Brecha en el silencio / El rumor de las piedras – Festival Binacional de Cine (Reseña)

Cine

Por Raimon Colmenares. Terminó el segundo festival para el intercambio de cine venezolano y colombiano dejándome una sensación bastante placentera al ver que en la frontera las artes se están alzando imponentes aun en estos tiempos de crisis tan diversas, y que quienes las promueven, animados a extender ese oasis de maravillas, ganan más fuerza con cada empuje, como es el caso del cine, y del Festival Binacional de Cine. Tanto las producciones venezolanas como las colombianas que se colaron por mis ojos causaron una impresión honda y grata. Antes de hablar de un par de películas, no puedo dejar

Por Raimon Colmenares.

Terminó el segundo festival para el intercambio de cine venezolano y colombiano dejándome una sensación bastante placentera al ver que en la frontera las artes se están alzando imponentes aun en estos tiempos de crisis tan diversas, y que quienes las promueven, animados a extender ese oasis de maravillas, ganan más fuerza con cada empuje, como es el caso del cine, y del Festival Binacional de Cine. Tanto las producciones venezolanas como las colombianas que se colaron por mis ojos causaron una impresión honda y grata. Antes de hablar de un par de películas, no puedo dejar de hacer mención al trabajo de organización del festival: extraordinaria y monumental la labor de parte de la gente de Fundearc, un esfuerzo que va creciendo y superándose en alcance y calidad, desde un equipo que lo entrega todo para que la gente quede satisfecha, finalidad que resultó palpable en los generosos aplausos al terminar cada película y el festival como tal. Apenas una sugerencia se me ocurrió hacerles: muchas veces los asistentes no pueden ver todas las películas en el festival, o más aún, quieren volver a verlas una y otra vez, y no tienen cómo debido a la pésima difusión que se le da al cine (bi)nacional en las salas comerciales; sería un aporte valiosísimo por lo tanto si se colocaran puntos de venta con los DVDs de las películas participantes, y las de los festivales anteriores. Ahora, luego de las merecidas flores, me gustaría reflexionar un poco sobre dos películas venezolanas que absorbieron mi atención de manera especial debido a sus interesantes paralelismos: Brecha en el Silencio y El Rumor de Las Piedras. A continuación las comentaré con ánimos de resaltar algunos elementos claves que están destacándose en nuestro cine, aun desde estilos diferenciados. Como siempre, intentaré no revelar muchos detalles de la trama de las películas que puedan arruinar esos giros tan inesperados como significativos.

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LOS GRANDES TEMAS Hay temas que persisten con fuerza en el cine venezolano porque persisten con fuerza en la cultura venezolana, y quienes cuentan las historias a través de este arte es porque sienten la necesidad de enfrentarse a tales realidades. Cómo abordarlas de manera original y significativa es el reto, y cómo lo están asumiendo en técnicas, recursos, estilos, resulta cada vez más interesante. Según los estudios que vemos a cada rato Venezuela es el país de Latinoamérica con mayor índice de embarazos precoces y no deseados, y también de homicidios. El ciclo de la vida y la muerte pareciera acelerado a niveles grotescos. Y además de los homicidios, la violencia doméstica se alza bastante alta en cifras. Pareciera ser una cadena donde una cosa lleva a la otra: los embarazos precoces y no deseados suelen traducirse en familias escasas en recursos económicos y/o sobre todo psicológicos para enfrentarse a una sociedad bastante dura en la lucha por la supervivencia, por tanto resultan muy propensas a inestabilidad. En “Brecha” se presenta el drama de la familia que se vulnera desde adentro, y en “El Rumor” desde afuera, ambas al borde de la fragilidad. Brecha y El Rumor no son otra cosa que un vistazo a un par de historias de hogares venezolanos, repetidas una y otra vez a lo largo y ancho del país; las representaciones de dos granitos de arena en el desierto. Pero las dos narraciones fluyen de manera particular, distintas entre sí. LOS TIEMPOS, LA IMAGEN, EL SONIDO Brecha no transcurre lineal sino por retazos, unidos y transversales, como la memoria, como recuerdos de los personajes. La película nos invita y nos reta a permanecer activos en nuestras mentes para intentar descifrar las escenas que nos suelta, algunas mostradas desde la perspectiva de la protagonista sorda, que nos introducen en su mundo de vacíos sonoros donde se realzan los otros sentidos, tacto, vista, olfato, con planos detalladísimos y ambientes sonoros etéreos como instrumentos para conectarnos con la protagonista, ponernos en sus zapatos y sentir la incertidumbre de su condición entre los maltratos de su familia y el resto de la sociedad. Gracias al uso del flash back y el flash forward, no sabemos desde qué tiempo la historia está siendo narrada, por lo que puede asumirse como memoria. En el rumor la narración es más convencional, apenas algunos flash backs, por lo que toda la fuerza de la historia de la familia amenazada por la pobreza y el escenario de fuerte violencia en un barrio de la capital se traza en el tiempo presente y se mantiene a través de los emocionantes giros de la trama que buscan mantenernos amarrados. Se da mucho más peso a los diálogos que en Brecha; hecho que siempre resulta peligroso para toda película, pues se facilita la explicación del argumento a través de las conversaciones de los personajes, pero también se tiende a caer en la inverosimilitud, terreno flojo en el que algunas veces pisa El Rumor, aunque nunca con demasiada brusquedad. La música también es más convencional en el sentido de potenciar los momentos de tristeza, suspenso, peligro, alegría, y demás. Y lo hace bastante bien. El Rumor también tiene algunos problemas de script que fácilmente se perciben en escenas como una donde la madre encuentra un arma en la cama de su hijo y sale a reclamarle dejando el arma en la cama para aparecer afuera con el arma en la mano, u otras donde el tatuaje del niño aparece y desaparece y luego vuelve. Detalles significativos que sin embargo se pueden obviar ante los empujes dramáticos en cada giro de la trama. MADRE, PADRE, HIJOS Como dije, en El Rumor la amenaza a la familia viene de afuera, del barrio hostil que quiere empujar a los niños al mundo del crimen, y en Brecha viene del maltrato de los padres hacia los hijos. La madre tiene en ambas historias un carácter central: las dos luchan por mantener su poder como elemento unificador del hogar, pero en El Rumor aparece como una heroína completamente entregada a sus hijos, y en Brecha como una versión de madre más cruda donde el maltrato y el cariño hacia los hijos se confunde, un personaje aun mejor logrado y más fascinante porque convive con sus contradicciones, como suele suceder en la vida real. El trabajo de las madres de ambas películas se muestra como el mayor sacrificio para mantener el hogar; es pesado, monótono y exprimente en grandes fábricas donde se hace especial énfasis en que son otro número más entre las filas de la empresa. En las dos se muestra a la madre convirtiendo su sudor en el alimento de la familia, sus hijos las devoran y al mismo tiempo se les van escapando de su poder, del hogar que sostienen. El padre. Aparece como un ser malvado o un ser ausente. Otro eslabón clave para la reflexión. Desde la perspectiva de ambas películas el padre se torna una figura muy importante, aunque ni se lo muestre como sucede en El Rumor. Representa un pilar del hogar, que extraído, o torcido, propicia el peligro de su desplome. No es extraño que se muestre de tal manera al padre en un país con el machismo tan arraigado en los hombres y las mujeres, y esto de la mano con cifras tan elevadas de madres solteras. No obstante, en El Rumor se plantea una contraparte más bondadosa frente a la anterior figura; aunque en Brecha se opta por no ofrecer ninguna alternativa segura. Los niños contra la aplastante realidad. Es otro tema que exploran. Especialmente Brecha tiene esa cualidad de que al verla nuevamente uno capta otros detalles importantes de la relación entre los hermanos, y cómo se unen para protegerse de los padres y la sociedad. Tanto en Brecha como en El Rumor destacan bastante las actuaciones de los niños-adolescentes, y de hecho, la potencia dramática que generan es lo que mayormente mueve ambas películas, de principio a fin. FINALES Algo que llama la atención es cómo ambas obras utilizan el mar para terminarse de la forma más abierta posible, un tanto agridulce: es lo desconocido, lo inmenso y profundo que se planta al frente, metáfora de un futuro completamente incierto, pero que ofrece pequeñas brisas de esperanza. Tras muchas rupturas, algo queda, y quienes superaron las embestidas de su entorno, se trasladan y se detienen por unos momentos a contemplar ese rostro colmado de misterios que forman las aguas perdidas en el horizonte. Yo personalmente veo bastante esperanzador el futuro de nuestro cine, que del mismo modo se pierde en el horizonte, y lanza soplos alentadores como lo son El Rumor y Brecha.   Raimon Colmenares Fundación Cultural Bordes.
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