#RutasConHistorias: Vargas: la virgen, el valle, y El Cobre

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  Por Yoser Linares @yoserlg2 El Cobre no solo es dos calles: una subiendo y otra bajando, como dicen algunos. A pesar de ser considerado como pueblo de paso, el municipio tiene más territorio para conocer y disfrutar del paisaje de montaña con sus 266 Km² de extensión. Para que no haya confusión debe empezarse por definir bien sus límites: por el norte, limita con Jáuregui en el sector La Puntica, aunque parece que el río se encarga de la división; por el sur, inicia su extensión en el sector Los Laureles, Aldea Mesa de Aura limitando con el municipio

  Por Yoser Linares @yoserlg2

El Cobre no solo es dos calles: una subiendo y otra bajando, como dicen algunos. A pesar de ser considerado como pueblo de paso, el municipio tiene más territorio para conocer y disfrutar del paisaje de montaña con sus 266 Km² de extensión. Para que no haya confusión debe empezarse por definir bien sus límites: por el norte, limita con Jáuregui en el sector La Puntica, aunque parece que el río se encarga de la división; por el sur, inicia su extensión en el sector Los Laureles, Aldea Mesa de Aura limitando con el municipio Andrés Bello. En el este vía a Sucre termina su extensión hasta una capilla, siendo el límite Alto de Portachuelo; y para el oeste se encuentra delimitado por el páramo Angaraveca, en la (1) aldea Venegara con vía a Michelena donde se cuenta lo de La Copita de Oro.

Ahora bien, ¿Cómo recorrer el municipio Dr. José María Vargas? Hay varias formas pues existen vías alternas; por ejemplo, partiendo desde La Fría, descendiendo de La Grita o tomando la vía el Páramo por Michelena, entre otras. Para conservar el tradicional recorrido de la carretera trasandina puede iniciarse desde el portal de las montañas tachirenses: Cordero. De manera que lo que se puede encontrar va en el siguiente orden:

Abandonando Cordero por la troncal 07 se inicia el recorrido. Para empezar con un poco de aventura se puede hacer un pequeño trekking hacia el hito de Casa del Padre por un camino de tierra rojiza conocido como el camino de Los Conquistadores, la bodega Los Laureles puede ser el punto de partida. Retomando la trasandina, se contempla el paisaje montañoso.

Luego de pasar un pequeño puente a mano izquierda se encuentra el Parador Turístico Mesa de Aura, una creciente destruyó parte del lugar; sin embargo, aún hay quienes se adentran para acampar o utilizar los kioscos para compartir en familia. Anteriormente se pescaban truchas y era utilizado como balneario, también en ocasiones se usa como vía alterna para el páramo Las Coloradas.

Siguiendo la vía entre curvas estrechas se haya pequeños paraderos con venta de rosas o claveles así como los tradicionales dulces y bebidas. También, algunos murales alusivos a la peregrinación del santo Cristo de La Grita se aprecian así como sus atajos para recortar camino. En ocasiones pueden verse algunos ciclistas ejerciendo su mountain bike; por lo que, la velocidad en el viaje debe ser moderada para quienes van en vehículo propio. Notoria capilla, sencillo ambulatorio, y escuela rural se localizan en el lugar al lado de la vía.

El clima fresco se siente, en ocasiones la neblina cubre la montaña. En la vía aparece aislado el Restaurant y asadero La Granzonera. La cantidad de casas disminuyen, se consigue la Capilla del Divino Niño en el ascenso hasta llegar al punto más alto del municipio: El Páramo El Zumbador, sector de atractivo turístico perteneciente al Parque Nacional Los Páramos y de paso obligatorio para algunos habitantes. Varios son los establecimientos que se consiguen como el Restaurante Cafetín Lirios del Páramo, atendido por Henry Vega, el Café y Restaurante Brisas de La Montaña, o el restaurante Mi Chelita por nombrar algunos.

Así en el lugar se consigue la mejor muestra de objetos decorativos, vestimenta, y por supuesto comida, dulces y bebidas: desde pizca andina, sopa de arvejas, arepas de trigo con cuajada acompañadas de bebidas calientes como el tradicional café o chocolate sin olvidar el miche blanco y el famoso calentao.

Desde este páramo se puede ir a la aldea Angaraveca y Llano Grande, así como también al destino Queniquea – San José de Bolívar; sin embargo, para seguir dentro del municipio Vargas debe tomarse la carretera central pasando por la llamada antigua Casa Azul: el primer puesto de la Guardia Nacional desde 1938 pues el contrabando traído del Puerto de Santander y la migración colombiana ya se veía venir por esas fechas.

Más adelante el aroma a eucalipto prevalece y da la entrada a Los Mirtos pues en toda la carretera se encuentran los árboles crecidos de las semillas y plantas traídas de Suiza por el Monseñor Escalante en 1889. Así con el tiempo los árboles de eculyptus se consolidaron como reserva forestal. De Los Mirtos se puede tomar la dirección a la (2) aldea Río Arriba, lugar en lo alto de la montaña donde nace el río Torbes.

Para el descanso se puede considerar el Hotel & Spa Piccolino. Allí también hay una pequeña tienda de ropa acompañada de algunos dulces como el higo y licores de plantas aromáticas como la mentha. Más adelante también hay pequeñas tiendas con ventas de bebidas típicas: vinos a base mora, infusiones de pétalos de rosas, y cocteles de frutas. Con suerte se consigue las tradicionales “fresas con crema”.

Al continuar, la Escuela Básica Santa María Micaela se encuentra en la vía, la cual fue sede en 1987 para internar a jóvenes con problemas de conducta. Luego, empieza el descenso, hacia al fondo a mano derecha se pueden ver algunas cabañas pintorescas cerca del río. Allí se encuentra la Finca la Huérfana atendida por su propietaria. Cerca la Quebrada La Blanca que puede ser otra alternativa para el turismo de aventura: tomando un sendero montaña arriba; por más de tres horas se consigue la naciente de agua, entre las rocas de tres montañas. Debe tenerse precaución y por supuesto la guía de algún baquiano.

En el Cobre puede hablarse de ¡agroturismo! Son varias las aldeas que emplean actividades del sector primario: arado de bueyes, pela de ajos, elaboración de aceite de pipa de tártago, ordeño de vacas, producción de guarapo de papelón. A 5 km del casco central por la Aldea Cerro Duque se habla de la Cueva del Guácharo donde varias aves habitan, y al parecer se encuentra la naciente de una quebrada. A medida que el agua baja entre rocas lisas de dos cerros se aprecian algunas hermosas caídas de agua de atractivo natural para el poblado.

El valle de San Bartolomé del Cobre

Luego de pasar un arco, al fin se observa el Cobre con más de 2.100 m.s.n.m., y no es de extrañar al ver ojos azules, pieles blancas y rasgos aborígenes todo conjugado para formar al campesino agricultor. Sin duda el mestizaje se hizo presente en este pueblo descubierto en 1558 y fundado en 1812 en manos de Pablo Antonio Morales. Así debe recordarse que los indios Cobreros, (Bocaqueos) fueron sus principales pobladores en El Acabuco, y según mantienen algunos encantos como el camino Real de El Cobre a Seboruco. La llegada de conquistadores reconstruyó el asentamiento e introdujo costumbres con características de los pueblos de España. Por otra parte, algunos negros fueron esclavos para la explotación de las minas de cobre en el barranco Los Colorados, planchas del mineral mezcladas con plata fueron halladas en el lugar descritas por Don Diego Villanueva. Hoy solo queda el nombre del pueblo pues se agotó la existencia de la reserva mineral.

Se dice que unos misioneros provenientes de Pamplona con destino a La Grita dejaron la imagen de la Virgen del Carmen, más adelante se construyó su capilla para venerarla. Se evidencia en cada aldea del municipio la construcción de capillas; por ejemplo, la capilla de San Roque en el sector La Mesa, caserío Mesa de Pernia o la capilla de Santa Lucía desde 1960 en la (3) aldea Pernia, sector Cuchilla de Guayana donde también se encuentra el pozo del amor.

“Y si vas a El Cobre quiero que me traigas una virgencita de la caridad”.

La primera plaza que divide la vía, El monumento a la Virgen del Carmen aparece con unas bancas a su alrededor. Más abajo está la plaza menor con antigüedad entre 1590 – 1610 y decorada con piso de terracota. Posee varios elementos característicos donde se haya el antiguo árbol de pimiento (schinus molle) dejado por un francés, como recuerdo de su visita en 1600; y el busto del Dr. José María Vargas quien da el nombre correcto a la plaza Vargas, y al municipio.

El por qué asignar Vargas a esta zona del Táchira es interesante. Vargas recuerda al estado de la costa, y si se hace analogía por el nombre se puede recordar dos desastres naturales: el deslave de 1999 en el estado venezolano, y el desborde de 1942 en el municipio andino. Así El Cobre sufre el peor acontecimiento un 27 de noviembre de 1942: Cielo oscuro, fuertes vientos, y lluvia torrencial azotó a la población. Según para las seis de la tarde el escurrimiento de las aguas que bajaban por las montañas estremecía. Era inevitable la unión de quebradas como La Playa y El Rincón al río El Valle. Así un desborde arrasó con todo a su paso. Casi 200 víctimas ocasiono la catástrofe, y para los sobrevivientes quedaron recuerdos impactantes como la destrucción de una parte del cementerio con sus muertos desenterrados.

El origen del desastre al parecer fue una tromba marina, el cronista Néstor Melani Orozco lo refleja en «la creciente de San Bartolomé del Cobre». Así surgen varias historias por aquellas personas que vivieron el suceso, así como de quienes aún recuerdan las palabras de los más viejos. El cronista del pueblo Don Eliseo Zambrano, tal vez haya recogido algunas historias. Religiosamente se atribuye la intervención de la Virgen del Cobre en el desastre. Para recordar el evento se asignó el nombre de pasaje 27 de Noviembre a una prolongación de la carrera 3: una calle reconstruida que conserva la arquitectura de antaño.

La tragedia en El Cobre fue algo inesperado hizo que muchas personas se marcharan del lugar pues todo lo habían perdido. Como explicación razonable a lo acontecido, debe decirse que la ubicación de poblamiento no fue la ideal pues El Cobre se encuentra dentro de un cono de deyección y cerca del lajón de los indios. De lo anterior, puede rescatarse que también gracias a esa ubicación El Cobre puede ejercer actividades agrícolas: cultivo de hortalizas con sus mecanismos de siembras así como cría de ganado pero en menor volumen.

Cinco rubros predominan en el municipio Vargas: papa, zanahoria, tomate, pimentón, y cebolla; sin olvidar otros productos como café, repollo, apio, cilantro, entre otros. Cada uno de ellos tiene su periodo de cosecha, el cual suele ser de diciembre a junio. Para mayor información se puede acercar a la sede de la Fundación Ecológica del Táchira (Fundaceta).

Volviendo de nuevo a la vía por recorrer, al lado de la plaza Vargas se encuentra la posada El Altillo creada por medio de una cooperativa. Sin duda, es una opción de hospedaje con su sauna, gimnasio y auditorio. En el casco central hay varios abastos, una vieja farmacia e instituciones necesarias para la convivencia en el pueblo como la fundación parroquial paz y justicia.

Un poco más abajo se haya la Plaza Mayor, la cual ha sido modificada en diferentes ocasiones con sus bancos de hierro forjado con detalles de nombres de personajes populares. La construcción con mayor valor es la iglesia San Bartolomé del Cobre. También está decorada con pequeños pinos, sin olvidar la estatua pedestre del pequeño Bolívar por Bayron Paz Quintero. Cerca de esta plaza Bolívar permanece el cuartel militar construido desde 1920 que recuerda las órdenes fijadas en la época de Juan Vicente Gómez.

Desde el 20 agosto se recomienda la fecha ideal para visitar el pueblo pues la feria de San Bartolomé inicia en honor al apóstol con su homenaje cada 24 de agosto. Así la religiosidad se conserva con eventos tradicionales como la elección y coronación de la reina acompañados de música campesina y baile.

Las tierras fértiles del pueblo permiten la práctica de la floricultura; por lo que, pueden observarse algunos invernaderos como el de Don Jorge Marquino en el sector El Playón. Dentro de las flores destacan calas, rosas, alstroemerias (lirios), y gerberas (margaritas). Así algunas personas compran al detal las recién cortadas flores mientras que los caberos distribuyen el producto a otras zonas del país. No es de extrañar también que el frente de la mayoría de las casas esté adornado por variedad de plantas con sus flores ornamentales.

Ya saliendo del pueblo está la Capilla El Calvario en el Sector La Bomba, algunos accidentes automovilísticos han ocurrido al pie del Cobre. Luego a casi 2 Km se encuentra la (4) aldea Angostura. Se consigue el Parador Turístico Doña Rita, siendo el primer establecimiento turístico inaugurado en el municipio. Claudymar Labrador relata que el nombre se debe en homenaje a su abuela Doña Rita Elena Gómez de Contreras.

El parador de Doña Rita posee una excelente vista, al igual que el Parque Las Cruces y el mirador o Borde de El Cobre por la (5) aldea La Vega a 500 metros. La mayoría de fotografías y cuadros pintados del municipio Vargas se inspiran en el paisaje que allí se aprecia.

Más adelante en plena carretera se encuentra un área recreativa abierta al público: el Parque Angostura. El lugar está dotado de gazebos pequeños así como de juegos mecánicos tradicionales. Todo es muy sencillo pero su finalidad recreativa se mezcla con la historia pues en esa zona boscosa para el 15 de abril de 1813 hubo un enfrentamiento entre tropas realistas y patriotas en el proceso de la Campaña Admirable, Rafael Urdaneta y Manuel del Castillo estuvieron presentes por nombrar algunos. De manera que allí se encuentra el pequeño monumento Obelisco de Angostura, con placas conmemorativas donadas.

Otros establecimientos pueden conseguirse en el municipio como la Posada y Artesanía “El Descanso” de Carmen Barragán, así como el Parador Turístico El Tinajero, el Gill Cobrense, y el Restaurante Estancia de Palomo descritos por José Gregorio Lavacaude. No puede olvidarse tampoco la Plaza Don José Antonio Escalante, quien fue médico empírico del pueblo (homeópata). Por el sector El Molino, se ubica la Posada Villa Consuelo con el mejor paisaje de las faldas montañosas.

Entre tierras fértiles, en un valle de donde descienden varias quebradas El Cobre se ubica con su gente trabajadora. La agricultura en el municipio se desarrolla durante todo el año dependiendo de las fases de la luna; mientras, la dependencia del ciclo natural del agua se ha sustituido por la instalación de tuberías para el sistema de riego. Además, el color de las montañas varía dependiendo del tipo de siembra, que a la vez cambian el aroma por la ruta de paso. Así, visitar El Cobre es la mejor forma de conocer los andes tachirenses pues se encuentra en el corazón de la montaña andina.

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