A Rodolfo Izaguirre el cine lo inspira a escribir

6to Encuentro para cinéfagos, Cine, Publicación

Marzo 2016.- (Por Jhonny Márquez) Invitado al VI Encuentro para Cinéfagos – Festival de Cinearte en la Frontera, a realizarse del 1 al 3 de julio en la capital tachirense, Rodolfo Izaguirre adelanta apreciaciones sobre unas de sus más longevas ocupaciones en la crítica de cine sobre la que giran su trayectoria en la gestión cultural y la escritura: La programación, la crítica y registro de cine son actividades centrales en su trayectoria, si entendemos cada película como patrimonio, cuáles son las dolencias existentes para su preservación… RI: Todo en el cine gira en torno a la ciencia y la

Marzo 2016.- (Por Jhonny Márquez) Invitado al VI Encuentro para Cinéfagos – Festival de Cinearte en la Frontera, a realizarse del 1 al 3 de julio en la capital tachirense, Rodolfo Izaguirre adelanta apreciaciones sobre unas de sus más longevas ocupaciones en la crítica de cine sobre la que giran su trayectoria en la gestión cultural y la escritura:

La programación, la crítica y registro de cine son actividades centrales en su trayectoria, si entendemos cada película como patrimonio, cuáles son las dolencias existentes para su preservación…

Izaguiirre 1

RI: Todo en el cine gira en torno a la ciencia y la tecnología. Ya no es necesario almacenar y preservar los filmes en celuloide sino convertirlos en pequeños discos de los que pueden editarse las copias que se requieran. La pesadilla del nitrato terminó y los procedimientos para la proyección y conservación de los filmes son decididamente otros.

Escribir sobre cine lo lleva a tener una relación afectuosa con las letras y la pantalla. Además de ejercitar el verbo y ver cine, qué requiere alguien para dedicarse a ello con vehemencia…

RI: Las dificultades para ejercer la crítica cinematográfica son enormes. No solo requiere un conocimiento de las técnicas y el lenguaje específicamente fílmico sino descubrir, interpretar lo que el realizador quiso expresar en sus imágenes. Es más, se trata de ofrecer al espectador que ha visto o no el film, con palabras, la belleza visual de determinadas escenas de la película. Quiero decir, emplear un código, un lenguaje literario para revelar la magia de un código o lenguaje absolutamente visual. Para lograrlo es preciso dominar el idioma. Ser escritor. Y por lo general, los críticos de cine no lo son. Lo que intento decir es que gracias al cine me hice escritor. Me vi obligado a conocer, manejar y dominar el mundo de las palabras para poder trasmitir el deslumbramiento de las imágenes del cine. Además, me sirve de mucho apoyo mi declarada pasión por el cine.

En el presente los realizadores más jóvenes tienen herramientas para grabar y editar más asequibles que en la época efervescente del súper 16. Parece una ventaja técnica pero en la comparación hay cosas que se transforman de una a otra generación, qué cosas se han perdido y ganado en el ínterin…

RI: Ojalá esté equivocado, pero me da la impresión de que los jóvenes realizadores conocen y manejan bien las nuevas tecnologías que avanzan y se desarrollan de manera vertiginosa. Este esfuerzo es digno de admiración. Pero creo que lo que aun no logran alcanzar es saber utilizar la tecnología en el discurso narrativo. ¿Cómo decirlo? Nadie puede hoy escribir como Cervantes, ni siquiera como García Márquez o Vargas Llosa. La manera de narrar es muy cambiante y lo es más si en el cine la tecnología incide en la manera de narrar una historia. He visto recientemente películas venezolanas que me parecen viejas por la manera de tratar su narrativa. Es lo que se ha ganado, pero es también a lo que aun no hemos llegado.

El concepto de los bordes es algo muy presente en los eventos que se organizan a propósito de estar en una frontera desde San Cristóbal, además de la literatura cree que falta apreciar el cine desde otras áreas del arte, de los medios u otras disciplinas humanistas, o lo opuesto, desde el cine emprender exploraciones sobre áreas de investigación diferentes…

RI: El cine es de suyo un arte renacentista puesto que en él concurren todas las otras artes: la dramaturgia, la música, la literatura, las artes plásticas. En Apocalipsis Now se dan la mano en un mismo plano Joseph Conrad, Wagner y una coreografía de helicópteros. El problema, y espero que los cineastas me perdonen por lo que voy a decir, es que el cine no es culpable de las lagunas musicales, literarias o coreográficas que puedan detectarse en él, sino que es culpa de los propios cineastas incultos en música, danza o poesía. ¡Hay muchas lagunas que deben llenarse! Son pocos los cineastas que saben reconocer una obra de Mozart y otra de Joseph Haydn y pocos, también que hayan escuchado con atención a Shoenberg o Penderecki o se hayan extasiado con las coreografías de Martha Graham o Merce Cunningham.

Apocalipsis Now fotograma

Sobre los temas del cine nacional cree que hay temas ausentes pendientes de ofrecer un tratamiento u olvidados y merecen traerlos a colación…

RI: El cine, como todo ser vivo, va exigiendo a medida que va creciendo. Una de sus exigencias fue la de ampliar el espectro temático y dejar un poco mas tranquilos a los delincuentes perseguidos por la policía por las quebradas de la ciudad o a las putas del Pez que fuma. Personalmente celebré El escándalo, 1987, de Carlos Oteyza porque trataba sobre espías petroleros. Me dije: ¡Qué maravilla, ahora podemos hacer películas de espionaje! Y Manuel de Pedro hizo un film musical. Recientemente aplaudí, muchísimo, Dauna. Lo que dejó el río, de Mario Conde: un melodrama Warao subtitulado al castellano. Vi también Pelo Malo sobre la violencia del país. ¡Un film notable! Es decir, se ha ampliado notablemente el temario y la manera de observar los hechos y las situaciones. Hay muchas películas sobre Bolívar, demasiadas, diría yo! ¡También a Bolívar habrá que dejarlo en paz! Aun falta visionar algunas películas sobre delincuentes de cuello blanco, algún general hundido en el pantano del narcotráfico, pero para verlos habrá que cambiar al país. Y, al parecer, eso lleva tiempo! Falta escudriñar, ¡y mucho! en la Venezuela escondida.

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