San Juan Bautista

de Agua y de Fuego

Anderson Jaimes

2021

Fundación Cultural Bordes

35 páginas

Este cuaderno de la presentación introduce la tesis sobre la herencia judeocristiana y el sincretismo cultural en América: En América la tradición judeocristiana deviene en una herida supurante que desde la conquista hasta el presente no deja de abordarse con dolor, por razones ampliamente conocidas y reseñadas, sin embargo, de dicha herencia, repasaremos una parte de su amplio imaginario que fue trasplantado e impuesto a la fuerza tratando de sepultar el que ya estaba establecido en este continente antes de que se Ilamara América. Este trasplante no produjo la muerte de lo autóctono, aunque ciertamente lo ensombreció, y de manera inesperada marcó el inicio de un complejo proceso de sincretismos culturales, de hibridaciones, expresiones, y códigos recodificados, donde los personajes del cristianismo adquirieron segundas y solapadas lecturas, en lo que es considerado un proceso de resistencia. Consciente de todo este devenir y como buen estudioso de dichas manifestaciones culturales, Anderson Jaimes nos presenta la revisión de una de las figuras más emblemáticas, no sólo de la tradición judeocristiana sino de otras religiones, como lo es Juan el Bautista, un personaje histórico envuelto en un halo de misticismo

Este ensayo se adentra en la figura de San Juan Bautista, una de las más emblemáticas del imaginario judeocristiano y occidental. Utilizando una perspectiva transdisciplinaria que fusiona la teología, la etnología, la historiografía, la arqueología y la antropología , el autor examina el mito, la predicación y, especialmente, la resemantización de este personaje en el contexto americano y venezolano.

La obra comienza explorando las raíces de la figura del Bautista: su carácter de profeta asceta y su rol subversivo, que clamaba por el arrepentimiento y anunciaba la llegada de un mesías libertador para los pobres. También analiza el sincretismo de la festividad cristiana del 24 de junio (solsticio de verano), que suplantó y absorbió antiguos ritos paganos europeos asociados al fuego y al agua.

El estudio culmina en América, donde la herencia judeocristiana, impuesta por la fuerza, se transformó en un complejo proceso de resistencia y sincretismo cultural. En Venezuela, el culto a San Juan fue adoptado y enriquecido por las comunidades indígenas y los africanos esclavizados , quienes fusionaron sus propias deidades y ritos ancestrales de fertilidad y lluvia con la figura del santo, creando una celebración multicultural, especialmente visible en las costas con el poderoso ritual del tambor. Además, el autor aborda la importancia toponímica del santo, ligada a la identidad de varios pueblos venezolanos, como San Juan de Colón, de donde es oriundo

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