Antología de nóveles escritores (Maria Alejandra Rodríguez Gutiérrez: Prosa)

Literatura

María Alejandra Rodríguez Gutiérrez (Cúcuta- Norte de Santander/ 11 de mayo de 1994) Estudiante de cuarto año de Derecho en la Universidad Libre Seccional Cúcuta. Su impulso por la escritura esta expresado en las siguientes palabras: “La escritura llega a mí desde muy niña e intenta darme vida con la voz que posee, (…) Lo que escribo es un intento riguroso por describir lo sentido de forma extraordinariamente impetuosa, las letras se convierten en mis amantes más fieles y villanas, me otorgan la perpetuidad de lo vivido, y al mismo tiempo, un exilio voluntario de la existencia. La «realidad» hace

María Alejandra Rodríguez Gutiérrez (Cúcuta- Norte de Santander/ 11 de mayo de 1994) Estudiante de cuarto año de Derecho en la Universidad Libre Seccional Cúcuta. Su impulso por la escritura esta expresado en las siguientes palabras: “La escritura llega a mí desde muy niña e intenta darme vida con la voz que posee, (…) Lo que escribo es un intento riguroso por describir lo sentido de forma extraordinariamente impetuosa, las letras se convierten en mis amantes más fieles y villanas, me otorgan la perpetuidad de lo vivido, y al mismo tiempo, un exilio voluntario de la existencia. La «realidad» hace mucho dejó de ser para mí un motivo para crear poesía, la poesía es ahora un motivo en sí misma para sustentar «mis realidades». Ganadora del 8vo Concurso Nacional de Cuento Organizado por RCN y el Ministerio de Educación Nacional en el 2015 La literatura, está por encima de todo, se lleva todos mis amores y todos mis odios, ella es el principio de cada pasión, y su ausencia, será la muerte de la misma.”  
PROLAPSO Este es un saludo con discordia para la mañana que no despierta atenta a mi desgana repartida en esquirlas melancólicas. Ya le he dicho que no me provoca estar andando tan temprano en un sitio al que le falta un mal nombre, gente desterrada, bancas con avisos en los que las víctimas de la desidia buscan compañía paga en sus casas presentando como excusa un espacio libre.   De nuevo, corro con el riesgo de creer que todo es poesía, si es así, la absoluta e íntegra totalidad nos va a doler, te lo aseguro. Corro con el riesgo de ASUMIRLO todo como poesía, hasta las comas que omito, hasta las tildes que invento. Los demás se debaten por el diario económico mientras yo busco con desespero el cotidiano poético, un cuerpo que me sirva de tapiz, que me done las primeras líneas literarias, que haga inevitable un episodio de  crueldad y obstinación.   Sí, obstinación al desayuno, a la vida, a la cena, a la muerte. Perturbación milimétricamente organizada para excitar la entrega cabal. Los otros no pueden comprendernos, no entienden qué significa AUSENCIA, SADISMO, CICATRIZ, GENIALIDAD. Difícilmente deducen lo que sienten por lo que les fluye y suda.   Pero aquí nadie va a morirse de pena, yo espero algo más atroz, que decidas irte EN MÍ, u obligarme a quedarme. A este punto del crimen no hay libertad que valga. No somos presos, sólo adherentes. Tómate esta pastilla y dime qué se siente, si vale la pena caer por otro despeñadero, si vale de nuevo el placer de rompernos la nariz, la boca y las rodillas mientras intentamos llegar a un color que nos agrade, mientras nos mentimos sobre quién ha llorado menos.   Se me complica darle la cara al día si primero no le he dado sexo. Se me dificulta hacerle frente sino le he hecho fraude. Se me convierte en agobio cuando sus horas se parecen bárbaramente a mis lapsos largos de pánico, allí, donde no puedo apagar la música para evitar condensar el silencio de la sala con tus apellidos, aquellos a los que le sobran extensión y putas.   LunaYo también dejé de creer en nosotros desde que empezamos a hablar del otro en primera persona. A partir de eso, nos quedamos sin número, sin dirección, sin ciudadanía. Nacimos en el otro muriendo enseguida EN ÉL. Perdiéndolo todo, sabiendo que no había reversa, que no deseábamos más que engullirnos y hacer que cualquier “yo” desapareciera. Lo que no estuviera dentro del cuerpo ajeno no merecía ser comido, ni tragado, ni tocado, ni humedecido. Cada párrafo de ahora en adelante escrito tendría un sólo destinatario, se acabarían las cartas maternas, las peticiones institucionales, los ensayos académicos, cada palabra sería un insistente recordatorio a la vida, ¡una advertencia!, que si llegaba a diluir nuestra yunta, se las vería con todas nuestras poco sacrosantas muertes.   Cariño, Amor, Cabrón, Dulzura, ponte el nombre que quieras, para mí siempre serás un patíbulo, el patíbulo, mi patíbulo, el que conseguí con psicoactivos y poca comida, el que me golpeaba en la cabeza a las 3 de la mañana exigiendo un espacio en mi almohada, al que nunca le faltaron mis libros subrayados, el de la lascivia en carne y cara.   No me complace ¿sabes? Toda esta mierda de darnos y dejarnos. De tener en una mano la sangre y en otra la botella. Nuestro dialecto es el desprecio, nuestra desdicha la dicha del otro. Sólo concebimos el placer a través del llanto, del hueso roto, de la piel roja, del dominio y la desidia. Sabes que he pensado cientos de veces en matarte. De hecho, tengo una lista con los métodos más certeros, a todos les puse nombre de poeta para patentarlos ilegal y literariamente.   Siempre, la cama repleta de frascos y la mesa de camisetas. Las paredes con poemas volátiles y el suelo con agendas despedazadas por nuestra última guerra. Yo con mi Mondrian en las bragas y tú con tu van Gogh displicente en las manos, dispuesto a entrar, a desarraigarme de algo, a hacerme libre a punta de despojos involuntarios y unilaterales. Las buenas noches llenas de posdatas, los besos mañaneros deseosos de quebrar la zona. Que pereza, que desgana, esfuerzos sobre humanos para salir a caminar. Tú eres el único sitio en el que puedo permanecer más de una vida.   He querido cosas con el alma sin llegar a alcanzarlas. Aunque no sepa lo que es el alma, aunque desconozca lo que es querer. Aunque conciba el querer sólo a través del poseer.   Creo que necesito un trago, no puedo más con tanto laconismo. Creo que después de esto me iré. Sé que este es el fondo, la herida en el pie, la sangre reconocida, la canción inconfundible. Sé que este es el fondo: NOSOTROS, siempre lo fuimos, siempre lo supe, nunca pequé por ignorante, sino por idealista. Los temerarios sin bandera, los insensatos RECORRUMPIBLES, la depresión en droga viva, la seducción en frases cortas, las mentiras incesantes y bien entonadas, las prohibiciones con justificación de poseedores.   Olvidar tu nombre, dejar de escribirlo, olvidar tu nombre, dejar de cantarlo, olvidar tu nombre, dejar de tacharlo, olvidar tu nombre, tu signo, tu firma, tu casa, tus llaves, tu seudónimo (aunque no tengas), tus trabas, tus manos, tus ojos cerrados, tus labios osados, tus dientes implacables, tu violencia lasciva, tu violencia sin otra causa más que el control y el deleite. Contrólame, deléitate, aférrate más fuerte. Olvidarte, aferrarme, olvidarte, aferrarme.   Espera, quédate. Sabes que no puedo con esto sola, que siempre voy a estar jodida, que si constantemente pienso en poesía no significa que desoladamente no piense en ti, que si enuncio permanentemente poemas no significa que no estés en cada uno de ellos siendo el título, las mayúsculas y el punto final.   En el tiempo eres todas las veces, en la geografía todas las zonas.   ¿Recuerdas ese domingo fatal en el que leímos a Peri Rossi en voz alta hasta las 5 de la mañana?  Nos turnamos las páginas y las caladas de la pipa tal cual como nos alternamos la vida. Vimos películas mudas para fingir los diálogos y concretar los golpes, y nos escribimos insultos en francés en cada herida cicatrizada. Llevaste tu mano por debajo de mi camiseta y me perforaste con un esfero mi seno izquierdo, muy cerca al corazón, luego me dijiste que ese era el único punto que daría por terminado todo: MI VIDA.   No me interesa la nostalgia, ni ningún cuento imposible. Dime si esta vez vendrás con menos jeringas en las manos a escribir en el diario de nuestras obscenidades, si de nuevo vas a traer fármacos que curen nuestro exceso de individualidad, si vas a venir con voces ajenas para que me digan por dónde es que debo llevarme y llevarte. Dirán que necesito sentir menos, que carezco de racionalidad, que lo que tengo que hacer es repetir mantras sin música de fondo. ¡BASURA! Mis necesidades y carencias son producto irremediable del deseo suscitado por tu ausencia, el único mantra que pronunciaré será el que vocalicen tus manos, el de tu cinismo, el de tu instinto, el de tus perversiones en alemán, y tus insinuaciones en inglés.   No he comido en varios días. Se me ha acabado el licor y la hierba. Desde que le pateé la entrepierna al diller por darme menos de la mitad de uno de 10, no he vuelto a comprar. Sólo recibí un mensaje suyo en el que me decía que por ser esto que soy era que tú te ibas con otras. Pero ¿cómo quieres que me conforme con algo menos que tu mitad? ¿cómo quieres que sobrelleve los días con sólo uno de tus brazos, sólo uno de tus ojos, sólo una de tus clavículas? ¿qué medidas le vas a imponer a la literatura de mi laringe? ¿qué límites vas a circunscribir en los músculos de mi vientre? Si YO tenía tu corazón acelerado en mi vulva. Si era la intensidad de tu respiración la que movía mis piernas. Si mis gemidos sólo podían acabar en tu garganta. Y era tal el grado de belleza que quedaba inmóvil, que sólo podía dedicarme a la contemplación y aprehensión de tu pecho. Y eso nadie me lo arrebata, ni siquiera el futuro. Ese no me interesa, sólo me da temor.   Sí, que tú llegues tarde, como siempre, y no alcances a incluirte, que yo no pueda soportar la espera y corra a buscarte, y no te encuentre. Y decida tortuosamente seguir esperándote. Y que al tendero se le hayan acabado los cigarrillos por unidad, y que yo halle uno en el fondo de mi mochila,  y que tema que me veas fumar, porque sé cuánto te disgusta y angustia. Y que ya no tenga centímetros libres de piel para escribirme, para dibujarme mándalas, para dejarte en mis piernas prevenciones sobre mi mal sentido de la ubicación. Y que empiece a llamar a tus amigos, y que cada uno me diga una ciudad distinta sobre tu estadía. Y que revise mentalmente nuestras conversaciones buscando alguna falla de ortografía por la que te hayas decepcionado. Y que revise mentalmente nuestras miradas buscando la que no cruzamos con erotismo. Y que salga tu madre por la ventana y me diga que no has venido en días, que te fuiste con una muchacha de apellido extranjero a la que no le faltaba culo ni ganas. Y…… que me llames luego de 3 semanas y me digas que estás muerto de miedo porque se te había acabado la vida, pero no tenías agujeros en el pecho.
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