El amor en primer plano

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El pasado jueves 30 de junio se inauguró en nuestra Universidad de Los Andes, Táchira, la Sala de Arte y Ensayo Freya Rodríguez, biblioteca y hemeroteca, como merecido homenaje a esta  buena amiga que se nos fue tan repentinamente, sin que se nos diera el preaviso, como bien dice una canción del inolvidable maestro Simón Díaz. Luego de las palabras de su inseparable compañero, el profesor Ramón González Escorihuela, dichas en nombre propio y el de su hijo Víctor, con las cuales hizo la donación a la sala de parte de la biblioteca especializada en cine y teatro que perteneció

El pasado jueves 30 de junio se inauguró en nuestra Universidad de Los Andes,Copia de 5 Táchira, la Sala de Arte y Ensayo Freya Rodríguez, biblioteca y hemeroteca, como merecido homenaje a esta  buena amiga que se nos fue tan repentinamente, sin que se nos diera el preaviso, como bien dice una canción del inolvidable maestro Simón Díaz. Luego de las palabras de su inseparable compañero, el profesor Ramón González Escorihuela, dichas en nombre propio y el de su hijo Víctor, con las cuales hizo la donación a la sala de parte de la biblioteca especializada en cine y teatro que perteneció a Freya, se presentó el cuaderno # 2, editado por la Fundación Cultural Bordes y el Cine Club ULA, Táchira, cuyo título precede esta nota. Se trata, como lo dice la contraportada, del capítulo medular de la memoria de grado que nuestra querida colega presentó para obtener la licenciatura en Periodismo, en nuestra universidad. La misma se titula El amor en el cine (Hollywood “Época de Oro”, 1930-1960), cuyo objeto de estudio fue el tratamiento del amor en esa época de “auge y esplendor” del cine norteamericano.

Pero antes de entrar a reseñar el contenido del mencionado cuaderno, de grata y nutritiva lectura, quiero detenerme un tanto para ofrecer un perfil de su autora, a la que no dejamos de recordar. Se nos hace presente en este instante su preclara inteligencia, así como su diligente y pequeña figura, andando por los pasillos de la ULA, con alguna idea que rebullía en su cabeza, una película que contar y recomendar, algún libro, obra de arte u objeto hermoso  que mostrarnos,  denotando siempre su exquisito gusto y pasión por las cosas bellas. Y pasión sería la mejor palabra para definirla. Su apasionada vocación por el cine y el teatro, por las historias de amor, por las estrellas del celuloide, se delataba ante todo el que la conocía. Recordamos la sonrisa de complacencia con la que nos retribuyó, cuando nos  mostraba en su casa una espléndida  biblioteca sobre temas de cine y teatro, así como sus fotos de juventud, y apreciamos su gran parecido con Audrey Hepburn; nada menos, una de las estrellas que tanto amaba.

freya1De su natal Barcelona, España,  se vino a Venezuela donde continuó sus estudios y su participación en grupos teatrales, en la ciudad de Caracas. Luego, en Mérida,  también nos dice la contraportada del cuaderno que reseñamos, mantuvo estrecha cercanía con el Departamento de Cine de la Universidad de Los Andes y participó en la fundación del primer sindicato de radio y televisión. Ya en San Cristóbal, fundó el Cine Club “La Linterna Mágica” y el de la ULA, Táchira, donde estuvo al frente de la Dirección de Cultura y creó la cátedra de Teoría y Crítica Cinematográfica.  Fructífero legado el suyo, fue toda una dama de la cultura, cualidades que tanto apreciamos los que la admiramos y quisimos con bien.

La lectura del cuaderno del que hacemos mención  permite darnos cuenta de la influencia que los filmes han tenido sobre “los modos de percibir, pensar y sentir” de hombres y mujeres contemporáneos. Es así como, según esta visión, adquirimos una deuda con Hollywood, pues le debemos parte de nuestra  concepción del mundo,  dadas unas producciones propias  de este “paradigma de la industria cinematográfica” que impusieron el estilo rutilante que ha cautivado nuestra imaginación. Es por ello que la autora centra su atención como investigadora en la “Época de Oro” del cine norteamericano y en uno de sus más frecuentados temas: el amor.

No es el amor un género con características propias, nos dice, como el western o la comedia, puesto que su tratamiento no ofrece unas características que lo conviertan en un género identificable como tal. Sin embargo, es una constante tanto del western y la comedia romántica, musical y humorística, según lo ya dicho,  como del cine negro y el de ciencia-ficción. La razón de tal omnipresencia la encuentra la autora en el carácter optimista del cine norteamericano de la época, de la autoconcepción de ese país como “tierra de oportunidades”. De modo que “el amor, en primer plano o como telón de fondo, siempre está presente en la filmografía norteamericana”

Este trabajo nos revela además el porqué no nos suelen satisfacer las adaptaciones  de obras literarias al cine, cuando  no logran la sugestión ofrecida por la obra escrita. Y es que el cine norteamericano, afirma la investigadora, es “un maestro consumado en el difícil arte de la representación de la conducta”, pero “brilla menos cuando trata de plasmar la vida interior, el ancho, delicado, y a menudo contradictorio mundo de la subjetividad”.

Apoyándose en una documentación muy amplia sobre el tema del amor que pasa por Platón, Ovidio, Sthendal, Freud, Fromn, Marcuse, Rougemont, Alberoni, Baudillard y Barthes, la autora contrasta las ideas aportadas por tales fuentes con las suyas propias, y con las miradas que sobre el amor ofrecen los filmes hollywoodenses de la época en estudio.freya2 (1)

No es posible pasar por alto, como complemento a lo expuesto sobre ese gran arte de la seducción, la sobria y atractiva diagramación de este cuaderno, así como la inclusión de sugestivas fotos, en blanco y negro, de varias de las estrellas del “Star System”, que tanto han cautivado la imaginación de los espectadores. Marilyn Monroe, Ava Gadner, Kim Novak, Ingrid Bergman, Clark Gable, Jamen Mason y Humphey Bogart, entre otros, nos hechizan con su presencia desde estas hojas una vez más y como siempre.

No quiero dejar de reconocer aquí, para finalizar, la labor de la Fundación Cultural Bordes  (a Fania Castillo, Otto Rosales, Anderson Jaimes y Osvaldo Barreto) por su constante empeño como promotores de la cultura en nuestra ciudad, desde varios ámbitos y manifestaciones artísticas. Vaya de nuestra parte una palabra de aliento y gratitud para que se multiplique este esfuerzo editorial y sean muchos más los cuadernos que están por editarse, siguiendo en interés y calidad a este segundo número. Sólo resta acometer la  lectura atenta del mismo, del cual apenas hemos compartido algunas ideas; otra razón más para que  permanezca en nuestra memoria agradecida, Freya  Rodríguez: franca, polémica, frontal, sensible. alegre y reflexiva, toda una personalidad de nuestra comunidad ulandina. (Bettina Pacheco: http://mujeresespinasyrosas.blogspot.com/)

Freya Rodríguez (2016). El amor en primer plano. San Cristóbal: Cuadernos Bordes #  2.

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