Francisco Massiani: Ese algo que buscan los personajes jóvenes

Literatura, Publicación

FIESTA DE CAMPO Y RENATE O LA VIDA SIEMPRE COMO EN UN COMIENZO. DOS NOVELAS CORTAS. FRANCISCO MASSIANI – OTERO EDICIONES (2008).   Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no. Mark Twain   Marzo 2016.- (Por Jhonn Benítez) Buscar en un texto literario figuras que aludan a lo literario como hilo de la trama es una tarea que Italo Calvino consideraba como “un ejercicio crítico demasiado obvio para seguir obteniendo algún provecho” (1994; P208). Buscar en novelas como Los detectives salvajes -por citar un ejemplo-, de Roberto Bolaño, interpretaciones a las actitudes del poeta García Madero, Belano, o

FIESTA DE CAMPO Y RENATE O LA VIDA SIEMPRE COMO EN UN COMIENZO. DOS NOVELAS CORTAS. FRANCISCO MASSIANI – OTERO EDICIONES (2008).  

Cuando era más joven podía recordar todo,

hubiera sucedido o no.

Mark Twain

 

Marzo 2016.- (Por Jhonn Benítez) Buscar en un texto literario figuras que aludan a lo literario como hilo de la trama es una tarea que Italo Calvino consideraba como “un ejercicio crítico demasiado obvio para seguir obteniendo algún provecho” (1994; P208). Buscar en novelas como Los detectives salvajes -por citar un ejemplo-, de Roberto Bolaño, interpretaciones a las actitudes del poeta García Madero, Belano, o Lima, como personajes que encarnan la figura del escritor bohemio, con los libros que leen y los poemas que escriben, es parte de un ejercicio crítico que llevaría a un callejón sin salida que se hace cada vez más alto y difícil de pasar.

Si se considerara seguir ese camino, y dicha búsqueda fuese centrada en la obra de Francisco Massiani, en Fiesta de campo y Renate o la vida siempre como en un comienzo se hallarían elementos útiles para estudiar un perfil de escritor desde la óptica de Massiani; un escritor que, en estas dos novelas cortas, mira más allá de las fronteras y escribe teniendo como tótem a Hemingway o como contexto la capital española de los años 60. Pero es el tema de la adolescencia el que quizá se vislumbra con mayor evidencia en la producción massiánica y el que sirve de asidero al registro usado por el autor en estas dos narraciones, una incluso testimonial, escrita a modo de confesión personal a un amor de verano.

Cuando Massiani publica Piedra de mar en 1968, ya Fiesta de campo y Renate… habían nacido de su mano. La primera ve la luz entre noviembre de 1965 y marzo de 1966, y la segunda en agosto del 65; lo que demuestra que el trato de personajes adolescentes en sus relatos no nació con Piedra de mar y que estas dos narraciones hacen de precedente a los que también serán los protagonistas de los libros de cuentos: Las primeras hojas de la noche (1970) y El llanero solitario tiene la cabeza pelada como un cepillo de dientes (1975). En la mayoría de los cuentos quienes hacen de héroes o antihéroes son adolescentes; valga como ejemplo uno de los más reconocidos: Un regalo para Julia, que serviría para retratar la identidad que Massiani reproduce en varios de los jóvenes a los que da vida en su narrativa: muchachos inseguros, retraídos y que parecen estar siempre buscando algo, dar perfil a su adultez, resignados en una adolescencia que van dejando atrás.

En Fiesta de campo es Ernesto el protagonista juvenil, un Ernesto que, para Rodrigo Blanco Calderón en el prólogo de esta edición, es un claro homenaje a Hemingway (P4). En este relato, los adolescentes se presentan como seres que no encajan en el contexto de la Caracas que viven, que huyen de las aulas de la universidad y los espacios de bullicio de la urbe y buscan sosiego en una casa de campo para encontrarse a sí mismos y hallar ese algo que buscan los personajes jóvenes de Massiani. Ernesto, por su parte, se presenta a lo largo de la narración como un joven escritor frustrado porque no logra culminar su novela; ante ese escenario, no solo busca paz en la casa campestre de su amigo Carlos sino que también desea dar el siguiente paso con su novia Carolina, un paso que los llevaría por primera vez a la cama, pero que ella aún no se atreve dar.

Massiani

Es claro que los protagonistas jóvenes de Massiani padecen el tormento de no haber iniciado su vida sexual. Ernesto cree que a través del contacto íntimo con su novia hallará cómo dar fin a su novela; Juan, de Un regalo para Julia, es más tímido y sueña con al menos tocar la mano de Julia mientras mira embelesado sus labios que son como “dos gajitos de naranja””.

Esa búsqueda de identidad y libertad sexual se evidencia también en el narrador protagonista de Renate o la vida siempre como en un comienzo, la segunda novela que compone esta edición. Aquí los adolescentes conviven por las calles de Madrid y disfrutan su juventud, y su desocupación, a través de la bebida, cigarros y paseos a los suburbios de la ciudad, casi siempre con alusiones de amor juvenil y encuentros eróticos pero no necesariamente con el clímax como desenlace. El centro de la novela es la atracción entre el narrador y Renate, y el deseo del primero por pasar la mayor parte de su tiempo junto a ella, antes de que parta a Lisboa y él a Venezuela. Esta novela es sumamente autobiográfica; Blanco Calderón comenta que el boceto original del texto contiene al final una nota del autor donde explica que la historia fue escrita en una semana, y que fue el fruto de un amor de tres o cuatro días con una joven alemana de nombre Renate. Al parecer, Massiani escribió el texto al volver de España, en donde había estado acompañando a su padre a unos asuntos médicos cuando el joven autor tenía 21 años.

Los integrantes de ambas historias comparten más que edades juveniles; las dudas acerca del futuro o a veces incluso la inexistencia del pensar en ese futuro hacen que tengan más en común de lo que se podría atisbar. A veces el pesimismo de los protagonistas se acerca tanto al calco que tanto Ernesto como el narrador de Renate…, cuyo nombre no se especifica, anhelan «morir en el sueño», escapar de sus realidades mientras duermen; confiesa el joven en Renate…: «Sufría mucho, como algunos días, porque no encontraba ninguna razón en levantarme. En decirle a mi padre ‘buenos días’. Y luego desayunar y caminar, y volver a dormir» (P84).

Son entonces estas dos novelas cortas una muestra de la producción de Francisco Massiani cuyos derroteros apuntan al inicio de la adultez, a la decadencia y quiebre de la adolescencia perfecta, al comienzo de encuentros sexuales que dan paso a la adquisición de responsabilidades y al descubrimiento del amor verdadero. Dice Rafael Arráiz Lucca que la obra massiánica «trabaja la vida juvenil, de iniciaciones de todo tipo» (2007; P21) y son estas iniciaciones las que se encuentran en estos dos relatos de un autor que parece no estar cómodo siendo del todo adulto, y que no ha olvidado, al menos en su literatura, eso que llaman ser joven, como decía Exupéry en su Principito, aunque aquí sea con un matiz algo decadente.

 

Referencias bibliográficas

-Arráiz Lucca, Rafael, Puertas adentro, Caracas, Comala.com, 2007.

-Calvino, Italo, Por qué leer los clásicos, traducción de Aurora Bernárdez, México, TusQuest Editores, 1994.

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