Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (2017), la empatía humana puesta al límite

Cine, Publicación

  Por Jesús Baclini Tres avisos en las afueras, tres avisos que buscan dictar una sentencia más profunda de la ya plasmada, tres avisos que son un grito de exigencia, de justicia, unidos como lo están las personas, por sus historias, sus coincidencias, los saludos y despedidas, los lugares comunes, pero también por sus diferencias. Lo que distingue a cada persona de la otra también es un factor de unión, de reconocimiento de nosotros mismos en los demás, por contraste, el mismo contraste que generan esos avisos, desde el germen que motivó a ponerlos a alguien que hubiese preferido no

 

Por Jesús Baclini

Tres avisos en las afueras, tres avisos que buscan dictar una sentencia más profunda de la ya plasmada, tres avisos que son un grito de exigencia, de justicia, unidos como lo están las personas, por sus historias, sus coincidencias, los saludos y despedidas, los lugares comunes, pero también por sus diferencias. Lo que distingue a cada persona de la otra también es un factor de unión, de reconocimiento de nosotros mismos en los demás, por contraste, el mismo contraste que generan esos avisos, desde el germen que motivó a ponerlos a alguien que hubiese preferido no haber tenido nunca motivos para hacerlo, hasta el rechazo que los mismos generaron en variedad de personas, a la iglesia, profesiones varias, intereses y motivaciones en torno a un pueblo indiferente, en el que la empatía solamente vio la luz cuando el método se hizo filoso.

El film de Martin McDonagh nos narra un tema crucial en el hombre como ser social, a través de personajes que caminan al borde del mismo, como lo es la empatía. Todos buscamos conseguir nuestro reflejo en alguien más, o en un grupo, sentirnos identificados o que no somos los únicos en algo, el reconocimiento o el pertenecer a, y los personajes principales de esta cinta, aunque pertenezcan, no les importa o buscan demostrar que aquello les da igual. Una madre que busca justicia sin pensar en las consecuencias de sus actos, un policía enfermo que intenta mantener la moral de su profesión a pesar de que eso le puede costar la vida, otro policía que no entiende la moral de su profesión más allá de sus sentimentalismos, un publicista que solo quiere mantener su negocio aunque no sea políticamente correcto y ande en la frontera de la ley, un enano que intenta salvaguardar el autoestima de su naturaleza, un exesposo que oculta los errores de su vida y su actitud agresiva obligándose a autocontrolarse ante su pareja a quien le lleva una considerable edad.

La historia transcurre entre escenas que continuamente nos gritan a la cara que, por muy diferentes que seamos, desde nuestros estilos de vida hasta la forma en que percibimos el mundo, sufrimos por los mismos motivos, y eso ya es razón suficiente para sentir empatía entre nosotros, por esos personajes que sufren en diferentes tiempos por cosas que les afecta, nos afecta, o nos afectaría de igual modo. Es un escenario de encuentro, una conferencia en la que la sensibilidad humana es el primer tema a discutir, o mejor dicho en este caso, de presenciar, porque la unión del sentir humano es lo que mueve a la trama, cuando los contrastes se chocan y forman nuevas formas, nuevos movimientos, nuevos colores, y por muy agradables o repulsivos que sean esos choques, es una muestra real de que inevitablemente estamos destinados a sentirnos humanos, la naturaleza nos lleva a sentir empatía aunque sea por seres que en un principio no nos generen nada más que rechazo… La sensibilidad humana es más fuerte que su razón, y a ella hay que apelar en los momentos más oscuros.

 
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