¿Qué harías si supieras que esta es la última noche del mundo? –¿Qué haría? ¿Lo dices en serio? –Sí, en serio. –No sé. No lo he pensado. –Bueno, será mejor que empieces a pensarlo. –¡No lo dirás en serio! El hombre asintió. –¿Una guerra? El hombre negó con la cabeza. –¿Ni la bomba atómica o la de hidrógeno? –No. –¿Una guerra bacteriológica? –Nada de eso –dijo el hombre, revolviendo suavemente el café–. Solo, digamos, un libro que se cierra. –Creo que no entiendo. –No. Ni yo, para serte sincero. Solo es un presentimiento. A veces me asusta. A veces no