Bastará con que esté en su casa
para saber que en ese mismo momento
que sin necesidad de venir de fuera
ya ha llegado,
ya ha llegado.
Juan Calzadilla
Son dos voces las que cantan las que me llaman: las dos al mismo tiempo cantan y las contemplo, tal vez para compartir como la palabra. Un perro, un ladrido frena y con vacas y las dos voces siguen cantando. (1) -¡No son iguales! (2) -Nunca lo serán (3)-No pueden ser iguales. Una después de la otra me cantan al mismo tiempo la misma canción. Y los pasos y las vacas y las aves gritan, braullan. Aun esperando, aun para siempre esperando. Y la canción sigue, nunca se detiene. Las dos voces. (Alejandra Larrazábal) Ella se cubre así misma con sus partes vacías profundas, inmutables. A veces que se revientan de otras partes fotografiadas, pupila inmensa que se llena de agua, de un poco de vacío y movimiento capaz en el sonido invisible. (Alejandra Larrazábal) Sobre la luna creciente Gibosa Creciente: Aspirar la cuántica emoción de delirio en la fase de distancia hacia ella. Blanquear los parpados acostumbrados para flotar o parecer que flota. Continuar entre tanto fondo. Sentir y persistir la coexistencia con la mirada. Y entonces la claridad de la Santa Palabra que la acompaña el microscópico sonido del deleite de la tierra. Si siente ganas de desnudarse, desnúdese (Des nu dda) Como las claves; sol la sol si si re do do mi fa-tiga. (Alejandra Larrazábal) El rectángulo de luz que me espera y me observa detenido porque me doy cuenta abrazada en lo extenso dónde se ocultan los árboles obligando la cara al cuerpo el sonido breve repetido dos veces. El derrame cromático y el distante movimiento él también se da cuenta, el puente se abre la voz se escucha. (Alejandra Larrazábal) El sujeto no sabe que es sujeto, si algún día fue sujetado si alguien lo pueda sujetar. El sujeto se pierde entre la mano y su frontera, sujeto que a veces ven los niños y se sujeta de su amor y de sus odios de su simultanea sombra de su muerte, ojalá el sujeto venga. (Alejandra Larrazábal) Me cago en los que saben, en los que saben del poema de sus teorías me cago en su ego en su discordia con el mundo mi mierda no sirve en su mundo eso lo sé, pero me alivia cagarlos en silencio en lo reversible de su denominación de los que se quedan con esa palabra en el tiempo, y recuerdan los aplausos con amor pero sus odios son frágiles el barro de su cuerpo me gusta puedo hacer una canción rotada de llano con sus ojos, de los que ven el mundo con piedad se olvidan de su transparencia de sus ojos blancos, de su tierra blanca. Ellos sólo quieren morder, sólo eso. (Alejandra Larrazábal) Siempre habrá palabras mojadas, Las agarro y me mojo con ellas. Me invitan a sus casas con una risa sospechosa, una boina y un café., Me acostumbro a su educación, piso su piso, me acuesto en sus camas, se fuman un porro y sus baños huelen a mierda, una ambición de materias absurdas, podridas de ideas de otros. Teléfonos, viajes, tatuajes, dinero, mierda, mierda. Son reales? Son complejos? Son de miedo. Prefieren oficinas, sé, sé. (Alejandra Larrazábal)