseguidos por los tres minotauros de Brigue, avanzamos entre la espesura de esta nuestra laberíntica selva…luego…más adelante…mucho más adelante…si seguimos el hilo…
Osvaldo Barreto Grupo de Investigación Bordes. San Cristóbal, 2016.