San Cristóbal y sus remodelaciones

LIMBO, Publicación

Febrero 2016.- (Por: Marilyn Fernández) En los últimos meses algunas zonas del espacio público de la ciudad de San Cristóbal han venido cambiando a una velocidad cada vez más acelerada. Como es el caso del conjunto de plazas que forman parte del “Plan de recuperación de los espacios públicos y ornato”, desarrollado por la Corporación de Infraestructura, Mantenimiento de Obras y Servicios (Corpointa). El mismo comprende a su vez arreglos varios en el parque Metropolitano y la restauración de la fachada del Salón de Lectura, también conocido como el Ateneo del Táchira, edificación de estilo neocolonial ubicada en el centro

Febrero 2016.- (Por: Marilyn Fernández) En los últimos meses algunas zonas del espacio público de la ciudad de San Cristóbal han venido cambiando a una velocidad cada vez más acelerada. Como es el caso del conjunto de plazas que forman parte del “Plan de recuperación de los espacios públicos y ornato”, desarrollado por la Corporación de Infraestructura, Mantenimiento de Obras y Servicios (Corpointa).

El mismo comprende a su vez arreglos varios en el parque Metropolitano y la restauración de la fachada del Salón de Lectura, también conocido como el Ateneo del Táchira, edificación de estilo neocolonial ubicada en el centro de la ciudad, de gran valor histórico y cultural para los tachirenses.

Es más que aplaudible que estas iniciativas se estén llevando a cabo, pero es necesario resaltar dos puntos importantes. Primero, sin ir muy atrás en el tiempo, en el año 2012, durante el gobierno de César Pérez Vivas, se inauguró en la redoma Altamira de la avenida Antonio José de Sucre, a pocos minutos del centro comercial Sambil, la “Redoma del Estudiante”, cuya remodelación, al igual que ahora, formó parte de un proyecto que buscaba embellecer las principales avenidas de acceso a la ciudad capital. Se trató de una remodelación poco pensada e inacabada. En sus jardines nunca crecieron árboles, como se tenía planeado; el sistema de iluminación y cableado fue desmantelado por robo. Actualmente la “Redoma del Estudiante” se encuentra en total abandono.

Vale preguntarse cuál será el futuro de las plazas y redomas arregladas por este gobierno en el caso de que haya un cambio de tendencia en los poderes. Quizá no vale la pena tanto esfuerzo si nunca va haber un mínimo respeto por el trabajo del otro. Lo que impera es demostrar, por parte de la tendencia del momento, qué tantas obras y cambios se puede hacer, convirtiendo nuestra ciudad y su paisaje urbano en víctimas del capricho, del irrespeto y el antojo de quienes estén en el poder.

Redoma del Estudiante, San Cristóbal, Táchira, Venezuela.
Redoma del Estudiante, San Cristóbal, Táchira, Venezuela.

Por tanto, nuevamente comenzando desde casi cero, nuestro paisaje urbano tiene otra imagen y por los momentos parece que puede pintar bien. Sólo cabe recordar a Corpointa que ningún plan de intervención y remodelación del espacio público tendrá éxito ni se mantendrá en el tiempo si no se le suma un plan continuo de iluminación, seguridad, mantenimiento y limpieza de dichas zonas, entendiéndose por continuo que sea una actividad constante y permanente, porque al mínimo olvido esa imagen de ciudad organizada y estructurada se desploma completamente.

Vale darse una pasada por la avenida Marginal del Torbes y ver el grupo de esculturas del proyecto «San Cristóbal Escultórica», inaugurada apenas en diciembre del año 2014. Es evidente que están faltos de mantenimiento de áreas verdes, iluminación y de cuidado de las mismas obras.

Segundo. Las plazas y redomas son centros, parte muy importante del espacio público por donde transita la complejidad de la vida urbana, son referentes de la ciudad e imagen cultural de la misma. Lo que se sitúa en estos espacios no puede ser simple decoración, “ornato” vacío de sentido. Aunque el fin sea el “embellecimiento” del lugar, la intervención debe tener algún significado. ¿San Cristóbal será la ciudad de las avionetas? No se explica que en dos redomas de nuestra ciudad hayan ubicado avionetas. Puede que en una de ellas tenga una connotación comprensible para algunas. Es la plaza del Aurinegro (homenaje a la fanaticada del Deportivo Táchira F. C.), pero en la “Redoma del Estudiante” es un sinsentido completo agregar otra avioneta por simple decoración. Y así es como se ha presentado en prensa: “colocación de la avioneta decorativa que lleva una de las fuentes”.

El espacio público de una ciudad no es un «arbolito de navidad» que se deba decorar. Es un espacio de representación cultural, de reconocimiento, de aprehensión por parte de sus habitantes. Por lo general este tipo de obras son llevadas a cabo por un artista de trayectoria reconocida o se someten a concurso para seleccionar a partir de varias propuestas la mejor idea, concepto y forma de una obra para la ciudad.

Por lo mismo no logro entender el “Monumento a la paz”, en la isla central de la avenida Carabobo, sino como un gasto innecesario de concreto. Sorprende negativamente un diseño tan poco creativo en representación de la paz; cuando en la actualidad “la paz” puede tener otras figuraciones, más aún tratándose de un lugar que se ha identificado como centro de protestas.

Ante la contemplación de estas remodelaciones varias, sentimos que por los momentos solo nos queda la posibilidad de incitar a la reflexión. Quizás la intervención del espacio público no deba estar en manos exclusivas de entes del estado, sino transformarse en una acción participativa de la colectividad que habita la ciudad. De ello dependerá su éxito, en la medida en que un espacio sea reconocido como propio, de esa misma forma será cuidado y vivido. (Marilyn Fernández)

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