“La tarea del artista es incomodar a los seres humanos”
Lucian Freud
El trabajo de Héctor Baptista es una declaración poética de lo sugerentemente irónico, a veces pasa de lo sutilmente “grotesco” y a la delicadeza pero desde un nivel de factura, dominio dibujístico, maestría cromática y estructura compositiva de la narrativo muy propio de su autor y de sus búsquedas profundas hacia la animalidad, la reflexión societaria, la diversidad sexual y el sarcasmo. El sarcasmo de sus metáforas en multiversidad del sexo y lo sensual en todo su resplandor, es el canto del morbo, el quitar el disfraz o asomarlo en veladura; en fin, es llevar las técnicas artísticas a un libertinaje de la estética pero, con un piso entre la ilustración contemporánea. Lógicamente unas imágenes son más poderosas que otras, es allí donde la crítica propositiva y la auto-reflexión del autor obligan a seguir auto-indagando, investigando, recreando, rumiando la obra como dice el artista colombiano Oscar Salamanca.
Héctor Baptista utiliza figuras antropomorfas, mutaciones de extrañeza de seres, manipulación genética y domesticación en varias formas dentro de un erotismo que sugiere de forma directa e indirecta una narración poética, un relato que debe contemplar el espectador. Hay una revelación, un develar, una búsqueda obligada de la duda, el tratar de mover en parte el piso, las ideas, la sociedad de la mentira y el auto-engaño. Parafraseando a Nelson Garrido Estamos en una sociedad que necesita de mises y superhombres o supuestos héroes para vender estigma y negociar con el cuerpo. Estos usos a su vez, se mezclan con animales (especialmente caninos), escenas de circo; figuras propias de lo freak donde siameses, seres microcefálicos, enanos, y otros personajes, además de gays, trans o bisexuales juegan, someten o experimentan situaciones de vida sin censura. Este texto no hace referencia a una serie de trabajos que realiza este artista visual muy aparte; y especialmente retratos de mascotas caninas con sus dueños y que vende hacia otros países en dólares. Para nadie es un secreto, que el arte y la docencia en arte en Venezuela son muy mal pagados. Es una tragedia humana que ha obligado al artista y docente en arte, a abrirse y creativamente utilizar otras plataformas y entradas económicas para acceder a una mejor calidad de vida en un país tan descalabrado y manejado por un autoritarismo de los más mediocres. Le cala muy el término biopolítica de Michel Foucault. Héctor, ha sido profesor universitario de artes visuales, graduado en la Universidad de Los Andes de Mérida, y ha desarrollado una tarea de docencia en Escuelas de Arte, asociaciones y fundaciones varias. Su trabajo ilustrativo sobre animales a su vez, es reconocido en varios países y ha participado en diversas muestras entre otras, la de ilustración científica “Ilustraciencia” en España en el 2012.
Entonces, sobre estas series metafóricas de la ironía y sensualidad sugerente, específicamente hablando, se plantea un intento de generación de interrogantes, dudas, provocación, disgusto o al contrario, acceder al goce a partir de relatos de visibilización. Mueve estos trabajos a su vez, una necesidad de romper con la censura y autocensura del ser humano sometido a religiones, moralismos y opresiones varias incluso desde antes de su infancia. Existe en las variadas escenas planteadas, aparte de una gran calidad en la realización de la obra de dibujo y pintura o de la técnica mixta, un cierto atrevimiento, un riesgo, una búsqueda del cuestionamiento social e histórico como crítica y reflexión que espera del lector o espectador una acción, un pensar que se active, que se dinamice y se transforme.
En Héctor Baptista hay una llamarada de animalarius, una necesidad de encender cierto pensamiento obsoleto, o las ideas que encarcelan la vida, una estética de quiebre, rompimiento, develación, exploración del ser hacia adentro y hacia afuera.
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Por Ender Rodríguez