La llorona… tres en una (Reseña teatral)

Artes Escénicas, Publicación

La Llorona… tres en una Las tres sirenas, las furias, las parcas… Las tres fases de la luna, diosa oscura, enigmática, de rostro cambiante. Esta compleja y antigua imagen de la tríada femenina es la que hemos podido apreciar en nuestra última visita a la sala experimental de teatro Rafael Daboin de la UNET. Acudo para presenciar otro montaje de la compañía El Incinerador Teatro, cuyo trabajo he venido siguiendo hace algunos años. También fui asidua de la sala en otra época, hace unos 20 años, y me llegan recuerdos de aquel director de producciones esmeradas, preciosistas (Daboin). También imágenes de los últimos

La Llorona… tres en una

Las tres sirenas, las furias, las parcas… Las tres fases de la luna, diosa oscura, enigmática, de rostro cambiante.

Esta compleja y antigua imagen de la tríada femenina es la que hemos podido apreciar en nuestra última visita a la sala experimental de teatro Rafael Daboin de la UNET.

Acudo para presenciar otro montaje de la compañía El Incinerador Teatro, cuyo trabajo he venido siguiendo hace algunos años.

También fui asidua de la sala en otra época, hace unos 20 años, y me llegan recuerdos de aquel director de producciones esmeradas, preciosistas (Daboin). También imágenes de los últimos años, de un teatro experimental y contemporáneo. De jóvenes actores que no se comportan como estudiantes que juegan a hacer teatro universitario. Porque no lo son. El teatro es un juego serio. Y estos jóvenes son actores profesionales.

Este «nuevo» director de la última década del GETUNET nos tiene acostumbrados a piezas de dramaturgia corporal, donde el texto parece ser relegado a favor de un trabajo plástico, visual.

Despierta mi curiosidad saber que veremos un monólogo escrito por Humberto Robles en 1998 y representado ya en 20 países, incluyendo a Venezuela. Es un riesgo. Más riesgoso aún, se trata de un trabajo sobre Frida Kahlo. Personaje teatral en vida, representada cientos de veces después de muerta.

Muchos objetos esparcidos sobre el suelo, a primera vista confirman que se trata de un montaje de José Ramón Castillo y del Incinerador. La proyección de imágenes sobre telas arrugadas que ratifica el estilo, genera incomodidad, pero no sorprende porque es también un elemento conocido.

La primera sorpresa es el olor a cebolla, entre velas y patillas. Y la energía del texto inicial en boca de una Frida jovencísima y mexicanísima. Diana López, actriz invitada en su primera participación de un montaje en Venezuela.

Esta versión de Viva la Vida nos muestra tres Fridas. Tres en una. Acertadamente no se pretende hacer hablar demasiado mexicano a las dos actrices andinas y ninguna imita a la otra. Son tres Fridas distintas, cada una con su propia fuerza y estilo individual.

El crecimiento de Adela Sánchez y Dulce Santander con respecto a interpretaciones anteriores es evidente. También es cierto que sus roles en otras piezas, por la construcción de los textos, han sido apenas siluetas, perfiles de lo femenino, representando estereotipos o fantasías masculinas sobre la mujer.

En esta oportunidad interpretan a una muerta muy viva, donde lo femenino tiene sustancia y profundidad. Dulce no es nada dulce en esta pieza, mejor que eso es ácida, amarga y vibrante. Y es importante reconocer que lo femenino es todo eso y más. Frida es buen material para descubrirlo.

Una escena muy femenina que me conmovió especialmente: las tres mujeres en ropa interior, pintando sobre sus cuerpos, sin otras palabras que la letra de La Llorona, en una hermosa versión de Chavela Vargas, que embarga de tristeza al público.

Esta obra es sobre la muerte y el dolor. Puede que no nos quede claro conscientemente, pero las emociones pesarosas que se llevan en el cuerpo cuando salimos de esa sala lo indican.

Hay imágenes duras, como la amputación del tronco o el aborto patilla. Aún así, no hay violencia gratuita ni vulgaridad. Se trata de un texto poético y la puesta en escena no se ha quedado atrás.

El riesgo bien valió la pena. Con un monólogo, nos han brindado a tres Fridas, en su dolor, gracia y desparpajo. Qué afortunados quienes apuestan y ganan, jugando en serio al teatro. Arte que nunca muere o que muere siempre y sigue renaciendo en cada representación.

Fania Castillo

HORARIO DE FUNCIONES: Martes 28, Miércoles 29 y Jueves 30 de abril. 6:00pm. Sala experimental de teatro Rafael Daboin. UNET.

FOTOGRAFÍAS: Igor Castillo

 
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