Rafaela Baroni

Nace el 1 de Noviembre de 1935 en  Jajó (Estado Trujillo, Venezuela),  hija de Francisco Baroni,  un agricultor italiano y María Miliani; de su madre aprende el oficio de la costura y la talla de figuras religiosas hechas con yesca, su formación artística es autodidacta y lo mítico-religioso define la línea ética y estética de su obra. En 1945 ocurre un hecho peculiar en la vida de la artista,  es dada por muerta y 24 horas después dentro de su ataúd la niña abre los ojos. Desde ese momento en todo Jajó comienza a hablarse del milagro de Rafaela. El amor, el matrimonio, la maternidad y los problemas económicos han sido una constante en la vida y obra de esta artista. Lo onírico y su fe inquebrantable se manifiestan plenamente en su trabajo. Realiza su primera exposición en el Palacio de Gobierno del estado Mérida (1979), en el año 1980 participa en la exposición de Arte Popular, organizada por el Museo de Arte Popular Salvador Valero; En el año 1982 se consagra como artística plástica trujillana al exponer sus tallas en Chile, recibiendo por primera vez un premio por su labor artística. Las circunstancias de la vida de Rafaela, como también el factor mítico-religioso y la muerte concebida como un acto religioso, juegan un papel primordial en la estética de esta artista popular trujillana conocida como la cultora de la muerte.
Su actividad de talladora de imágenes sagradas, pájaros y figuras mágicas, está envuelta en una aureola de múltiples acentos que recorren, desde dotes de hacedora de milagros y facultades premonitorias, Ángel Loro, Señora de la Virgen, hasta extraordinarias habilidades para organizar eventos festivos tradicionales y teatrales en su pueblo de Boconó, preparar a los difuntos y dirigir los rezos de tales ocasiones. Pero lo más importante en ella es la síntesis que logra entre religiosidad, intuición y talento artístico.
(Sofía Imber: 1993).