Antología de nóveles escritores (Jesús Daniel Baclini Pérez: Prosa)

Literatura, Publicación

-Jesús Daniel Baclini Pérez -San Cristóbal; 28/02/1995 -Solo he vivido en San Cristóbal City. -Estudiante de Comunicación Social en la ULA Táchira. -Trabajos escritos y fotográficos solo por hobbie, audiovisuales con proyectos en mente, ninguno concretado por ahora. -Mis inicios en la escritura, desde que empece a leer mi mente comenzó a crear historias, luego me di cuenta que se perdían y las empecé a anotar, aunque soy muy selectivo con las ideas, si no me parece buena prefiero no escribirla (gran error, lo sé). -Este trabajo es uno de 30 productos que me dejó un reto el mes de

-Jesús Daniel Baclini Pérez
-San Cristóbal; 28/02/1995
-Solo he vivido en San Cristóbal City.
-Estudiante de Comunicación Social en la ULA Táchira.
-Trabajos escritos y fotográficos solo por hobbie, audiovisuales con proyectos en mente, ninguno concretado por ahora.
-Mis inicios en la escritura, desde que empece a leer mi mente comenzó a crear historias, luego me di cuenta que se perdían y las empecé a anotar, aunque soy muy selectivo con las ideas, si no me parece buena prefiero no escribirla (gran error, lo sé).
-Este trabajo es uno de 30 productos que me dejó un reto el mes de marzo, que consistió en escribir un relato por día, por 30 días, con una pauta y extensión específica para cada uno. Mis motivos por escribir son más que todo enfocados al desarrollo de guiones para cine, ya por ahí se notan mis intereses por el séptimo arte. Gustos, aparte de los ya mencionados, la música, particularmente de la percusión. Géneros preferidos, el thriller, la novela negra, misterio, ciencia ficción y fantasía, si me salté alguno es porque no es preferido. Premios y reconocimientos, ninguno por ahora, y logros, haber terminado el reto mensual fue un logro personal, y en esta área, el único por ahora, también.
Testaferro La noche es fresca, estoy sentado en las escaleras de emergencia mientras el humo de mi cigarrillo se pierde en el callejón, cerca de la salida del teatro, iluminado por una tenue y lúgubre luz que poco me atrae, pero supongo que todas las cosas se adecuan a su momento. La interpretación de Amalia Nocci es espectacular, el eco del lugar me trae retazos de canciones y líneas que me hacen olvidar por momentos mi terrible, aunque justa, decisión. Si todo hubiese sido diferente: mi familia, mi educación, mis amigos o mis actitudes. No, esto no tiene que ver conmigo, aquí solo hay una víctima y soy yo, porque aquella vil rata destruyó todo lo que hasta ahora me esforcé por conseguir. Él no necesitaba mi familia, tampoco mi auto o mi casa, él fue quien me ofreció confianza y un futuro, pero luego de tantos años, simplemente, lo arroja por la borda hasta el centro mismo de la Tierra, como quien no le importa nada. Ahora me doy cuenta que, teniendo todo, nunca podría importarle algo, se lo merece. Los aplausos llevan más de 3 minutos rebotando en las paredes del teatro, ¡oh, Amalia!, pienso, debes estar tan sonrojada y orgullosa, tu interpretación ha sido fenomenal, te lo mereces totalmente. Mientras me incorporo con la sensación de que al fin y al cabo estoy en el lugar correcto haciendo lo correcto, y aunque los nervios alcanzan un nivel extremo, espero. El reflejo en un espejo roto, apoyado en la pared, no puede mostrar a alguien más seguro que yo. Recuerdo que sabía por dónde entraría, ¿es tan difícil no hacerse el importante cuando ya se es lo suficiente? No tardó mucho en salir para entrar por el frente y sentarse en su butaca, la función estaba a punto de comenzar. Sin embargo, la puerta del callejón no se había cerrado y mi marionetista ya se había quedado sin dedos, en el suelo, ahogándose con su propia sangre. La mitad del trabajo estaba hecho. Abajo en el suelo miro la escena con nuevos ojos, un nuevo comienzo. Las personas comienzan a salir del teatro al tiempo que yo salgo del callejón, valió la pena comprar el boleto, ¿no? Todos voltean anonadados, sin entender qué sucede, un alarido de miedo y angustia explota desde lo más profundo del teatro, ¡qué buen eco el de este lugar! Alejándome de allí pienso que es hora de mudarme, tal vez, cambiar de nombre inclusive, una nueva esposa, una que no sea buena actriz, así me daré cuenta de si me engaña. Un nuevo empleo, quizá sea mi propio jefe, ganaré lo que quiera y haré lo que quiera, sé que seré mejor jefe que ese bastardo estirado y sin escrúpulos que ahora yace en el camerino de… ¿Cómo es que se llama? Excelente detalle estético y significativo haber dejado todo el dinero que me quedaba en la boca de ese desgraciado, justicia poética, leí en algún lado. ¡Qué bien se siente comenzar desde cero! Río a carcajadas, alejándome hacia la oscuridad de la noche y lo desconocido.
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