Dios es mi laberinto (Entrevista a José Manuel Briceño Guerrero)

Literatura, Publicación

Septiembre 2014.- Un escritor que siempre ha merecido múltiples lectores y lecturas, José Manuel Briceño Guerrero, desde una meditación que en nada nos es ajena, con “Dios es mi laberinto”, vuelve a ponernos en evidencia la inconmensurable lejanía de las temáticas que creemos cercanas. Estuvo de visita en San Cristóbal para un simbólico bautizo en la sede de la Dirección de Cultura, una actividad organizada por la Fundación Cultural Bordes, con la asistencia de un nutrido público, entre el cual se encontraban sus asiduos lectores, reincidentes en títulos como ¿Qué es la Filosofía?, Dóulos Oukóon, América Latina en el Mundo, Triandáfila,

Septiembre 2014.- Un escritor que siempre ha merecido múltiples lectores y lecturas, José Manuel Briceño Guerrero, desde una meditación que en nada nos es ajena, con “Dios es mi laberinto”, vuelve a ponernos en evidencia la inconmensurable lejanía de las temáticas que creemos cercanas. Estuvo de visita en San Cristóbal para un simbólico bautizo en la sede de la Dirección de Cultura, una actividad organizada por la Fundación Cultural Bordes, con la asistencia de un nutrido público, entre el cual se encontraban sus asiduos lectores, reincidentes en títulos como ¿Qué es la Filosofía?, Dóulos Oukóon, América Latina en el Mundo, Triandáfila, El Origen del Lenguaje, El Laberinto de los Tres Minotauros, Holadios, Amor y Terror de las Palabras, El Pequeño Arquitecto del Universo,  Anfisbena. Culebra Ciega, Diario de Saorge,  Para ti me cuento China, entre otros, escritos en un lapso de más de media centuria. Esta reciente creación literaria del Premio Nacional de Literatura 1996 encaja perfectamente en una Obra de constante diálogo interior, de manera tal que los ecos de Dóulos Oukóon de 1965 o Triandáfila de 1967, por solo una doble mención, brotan en las páginas de Dios es mi laberinto. Es decir, más que una acumulación excesiva de legajos, la Obra de Jonuel Brigue se inscribe en una sucesión de sorpresas, ideas en constante crecimiento y esperas nunca defraudadas, dentro de una totalidad coherente y significativa. Mentado en demasía, discutido con pasión y hasta reverenciado con devoción, de entrada nos advierte Jonuel Brigue que el asunto “Dios”, más que “re-flexionado”, en realidad, ha sido, paradójicamente, abandonado entre el batiburrillo de lo cotidiano. Una reflexión que se construye a partir de  su amplio saber de las lenguas clásicas y las mitologías antiguas; pero también de esa historia personal -la nuestra, la de los otros, la existencia en último término si se quiere- aderezada en un estilo elegante y sugerente que no necesita rebuscamientos, que no se va con rodeos. Cierto es que muchas doctrinas lo han codificado, o lo han reducido a paradigmas inamovibles, incuestionables, a imágenes prefabricadas, estandarizadas; pero en últimas, “Dios” no hace parte al menos del pensamiento filosófico contemporáneo. —No me parece -dice Briceño Guerrero- que en la actualidad haya una reflexión intelectual profunda sobre Dios, ni sobre las preguntas fundamentales del hombre, del origen del universo, de la vida, ni sobre la respuesta al por qué hay algo, en vez de haber nada… Un llamado a modo de reclamo, que no va dirigido a un centro de investigación en particular, ni a una élite intelectual, ni a un grupo de fervorosos creyentes dentro de sus lugares de culto, sino que compete directamente al ciudadano de la calle, cualquiera sea su condición, incluso si se considera ateo, agnóstico o indiferente. http://www.youtube.com/watch?v=vosAoAVweVI&feature=youtu.be Video de la presentación  Presentación del libro Dios es mi laberinto, Briceño Guerrero   —En vez de ocuparnos en un asunto tan importante, tenemos una entrega total de la atención a cosas prácticas e inmediatas, que son necesarias, por supuesto, ya que debemos dar respuestas a los problemas sociales, económicos -eso se entiende-, pero excluyentes respecto a temas más profundos. Hay algo más allá de eso, que es la perfección del pensamiento y la toma de conciencia. Esa reflexión profunda no necesita contradecir las actividades normales y las responsabilidades cotidianas, sino que basta, por ejemplo, que dediquemos a ella una hora del día, un día de la semana. Es necesaria la posibilidad de que entre todos los trabajos que hacemos y debemos hacer, guardar un momento especial en que no hubiera un interés por cosas prácticas y útiles, sino por lo supremo, por lo divino, por lo que supera la condición humana. Tal “posibilidad” la hallaríamos en el tiempo libre; pero aquí el alejamiento de lo fundamental se agudiza… —Se busca más bien el divertimiento, la recreación, el ruido, en vez de la quietud meditativa. Nos perdemos en los goces de la ficción, en el simple pasar del tiempo. La condición humana es terrible, se limita  a la búsqueda de distracción continua para no quedarse solos frente a lo desconocido…. Desnudo ante Dios Se ha popularizado la sentencia de que uno es ateo hasta que se desploma en un avión, o un familiar o uno mismo se enferma gravemente, o cae en desgracia… —En la Biblia se dice: “afirmó el necio en su corazón ‘no hay Dios’, mas en su angustia clamarán a mí”. A propósito de la Biblia, algunos consideran, por ejemplo, que en ella existen dos dioses distintos: el del Antiguo y el Nuevo Testamento, el celoso y el que ama incondicionalmente; pero también hay quienes interpretan que las dos polaridades, digamos, se complementan, no se contradicen… —Las concepciones de Dios ya traen consigo un conjunto de prejuicios. Habría que estar como desnudo, a la intemperie y sentir lo sagrado en uno mismo, trascender hacia lo que está mas allá de la comprensión ordinaria. Yo creo que no sería necesario codificar eso en imágenes convencionales, sino más bien ponernos dentro de un estado de ánimo que esté por encima de las preocupaciones cotidianas. Habíamos referido la evasión actual al tema de “Dios”; sin embargo, la inquietud permanece en lo más hondo del ser humano. —Esa intuición de algo superior, de que sea posible comunicarse con un nivel distinto de la realidad existe, y de alguna manera resulta atractiva y motivo de esperanzas; pero al mismo tiempo hay una especie de terror y muchos prefieren conformarse con lo que las prácticas religiosas enseñan. Hay algo que me gustó mucho de su obra -que sabe mezclar la anécdota autobiográfica con la referencia erudita-, que es la referencia a su padre y a su Maestro. Es muy importante eso de la relación con la madre, con el padre, con la infancia. Todos venimos de un estado inicial, aparecemos allá, en el mundo, atendido por nuestros padres, los amigos, los vecinos, y vamos creciendo a partir de la nada, de lo desconocido, y luego, hacia el final de nuestras vidas, nos enfrentamos a otro gran misterio. (Freddy Omar Durán)
Share this

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *