Acción Poética Táchira (Crónica)

Literatura

Por Raimon Colmenares “No todo lo que es oro reluce Ni toda la gente errante anda perdida” J.R.R. Tolkien. Lo que me gusta de Tolkien es cómo nos ofrece entre todas las grandes metáforas que forjan El Señor de Los Anillos, aquella de que los aparentemente menos fuertes y sabios pueden, a partir de sus gestos humildes y espíritus valerosos, terminar marcando la gran diferencia en la resistencia contra la devoración insaciable desde el Poder. A todos nos molesta lo groseramente invasiva que se torna en nuestro país la más perceptible mueca de los poderes: la propaganda política. A los

Por Raimon Colmenares

“No todo lo que es oro reluce Ni toda la gente errante anda perdida” J.R.R. Tolkien. Lo que me gusta de Tolkien es cómo nos ofrece entre todas las grandes metáforas que forjan El Señor de Los Anillos, aquella de que los aparentemente menos fuertes y sabios pueden, a partir de sus gestos humildes y espíritus valerosos, terminar marcando la gran diferencia en la resistencia contra la devoración insaciable desde el Poder. A todos nos molesta lo groseramente invasiva que se torna en nuestro país la más perceptible mueca de los poderes: la propaganda política. A los que no tenemos militancias nos molestan todas, y a los que tienen alguna les molestan las de los contrarios. Los muros y paredes de todas las calles resultan una cita obligatoria y recurrente para encontramos consignas, exaltaciones cada una más cursi y exagerada que la anterior, e insultos de toda índole. Nos hemos habituado a esa molestia incluso. Pero está sucediendo algo interesante en el Táchira: nos encontramos con paredes que antes tenían mensajes y propaganda política y ahora tienen… poesía. 375948_474623832609975_1285266250_n“¿Y si nos abrazamos?”, “Sólo los peces muertos siguen la corriente”, “Ojalá se te escapara un Te extraño” “Los sueños son como la lluvia”, son algunos de los mensajes pintados en las paredes que me vienen a la memoria; están repartidos por espacios donde transita mucha gente, otros los he pillado por Facebook con cientos de personas compartiéndolos y miles siguiendo el movimiento: Acción Poética Táchira. En resumen, una red entre muchísimas redes de personas que por el mundo se dedican a pintar poesía en paredes de las ciudades. La curiosidad de una vez me empujó a contactarles, y una tarde de sábado con el cielo de San Cristóbal bastante gris y derramándose, ya estaba saliendo hacia su encuentro en la Plaza Los Mangos de Barrio Obrero. Resultaron ser chamos, por terminar bachillerato o recién iniciando la universidad, cuatro apenas: justo había cesado la lluvia, pero se había llevado con ella la posibilidad de que llegara más gente. Conocí a Daniel, a Jesús, y a Orlando. Tras cierto tiempo de espera, decidieron pintar aprovechando la tregua del cielo. Escogieron una pared entre a la Policlínica Táchira y el Parque Metropolitano, a la salida del barrio Las Flores. Nos fuimos caminando. Por el camino, mientras Daniel y Jesús se adelantaban conversando, Orlando y yo hablábamos sobre el fenómeno de Acción Poética, sobre la velocidad con la que se ha extendido por Latinoamérica; me comentaba de las críticas, tanto destructivas como constructivas que reciben, entre las cuales la más frecuente es la de tener más cuidado con la ligereza o lo trillado de las frases que se pintan, dado el trabajo que implica y su significado e impacto; otras veces se trata de simples burlas a través de las redes sociales, lo cual por supuesto se traduce en más publicidad que contribuye a extender el fenómeno. La mayoría de la gente por supuesto aplaude la movida con entusiasmo. En lo que sí estábamos plenamente de acuerdo, era en que más allá de lo que pudiera ser o no moda o capricho o pasión por aportar algo a la sociedad, en San Cristóbal existen muchos jóvenes que como estos de Acción Poética Táchira, iniciada en enero de 2013, desarrollan esfuerzos independientes y bastante enérgicos para intentar construir sus propios discursos y expresar aquello que les inquieta del mundo, que les retuerce las tripas, o conectarse con otros a través de las cosas que les emocionan. Decir las cosas, moverse, buscar, aprender, equivocarse, probar, crecer junto a las artes y desde ellas. Todo eso que, viéndolo bien, vale más que cualquier burla de quienes no hace más que quedarse en casa viendo televisión. 998388_499588836780141_2130425579_nDespués de conversar sobre aquello que nos emociona de cuanto está sucediendo en la ciudad, llegamos a la pared, al blanco, que de blanco no tenía nada pues estaba repleta de propaganda política. Los muchachos sacaron las brochas y la pintura blanca que ellos mismos compraban y reunían en grupo, e iniciamos el trabajo. Chistes, parodias a sí mismos, chinazos, chismes, recuerdos, ideas; todo fluía al ritmo de las brochas que iban tapando los mensajes políticos junto a las risas, y entre el ambiente de camaradería siempre pasaba algún curioso a comentar algo: una señora pensaba que iban a pintar otro mensaje político y preguntó esperanzada si era sobre el líder que prefería, se decepcionó al saber que no; otro señor al parecer ya conocía el movimiento y se acercó a decir “muchachos, ustedes los jóvenes que este país necesita, ustedes son los buenos, los felicito, sigan así”, otro señor mayor dueño de un taller cercano se acercó a ofrecernos una escalera que recibimos agradecidos pues había que pintar alto, otros que pasaron en autos nos daban las gracias, otros nos dijeron que no dañáramos la pared, otros simplemente se asomaban o contemplaban a cierta distancia. El anterior muro de propaganda estaba ya en blanco. Había que escoger la frase a colocar, la costumbre era sacarla por votación. Éramos pocos y cada uno soltó sus sugerencias, algunas desechadas por cursis, otras por crueles, otras por simplonas; querían poner algo ecológico, salieron algunas bastante apocalípticas, luego pensamos que debía ser un regalo para el barrio al frente, una frase que les moviera algo positivo. Nos seguimos raspando los sesos. Sugerí que sería bueno usar algún autor, pues así, a través de ese muro, la gente tendría un primer acercamiento que se los presentara, una invitación a sumergirse en algo más profundo. Pensé en estos jóvenes, y en tanta gente en los barrios que toman caminos insospechados, distantes de los senderos más comunes, hacia el encuentro de sí mismos. Recordé mi obra favorita, El Señor de Los Anillos, y aquel fabuloso poema compuesto por Bilbo para Aragorn del cual se desprenden las líneas “No todo lo que es oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida”, una frase donde el popular hobbit invierte el refrán popular de “no todo lo que brilla es oro”, dándole un sentido aun más irónico, poético, y profundo. Una frase que prácticamente hablaba de estos muchachos que recién conocía, ¿cómo no les iba a gustar? Por esa votaron. Orlando tenía el molde de las letras en su cabeza; con una brocha gruesa fue trazando el patrón para rellenar sobre la pared, Daniel y Jesús rellenaban cada letra con pintura en aceite. En eso llegaron Diego y Luis Miguel a tomar fotos y a colaborar con la pintada. Se hizo de noche y terminamos. 3 horas y el muro número 26 de Acción Poética Táchira estaba listo. Aunque el grupo de ese día era pequeño, pues por lo general se aparecen entre 7 y 18 chamos para pintar, fue una jornada muy buena según los muchachos. Nos fuimos bastante satisfechos y el regalo para la ciudad quedó allí. 405606_10151599995557320_1625817851_n APT en Facebook: http://www.facebook.com/AccionPoeticaTachira ——- Raimon Colmenares Fundación Cultural Bordes.
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