Las preciosas ridículas (Reseña)

Artes Escénicas

Por José Romero Corzo Un tono chusco, crítico y punzante constituye esta obra como un refinado cuadro de costumbres, siendo además, una sutil caricatura tipificadora del contexto social pequeñoburgués del que hace mofa, para señalar con acierto la ordinariez indisimulable de las dos burladas heroínas, a causa de sus risibles e incongruentes afectaciones. Pieza teatral en un solo acto de Molière estrenada en el marco de la Semana del Teatro en Homenaje al maestro Jesús (Chucho) Delgado por el Grupo del Actor en la Escuela Regional de Teatro del Táchira, bajo la experta dirección de la profesora Ileana Sánchez. «La Grange

Por José Romero Corzo

Un tono chusco, crítico y punzante constituye esta obra como un refinado cuadro de costumbres, siendo además, una sutil caricatura tipificadora del contexto social pequeñoburgués del que hace mofa, para señalar con acierto la ordinariez indisimulable de las dos burladas heroínas, a causa de sus risibles e incongruentes afectaciones.

Pieza teatral en un solo acto de Molière estrenada en el marco de la Semana del Teatro en Homenaje al maestro Jesús (Chucho) Delgado por el Grupo del Actor en la Escuela Regional de Teatro del Táchira, bajo la experta dirección de la profesora Ileana Sánchez. «La Grange [dirigiéndose a Du Croisy] – En cuanto a mí, os confieso que me tiene completamente escandalizado. ¿Se ha visto nunca a dos bachilleras provincianas hacerse más desdeñosas que éstas y a dos hombres tratados con más desprecio que nosotros? Apenas si han podido decidirse a ordenar que nos dieran unas sillas. No he visto jamás hablarse tanto al oído como hacen ellas, bostezar tanto, restregarse tanto los ojos y preguntar tantas veces: «¿Qué hora es?» No han contestado más que sí o no a todo cuanto hemos podido decirles. ¿Y no confesaréis, en fin, que aun cuando hubiéramos sido las últimas personas del mundo, no podía tratársenos peor de lo que lo han hecho?». Este parlamento de la clásica comedia francesa referida, permite anticipar que las insolentes Magdelon y Cathos recibirán un merecido escarmiento a causa de su estúpida pedantería neorriquista. Su argumento resume el hilarante enredo en que se trenzan las dos arrogantes pero ingenuas chicas provincianas recién llegadas a París como burguesas, cuyo reciente ascenso económico no logra emparejarse -ni tampoco podría lograrlo- con las elegantes y distinguidas maneras de la más rancia aristocracia parisina: Georgilus, burgués de provincia llega a Paris con su hija Magdelon y su sobrina Cathos; quiere casarlas con Lagrange y Du Croissy, dos gentiles hombres cuyas pretensiones ven rechazas por parte de las chicas, quienes argumentan que los caballeros no son tan refinados como ellas esperan ni están al día en las cosas del espíritu. Ambos caballeros envían a sus sirvientes Mascarille y Jodelet para que se presenten ante las señoritas, el uno como vizconde y el otro como marques, con el encargo de sobreactuar ante ellas distrayéndolas mediante afectadas demostraciones de galantería y dispendioso preciosismo barroco. Las dos chicas se muestran fascinadas hasta cuando llegan los caballeros, quienes despiden a sus lacayos, no sin antes despojarlos de sus ropas. Las jóvenes -y con ellas la burguesía naciente- son llevadas al ridículo en la pieza teatral mediante la farragosa afectación retórica, indumentaria carnavalesca y gestualidad paródica del galante estilo preciosista, cuya satírica mordacidad se dirige con sus punzantes dardos a esa clase social que recién se empoderaba de los suntuosos ámbitos nobiliarios aspirando igualar no solo sus privilegios y prerrogativas económicas sino también, y, sobre todo, sus exquisitos modales y refinada etiqueta.
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