Flora Francola en Bordes «Vacío y devoración» (Reseña)

Por Oscuraldo

Para ampliar más el Borde del seminario propongo estas modestas lecturas sobre algunas obras que considero subrayables por la calidad de su realización técnica y por su desarrollo discursivo o conceptual, incitando así a la reflexión y al diálogo, esperando que otras voces repliquen para que autores y público podamos vernos confrontados en un sano y nutritivo degustar de las artes. Flora Francola – Bordes – Vacío y devoración Tres telas traslúcidas, agujereadas y superpuestas, estiradas como pieles al sol formando un velo de la realidad que más que ocultar incita a descubrir. Una obra de grandes dimensiones emplazada frente a un jardín de la Universidad de los Andes, aprovechando inteligentemente las estructuras de hierro de los pasillos, dando como resultado una limpia y armoniosa relación entre el espacio arquitectónico y la obra. La veladura es una técnica pictórica bastante trajinada, pero Flora la recupera y

la reinventa de manera muy sublime usando telas que por su elasticidad se convierten en filtros que transforman el espacio y nuestra percepción. La veladura consiste en capas pictóricas muy aguadas que permiten ver un fondo y que al ser aplicadas una tras otra generan una particular profundidad de campo, distinta a la de la perspectiva matemática. En este caso la obra evidencia esa profundidad gracias a la interrelación de los planos mediante los agujeros de distintas dimensiones. La porosidad de la tela y los agujeros evidencian un vacío, la noción de aire, de espacio no ocupado, de ventana recuerda esa concepción oriental de vacío como lo plantea Lao Tse en el Tao Te Ching: Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa, y es el vacío lo que permite habitarla. Quisiera resaltar el resultado paisajístico de esta propuesta que al tener el jardín de fondo y los edificios de la universidad se convierte en un paisaje transfigurado, ya que las veladuras más allá de ocultarlo, lo tornan extraño e interesante, como si lo recuperaran de la cotidianidad y le devolvieran su fulgor. Vemos como los temas recurrentes del arte se repiten en la contemporaneidad, algunas veces producto de una revisión histórica realizada por el artista y otras de manera inusitada o intuitiva. Es, en casos como este, cuando el arte logra devolvernos la percepción del mundo (el paisaje) que perdemos sin darnos cuenta. Oscuraldo Fundación Cultural Bordes San Cristóbal – Táchira. 2013.