“Café con Leche”, “Moreno” ó “Pasado de color”. Andrea Carquez

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La bandera del mestizaje en Venezuela ha servido estos últimos 50 años[1] como una propuesta cultural democrática a partir de la cual se construye la identidad del venezolano como una mezcla de “razas”[2], homogeneizando de este modo las distintas culturas que interactúan dentro del territorio nacional. Esta propuesta trae de forma implícita la supuesta erradicación del racismo como acto violento hacia el otro. Por el hecho, no tan simple, de ser producto de una mezcla cultural, Venezuela o mejor dicho, el venezolano se asume como no racista, sin embargo, el uso cotidiano de ciertas frases como: “yo soy café con

La bandera del mestizaje en Venezuela ha servido estos últimos 50 años[1] como una propuesta cultural democrática a partir de la cual se construye la identidad del venezolano como una mezcla de “razas”[2], homogeneizando de este modo las distintas culturas que interactúan dentro del territorio nacional. Esta propuesta trae de forma implícita la supuesta erradicación del racismo como acto violento hacia el otro. Por el hecho, no tan simple, de ser producto de una mezcla cultural, Venezuela o mejor dicho, el venezolano se asume como no racista, sin embargo, el uso cotidiano de ciertas frases como: “yo soy café con leche”, “moreno” o “ella está un poco pasada de color” demuestran lo contrario.

[1]Utilizo este tiempo histórico como referencia tomando en cuenta los inicios de la democracia representativa en el país.
[2] El significado de corte biologicista de “raza” es obsoleto porque solo existe una “raza humana”, se habla (para fines de la investigación) de una “raza social” que parte de construcciones, inventadas y mantenidas por el proceso de socialización. (Pineda, 2013)

El lenguaje tiene un papel fundamental al momento de la consolidación de identidades. Éste construye, unifica y transmite contenidos históricos, simbólicos, entre otras cosas. Hay quienes dicen que el lenguaje es tan necesario al organismo como los alimentos y el agua. Memmi ve el lenguaje como un hecho social (Memmi, 1994[1982]) ya que, no solo basta saber todos los aspectos gramaticales o lingüísticos de determinada oración de un idioma determinado, sino comprender el contexto en el cual se emplea, así como también dice que el uso de las palabras ayuda a sedimentar ideologías, ayuda a nombrar, y este nombrar ayuda a separar, segregar lo que es distinto a mi generando así un “ellos” y un “nosotros”.

La palabra, el nombrar al otro, es poder, por ende, si entendemos el lenguaje como reproductor del racismo que vino impuesto por un grupo dominante y lo asume el grupo dominado, se entiende el lenguaje como una herramienta de dominación y de construcción de nuevas identidades, de nuevas ideologías liberadoras para unos y castrantes para otros.

13937030_10210596458893991_1668457929_nEl lenguaje cotidiano no se escapa de estas características. Alguna vez nos hemos preguntado ¿Quién tiene el poder de la palabra? ¿Por qué la tiene? ¿Para qué? El uso del lenguaje no es azaroso.

Como se planteaba en un principio, a pesar de ser una sociedad producto de una mezcla cultural, estamos intentando “blanquearla” constantemente debido a que históricamente existen una serie de prejuicios, sobre todo hacia “lo negro” (porque es feo) y lo “indio” (porque es bruto). Es fundamental resaltar que a duras penas “lo indio” es tomado en cuenta, solo se utiliza al indígena como una atracción turística.

El racismo en Venezuela es visible también desde los textos escolares como lo habla Pilar Quintero. La forma en la que se enseña la historia va cargada de alto contenido discriminatorio y descalificativo hacia los grupos de procedencia Afroamericana y Amerindia trayendo así un problema de alienación a la población venezolana. (Quintero, 2003) ¿Cómo va a haber un cambio de pensamiento si no se modifica la forma de educar al otro? Y no hablo de educar como sinónimo de adoctrinar, sino una educación que integre a todos, entendiendo las diferencias pero que eso no sea motivo de separación.

Durante el Censo del 2011 se realizó una pregunta de auto reconocimiento, 13936841_10210596456653935_1097052031_nque ya se había realizado para 1997. Parece ser que el solo hecho de cuestionarnos el problema racial aquí en Venezuela es considerado racismo por el mismo hecho de no estar bien informados al respecto (Briceño-Leòn, Camardiel, Àvila, & Zubillaga, 2004) La pregunta del censo decía “Según sus rasgos físicos, ascendencia familiar, cultural y tradiciones se considera: Negro/Negra, Afrodescendiente, Moreno/Morena, Blanco/Blanca, Otra ¿Cuál?” Pregunta 7 apartado V del Censo 2011 en Venezuela. Los resultados de dicha pregunta fueron: 0,7% Afrodescendiente; 1,2% Otra; 2,9% Se considera Negro/Negra; un 43,6% Blanco/Blanca y el 51,6% Moreno/Morena (Estadìstica, 2014)

Hago énfasis en la conformación de identidades raciales en Venezuela porque en el discurso cotidiano siempre está presente la discriminación. Así como plantean los autores (Briceño-Leòn, Camardiel, Àvila, & Zubillaga, 2004) es un “proceso de blanqueamiento”. Lo preocupante de este fenómeno es que está tan naturalizado el accionar racial que no se cuestiona. El hecho de que 51,6% de la población venezolana se asuma como Moreno/Morena nos está queriendo decir algo, no nos conocemos en realidad. No se trata de usar la afrodescendencia como bandera para oprimir al hombre blanco (porque además de racista vivimos en un sistema patriarcal), sino de reconocerla.

13942738_10210596458653985_1291246727_nEn nuestros días, el rechazo casi universal al racismo suele ser experimentado por los blancos como una restricción: sienten que ya no pueden expresar lo que piensan de los negros, porque otros los acusarían de racismo. Esto es vivido como una situación injusta. (Essed, 1991)

Vivimos en una sociedad hipócrita, culturalmente está mal visto ser racista, pero en el accionar cotidiano, en el discurso y a través de lo cómico, reproducimos el racismo tratando de que no se entienda como tal sino como un juego. Está tan arraigado a nosotros que ya no sabemos cómo nombrar, usamos términos que surgen como “negrito”, “morenito”, “de color”, “de tez oscura” para que el “golpe histórico” no pegue tan fuerte.

Aunque el discurso político venezolano está siendo guiado cada vez más a la inclusión como bandera, en el inconsciente colectivo  somos una sociedad profundamente racista. El modificar el lenguaje debe ser una lucha para modifica la conciencia, nunca imponer, problematizar.

Las luchas sociales no pueden avanzar sin un cambio real en nuestras mentes, no basta con asumirse como “no racista” si luego se repiten estas expresiones que parecen tan inocentes y cómicas cuando en realidad van cargadas de aspectos negativos sobre otras personas o grupos de personas. charlie brownEl racismo no es un asunto exclusivo del color de piel, se da hacia las clases sociales, hacia las preferencias sexuales, hacia la región donde naciste, hacia tu religión, tu modo de vestir, entre tantas cosas, prácticamente todo el entorno social es susceptible a ser racializado.

Si entendemos nuestra historia, de dónde venimos y cómo podemos modificar al sistema, ya estamos acabando poco a poco con él. El lenguaje como medio para transmitir y unificar ideologías debe modificarse, debemos apropiarnos de él y darle vuelta, para eso debemos también conocer al otro, dejar el miedo. (Andrea Carquez Avariano. Bachiller en Ciencias. Actualmente estudiante de Sociología en la Universidad Central de Venezuela. Correo: andreac-03@hotmail.com)

 

Bibliografía

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Briceño-Leòn, R. y otros. (2004). Los grupos de raza subjetiva en Venezuela. Caracas, Venezuela: II Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población.

Daal, B. (Dirección). (2015). Racismo en Venezuela (Detrás de las Cámaras) [Película].

Essed, P. (1991). Hacia una conceptualización del Racismo como proceso. AFRODESC, 138.

Estadística, I. N. (Mayo de 2014). INE. Recuperado el 20 de Febrero de 2014, de http://www.ine.gov.ve/documentos/Demografia/CensodePoblacionyVivienda/pdf/nacional.pdf

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Memmi, A. (1994[1982]). El racismo. Definiciones. EURODESC, 53-72.

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Quijano, A. (2009). Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amèrica Latina. En E. Lander, Colonialidad del Saber (págs. 267-330). Caracas, Venezuela: Fundaciòn Editorial El perro y la Rana.

Quintero, M. d. (2003). Racismo, Etnocentrismo Occidental y. A C C I Ó N P E D A G Ó G I C A, 1-15.

Van Dijk, T. (Septiembre-Octubre de 1999). El análisis crítico del discurso. Recuperado el 11 de Abril de 2016, de Oldarticles: http://www.discursos.org/oldarticles/El%20an%E1lisis%20cr%EDtico%20del%20discurso.pdf

Van Dijk, T. (2001). Discurso y Racismo. Persona y Sociedad, 191-205.

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