Antología de nóveles escritores: Erasmo Antonio Sayago (Prosa y Poesía)

Literatura

Erasmo Antonio Sayago Herrera. (San Cristóbal, Táchira, 1988). Estudiante de Educación Mención Español y Literatura en la U.L.A Núcleo Táchira. Tambien cursó estudios de Ingeniería Informática en la U.N.E.T. En el año 1997 se publicó en el suplemento DeVisu del diario Los Andes un cuento breve ilustrado, titulado “Los Zetarianos” y luego un cómic breve titulado “Star Aliens”, ambas publicaciones pioneras en el ámbito de la ciencia ficción en el estado. Ha participado en varios recitales poéticos: particularmente en el marco del Festival “Cult-Ula” (Junio 2011) y en el marco de la “1era Exposición de Artistas y Creadores” (Noviembre 2011),

Erasmo Antonio Sayago Herrera. (San Cristóbal, Táchira, 1988). Estudiante de Educación Mención Español y Literatura en la U.L.A Núcleo Táchira. Tambien cursó estudios de Ingeniería Informática en la U.N.E.T. En el año 1997 se publicó en el suplemento DeVisu del diario Los Andes un cuento breve ilustrado, titulado “Los Zetarianos” y luego un cómic breve titulado “Star Aliens”, ambas publicaciones pioneras en el ámbito de la ciencia ficción en el estado. Ha participado en varios recitales poéticos: particularmente en el marco del Festival “Cult-Ula” (Junio 2011) y en el marco de la “1era Exposición de Artistas y Creadores” (Noviembre 2011), auspiciados por la Universidad de los Andes Núcleo Táchira. En el 2012 fue ganador Mención Poesía del I Concurso de Escritores Noveles de la Fundación Fondo Editorial “Simón Rodríguez” por su poemario breve titulado “Nieve Cálida” el cual fue publicado posteriormente en noviembre del mismo año, distribuyéndose en la Red de Bibliotecas Públicas del Estado Táchira.   Danza de las moscas   en memoria de Daniel Tinoco   Medité mediante la obra de Dávila Andrade en un café Tinoco casi es un no fue, ni es, ni será está en la orilla de la realidad y la memoria casi fuera de sus tiempos y espacios y el inicio del salto que me dio pasar por su plaza, lo ha sustituido otro mensaje de texto, debido a mi pereza y desidia no lo transcribí hacia otra parte se ha perdido, tal vez para siempre. Peor que la muerte es el olvido en todos nosotros y los polos helados una imagen de la nada son nuestra historia.   No hay nadie… y Tinoco vuelve sólo porque algún estudiante lo nombró en la universidad donde estudio no recuerdo cuándo murió es como si no existiera es vernos en el silencio que hacemos tan inexpresivo y similar al papel ahumado con el que vemos a su familia, amigos, conocidos, solidarios pocos, muy pocos luego desaparecen irretenibles a la velocidad del carro o bus donde nos desplazamos aún más lenta que nuestra amnesia y los cuerpos de seguridad e inteligencia pasan como moscardones del poder, con hambre, más que nada con mierda que no nos hace tan diferentes a ellos: sálvese quien pueda o la condición humana en estos días también lo fragmentario y absurdo del actuar de todos y al lado de la buseta un carro fúnebre acompaña a los pasajeros con sus sentidos despiertos en los símbolos de Dávila Andrade. Basho no se pregunta afirma: nuestra materia y espíritu no se dirige hacia el abismo ni a la carne del vacío somos ellos cada vez más en cada respiro, palabra y pensamiento.   Nunca hubo tanta dulzura como la hay en nuestros días, danzas de miles de moscas no tan fugaces como creemos… Erasmo Sayago Herrera   Lo que se ha revelado Esto es lo que me ha dejado el aire pesado y caliente de este lado del mundo no se ha sentido, en su sopor más ecuatorial que la línea imaginaria más al sur, sino en su hastío somos los edificios en Cuba hasta en los pequeños gestos, nos derruimos de afuera hacia adentro, como cuando luchamos por la libertad desde el teclado ¿No es acaso también la vieja historia de los poetas, no siempre es la poesía la que tiene que volver a casa de su madre (la realidad y el mundo), como si los meses antes de ser mayor de edad e irse se le escapasen a esa nena y se le hicieran tan largos como el horizonte? Es la razón la que me interroga, acompañada por el sueño, este día se fue en la tarde ardiente, sin viento abrazándome como una anaconda con piel dorada el sol es el tercer ojo que los nuevos faraones desean obtener, casi lo han logrado y lo vital no somos otra cosa que nosotros mismos, nos lo dice la voluntad en un susurro, pero el tedio posee paredes tan gruesas y largas… me he estrellado con varias “x” del barco ebrio del joven ángel, no sé si quitarlas me dé el ritmo primario con el que el ajenjo y el licor fluían del vaso al verso deseo ignorar el mundo estático bajo mis pies, y ella sigue bailando para Roca la articulación del poema es el vidrio que se desprende de una ventana y se va despedazando en su caída, sin que importe mucho y prácticamente en mí es un acto reflejo calcular las posibles trayectorias de una bala perdida cuando oigo varios disparos de una Glock, no muy lejos del apartamento. luego de retirarme rápidamente de la ventana de la sala y sentarme lejos de ella la nave en la que transito por la Tierra pide abandonarse a sí misma para dormir, quiero seguir escribiendo por los días que perdí ella se va cerrando lentamente se vuelve compacta recuerdo que el cuerpo es un ojo una esfera, tal vez muy compacta en su superficie una magnetoestrella tan densa queriendo hablar sin poder hacerlo y algo muy veloz viene del espacio hacia ella luego tan atraído , con tal fuerza de gravedad que la impacta y desgarra su superficie y en veinte minutos libera lo que el Sol libera en veinte años de actividad. Cuánta energía…   No queda tan lejos No sé qué la origina: Desde un barrio lejano, una potente luz blanca quienes somos y quienes no es lo que en nuestro abandono necesario, más allá del sueño, y en nuestras propias ruinas se ha revelado.   Erasmo Sayago Herrera   Sobre  Chāk (Escapar), de Sepideh Jodeyri  Chāk, el sonido muy cercano de un disparo de fusil, el de un látigo desgarrando la carne, el de un cerebro que estalla por el paso de una bala, como si fuera una lágrima del sueño. Y el poema no es otra cosa que lo que aún está en el portal de las vísceras y no se ha dicho, como  vocales materiales del espíritu que atraviesa las distancias e impulsa mis deseos de escapar, como Sepideh, del silencio que implica ser y expresarse diferente a un régimen  y no subyugar el arte propio a él mismo, son vocales  invictas, al comienzo y final del poema no escrito, la primera vocal que, sin escribirla, me mira, también la última, y de repente son mis ojos con llamas  transparentes, como si fueran un rocío, y se ponen tan cerca del lugar del otro…Aún no pueden. Mientras el cuarto creciente, arrancado de la naturaleza humana y de las cosas, siendo su negación, siendo corrupto, implacable, quiere sumir no sólo a los musulmanes sino a todos en el silencio de una teocracia medieval, su doble, con la fuerza del amor y de la vida, nos saluda  en el misterio magnético de las amantes con su color rojo, no sólo el de Marte, sino el de su sangre, que no sé si será derramada, sino sé que seguirá invicta en muchas otras, en el sistema estelar cuádruple que me abrasa y abraza y consume si en la calle llegara a encontrar en otras mujeres sus miradas, y seguirá invicta en el poema que aún no escribo, también en las que son la primera y última letra de la poesía que los humanos sólo hacemos instante en el tiempo, ya que ella es interminable, y de ese instante, la luz, también estallido, el sonido del flash que lo captura para siempre, la palabra que titula el poema y él mismo, indivisos, y a su vez la onomatopeya con la que en este párrafo viví despierto: Chāk.   Erasmo A Sayago H
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