Uno de los invitados especiales al Séptimo Seminario Bordes: Muerte y Espiritualidad es el dramaturgo, actor y director de teatro, Aníbal Grunn. Quien afirma haber nacido en Argentina por casualidad, actualmente tiene más de 40 años viviendo en Venezuela y afirma que no se irá de este que es su país.
Su amor hacia Venezuela y el teatro se deja ver en la larga lista de labores útiles que ha realizado en pro del desarrollo cultural del país, las cuales han sido desde los escenarios, los estudios de televisión, las aulas de clase y los platós cinematográficos. Un apasionado en todo lo que se refiere a artes escénicas y que deja ver en cada una de sus creaciones su persistente e inquebrantable dedicación y pasión por lo que hace.
Egresado de la Escuela Municipal de Teatro (Argentina 1969), Aníbal Grunn cuenta con participaciones como actor en grandes obras del teatro universal. Ha dirigido a los artistas de más alto prestigio en el país. Formó parte durante casi una década de la Fundación Rajatabla ejerciendo, además de actor, diversos roles como Coordinador del Taller Nacional de Teatro (TNT) y de varios núcleos del Teatro Nacional Juvenil (TNJ) y Director del Centro de Directores para el Nuevo Teatro. Como dramaturgo tiene más de treinta obras escritas. Ha participado en diversos festivales internacionales, no sólo como actor sino también como director y dramaturgo. Numerosos y merecidos son los reconocimientos que ha recibido.
¿Cuál es su libro favorito?
Es difícil hablar de un solo libro favorito. Tengo algunos, un poco más de uno. Sin importar el orden y cada uno por lo suyo, me gustaría nombrar: EL PRINCIPITO, de Saint-Exupéry, MI PLANTA DE NARANJA-LIMA, de José Mauro de Vasconcelos, LOS PREMIOS, de Julio Cortázar, 12 CUENTOS PEREGRINOS, de Gabriel García Márquez, LA TIA JULIA Y EL ESCRIBIDOR, de Mario Vargas Llosa y así continuar, la lista es larga.
¿Cuál es su obra de teatro favorita?
Debo responder igual que a la pregunta anterior, son muchas, ni una ni dos. Algunas son mis favoritas para dirigirlas, otras para actuarlas y muy pocas para verlas. Me gusta el teatro comprometido, el que tiene que decir cosas, el que me hace reflexionar, el teatro comprometido, el irreverente, el contestatario.
¿Qué representa para usted el proceso de adaptación?
En principio la necesidad de ver ese texto representado, si es una novela, hacerlo teatro, si es una obra universal, darle vigencia, contemporanizarla. Darle comprensión, mayor interpretación, localizarla, hacerla viva y apropiarme de ella.
¿Prefiere actuar o escribir?
No puedo escoger. Escribo para dirigir, escribo para testimoniar, escribo por una necesidad vital de decir cosas, lo que siento, lo que pienso. En su mayoría, lo que escribo forma parte de mi vida, de la historia de mis amigos, de mi gente. Pero en el fondo, no deja nunca de ser autobiográfico. Escribir y actuar es una necesidad vital.
¿Cuál de todos los procesos creativos que realiza disfruta más?
No puedo elegir. Cada proceso creativo lo disfruto plenamente en el momento en que lo estoy realizando. Cuando escribo, cuando actúo, cuando dirijo, cuando doy clases, soy muy intenso. En cada minuto de mi vida me entrego el todo por el todo. No puedo ser más intenso en uno que en otro. Cada cosa la realizo con la misma pasión, con misma devoción, con la misma intensidad.
¿Cómo fue la experiencia de vivir en San Cristóbal?
Maravillosa. En San Cristóbal viví cosas irrepetibles. Por primera vez pensé en no volver al teatro. Me sentí exilado en mi propio país, rechazado por mucha gente que me dio la espalda y abrazado por los tachirenses que me cobijaron como un hermano más. Descubrí almas gemelas que me ayudaron a sobrevivir el golpe terrible de la desaparición de Carlos Giménez. Descubrí amigos que aún hoy viven en mi corazón y con quienes mantengo fuertes lazos afectivos.
¿Qué le brindó San Cristóbal durante esos tres años?
Paz, paz, paz. Mucho amor y mucha seguridad. Amigos entrañables. Hermanas y hermanos. Hijos de la vida, del amor. Hace pocos días me encontré con alguien de San Cristóbal en Colombia y aunque hacía mucho tiempo que no nos veíamos, fue como si todos estos años nunca hubieran pasado. Fue un maravilloso reencuentro.
¿Extraña Caracas?
En lo absoluto. Extraño la otra Caracas, la que desapareció, la Caracas afectiva, teatrera, maravillosa, llena de vida, de amor, de solidaridad. No ésta, agresiva, soberbia, individualista, arrogante y pretensiosa en que la han vuelto.
¿Es distinto crear teatro para Guanare que para Caracas?
No, para mí, el proceso creador es igual de intenso, profundo, riguroso y disciplinado en cualquier parte donde esté. Soy el mismo en Guanare que en Caracas, el público es el mismo y el público es quien me interesa.
¿En algún momento ha pensado regresar a vivir a Argentina?
Absolutamente no. Yo nací en Argentina por casualidad. Siempre lo he dicho, este es mi país. Yo soy venezolano, porque quise serlo. No por razones circunstanciales, ni de nacimiento. Yo quise estar aquí y nunca me voy a ir de este país.
¿Qué expectativas tiene con la participación en el VII Seminario Bordes?
Tengo varios años recibiendo la invitación a participar en Bordes, al fin se dio la oportunidad. Mi tiempo y el tiempo del Seminario. Mi mayor expectativa es volver a actuar en San Cristóbal, después de hace casi 20 años y sobre todo con un texto tan importante como es A tu memoria.
Algo que le gustaría compartir con los asistentes al Seminario:
Agradecer esta oportunidad. Confiar en no defraudarlos. Y por supuesto que podamos conversar luego de la función. El diálogo es muy importante.
Betzy Castillo