En lo profundo del bosque – Festival de Cine Francés en ULA Táchira (Reseña)

Cine, EVENTOS

Por Marian Velandia En lo profundo del bosque (Au fond des bois). Francia-Alemania, 2010 (Duración 102min). Drama Histórico. Dirección: Benoit Jacquot. Intérpretes: Isild Le Besco, Nahuel Pérez biscayart, Jérome Kircher.   La vigésimo séptima celebración del Festival de Cine Francés llega a las instalaciones de la ULA; con la cooperación de la Alianza Francesa, San Cristóbal tiene la oportunidad de degustar una selección digna de la pionera en representación del séptimo arte, Francia. La apreciación del cine por el público es de las más consolidadas desde sus inicios, y no es por menos al sugerir una proyección sobre algún punto

Por Marian Velandia

En lo profundo del bosque (Au fond des bois). Francia-Alemania, 2010 (Duración 102min). Drama Histórico. Dirección: Benoit Jacquot. Intérpretes: Isild Le Besco, Nahuel Pérez biscayart, Jérome Kircher.   La vigésimo séptima celebración del Festival de Cine Francés llega a las instalaciones de la ULA; con la cooperación de la Alianza Francesa, San Cristóbal tiene la oportunidad de degustar una selección digna de la pionera en representación del séptimo arte, Francia. La apreciación del cine por el público es de las más consolidadas desde sus inicios, y no es por menos al sugerir una proyección sobre algún punto en común con la experiencia humana; sus géneros son visiones humanas del por qué y cómo vemos o queremos representar una perspectiva del mundo. Antes de entrar al salón de usos múltiples donde se proyectan,  uno de los organizadores del evento, Rumenique Meza, estudiante de la universidad, ofrece un panfleto con la descripción del filme a presentar: “En 1865, en el sur de Francia, una chica de provincias abandona la casa de su padre para seguir a un vagabundo por los bosques; no se sabe si lo ha hecho por voluntad propia o forzada”. La curiosidad de las personas al ofrecerles una trama que puedan interpretar a su gusto, siempre es un buen gancho. Unos minutos antes de las 5:30, hora anunciada para la proyección, los que van llegando buscan un asiento y se acomodan al ritmo de Francoise Hardy, con Le Temps de l’Amour y la favorita Edith Piaf con La Vie En Rose, como preámbulo a la película. Sin retrasos empieza; mirando hacia atrás se nota la espera del público. Comenzamos con un filtro frío en toma general del paisaje y tomas medias de los actores en su entorno hacen referencia al panorama de esa época; entrando con los protagonistas Joséphine Hughes (Isild Le Besco) y Timothée Castellan (Nahuel Pérez Biscayart) el intercambio de miradas entre el vagabundo y la joven de casa nos sugieren un futuro encuentro. fond2En la casa del Doctor Hughes, el medico de los pobres, es recibido quien lo necesite, y el aparente sordomudo de Timothée aprovecha esta oportunidad. Les muestra a los miembros de la casa su manejo en la “magia”, y le revela al doctor por medio de escritura  que es “el hijo de Dios”, atrapando el interés del mismo y de su hija Joséphine, quien más bien se encuentra inquietada por la llegada de este extraño ya visto.  Timothée queda grabado en el sueño de la joven, representado en una mariposa de papel. La mañana llega junto con la inquietud de Joséphine; un acercamiento a este forastero será su infortunio o su excusa. Basta con un toque descendente en su espalda y una rociada de nada en las habas de la chica para que el vagabundo la disponga a su placer, la “case” a su destino con él, sellándola con su propia sangre interrumpida entre sus piernas. Aquí empieza el desconcierto de la audiencia, al ver cómo esta joven emprende un viaje guiado por fuerzas invisibles que la hacen ir tras ese tosco ser, casi animal, armado sólo con los trucos que él llama como magnetismo. La fuerza de voluntad es conocida como algo intangible según el poseedor y subjetiva en el resto de las personas; pero encontrarse con algo que refleje lo contrario a lo que cada individuo asume, se sale de los parámetros de comprensión y aceptación con los que cada quien se compara. El viaje de este hechicero y hechizada (o viceversa) por el vacío de los bosques, enredados entre sus instintos salvajes y carnales, sin buscar nada más que reforzar las ataduras del otro, salvo por momentos de cordura donde esta raptada a aparente voluntad busca ayuda para volver a su casa, nos ofrece el matiz al que puede llegar un individuo; hasta dónde llega la aceptación de los actos propios mezclada con la voluntad de otros, y cómo este resultado puede servir como excusa fiel y ciega de aquello a lo que se ha podido evitar y no se ha hecho, por “fuerzas que no se comprenden”; como lo expuso y defendió Joséphine en la corte para condenar a su raptor.

La aventura de los jóvenes termina en diferentes maneras. La última vez que se miran se sonríen, como si estuvieran consientes del engaño de cada uno y cómo se dejaron engañar por el otro; un “hasta algún día” con gestos. Acabada la película, el público se levanta y se marcha, cada quien con lo que le ha quedado; disgusto, simpleza, curiosidad, satisfacción. Lo que la voluntad  de cada quien le deja.

  Marian Velandia Cátedra de Periodismo Cultural, ULA Táchira.  
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